Introducción. El melanoma subungueal (MS) es una patología rara que, debido a su diagnóstico tardío, tiene mal pronóstico1. A veces se confunde con un hematoma subungueal (HS), que es una patología frecuente y banal.
Caso clínico. Varón de raza blanca, de 30 años de edad, que acude a consulta por la aparición reciente de una mancha rojo-pardusca en la uña del pulgar en contacto con la cutícula (fig. 1), sin que hubiera notado traumas previos. No presenta sintomalogía, salvo una ansiedad debida a sus antecedentes personales de melanoma cutáneo (MC). Se le remitió a consulta de dermatología donde se diagnosticó un HS y fue revisado a las 2 semanas. Pasado dicho tiempo, la mancha se había separado del rodete ungueal proximal (fig. 2) y en los meses siguientes fue avanzando por la uña hasta desaparecer.
Figura 1.
Figura 2.
Discusión y conclusiones. Casi todos los MS son melanomas lentiginosos acrales (MLA). En individuos blancos suponen un 5-10% del total de melanomas. Sin embargo, en individuos asiáticos o negros constituyen los melanomas más frecuentes. La edad y la raza del paciente hacían poco probable el diagnóstico de MLA (tabla 1)1, pero los pacientes que han tenido un MC tienen mayor riesgo de desarrollar un segundo melanoma.
Aunque en este caso el paciente no había notado traumatismos previos, se han propuesto relaciones entre el MS y el trauma, que van desde la simple coincidencia (el trauma atrae la atención sobre la uña o causa hemorragia del MS) hasta una supuesta transformación maligna de un melanocito secundaria al trauma2,3.
El 58% de los MS de la mano se localiza en el pulgar y el 86% de los MS del pie también se producen en el primer dedo, seguramente por el mayor tamaño del lecho ungueal (más melanocitos) y por ser los dedos más expuestos a traumatismos2.
La morfología puede ser muy variable, desde una simple banda longitudinal marrón claro (melanoniquia longitudinal) hasta la destrucción total del aparato ungueal o, lo que pudo ser el caso de nuestro paciente, lesiones maculosas en el lecho ungueal extendiéndose desde la matriz; todo ello sin olvidar que hasta el 20% de los MS son amelanóticos, lo que dificulta tremendamente el diagnóstico4,5.
El diagnóstico diferencial incluye: paroniquia, queratoacantoma, HS, granuloma piogénico, tumor glómico, nevus, fibroma, exostosis, onicotilomanía, radiodermitis, onicomicosis y carcinomas4,5.
Ante un dudoso hematoma, podemos observarlo durante 4-6 semanas para comprobar si se desplaza con el crecimiento de la uña, sin extenderse en la superficie. Si no es así, debe ser biopsiado5,6.
El pronóstico del MS es peor que el de MC por su diagnóstico tardío. Así, el diagnóstico precoz tiene mayor importancia porque posibilita un tratamiento curativo1,6,7.
El médico de atención primaria debe conocer las características del MS para poder identificarlo, especialmente ante el aumento de una población inmigrante más susceptible de padecerlo.