Tradicionalmente, los alumnos aprenden conocimientos teóricos en clases magistrales, y habilidades clínicas en hospitales y centros de atención primaria, pero en situaciones de urgencias médicas reales es complicada la participación de los mismos. Para suplir esta deficiencia adquiere gran relevancia la simulación como metodología de enseñanza1, ya que es reconocida como herramienta que promueve la integración de conocimientos2, y aumenta el grado de retención de lo aprendido3. Además, permite a los profesores observar cómo se desenvuelven los alumnos, reforzar los conocimientos, y detectar y corregir los errores que surjan durante la simulación.
En nuestra facultad, los escenarios de simulación clínica están incorporados en las asignaturas de respiratorio, neurología, alergología, cuidados paliativos y en la optativa técnicas en simulación avanzada (TSA). Estos escenarios, igual que en otras facultades4, son preparados por los responsables de las asignaturas.
En respuesta al buen resultado docente de la simulación, nos planteamos dar un paso más involucrando a los estudiantes en la creación y desarrollo de un escenario. Así, el objetivo de nuestro trabajo fue valorar la creación de escenarios clínicos de simulación por y para estudiantes de medicina.
Este trabajo se enmarcó en la asignatura TSA. Participaron en total 20 estudiantes de quinto y sexto, 10 (3 mujeres y 7 varones) en el curso 2013-14 y otros 10 (8 mujeres y 2 varones) en el curso 2014-15.
Para conocer la valoración de los estudiantes se analizaron los datos de un cuestionario anónimo de satisfacción que constaba de 7 preguntas (fig. 1), siguiendo la escala numérica de Likert de 5 dígitos, siendo 1 la puntuación mínima y 5 la máxima. Cada año los alumnos se distribuyeron en 2 grupos. El primer año trabajaron casos asignados por el profesor (infarto agudo de miocardio y cetoacidosis diabética), y el segundo año eligieron el caso (ictus y obstrucción intestinal).
Cuestionario de satisfacción. Barra oscura, curso 2013/14; barra clara, curso 2014/15.
P1: para la preparación del escenario, me ha ayudado el haber realizado anteriormente simulación con escenarios; P2: para la preparación del escenario, me ha ayudado el haber recibido un taller de preparación de un escenario; P3: el tiempo previsto para la preparación del escenario era adecuado; P4: la programación del caso en el simulador ha sido fácil; P5: el trabajo en grupo ha sido adecuado; P6: la preparación del escenario ha favorecido la integración de mis conocimientos teórico-prácticos sobre la enfermedad; P7: grado de satisfacción general.
Los cuestionarios se contestaron siguiendo la escala numérica de Likert de 5 dígitos, siendo 1 la puntuación mínima y 5 la máxima. Test U de Mann-Whitney.
*p<0,05; **p<0,01.
El primer año, las deficiencias manifestadas fueron: 1) la complejidad de programación del simulador (SimMan® 3G, Laerdal Medical, Stavanger, Noruega), y 2) la necesidad de disponer de más tiempo para prepararlo. Por lo tanto, al año siguiente se optó por utilizar un simulador de manejo más sencillo, y se alargó el tiempo asignado a cada etapa.
En el segundo año mejoró la valoración, observándose diferencias significativas respecto al primero, en las preguntas: el tiempo previsto para la preparación del escenario era adecuado 5 (5-5) vs. 2,5 (2-4), p=0,001; la programación del caso en el simulador ha sido fácil 4 (4-5) vs. 2,5 (2-3), p=0,002; el trabajo de tu grupo ha sido adecuado 5 (5-5) vs. 4.5 (4-5), p=0,017, y la preparación del escenario ha favorecido la integración de mis conocimientos teórico-prácticos de dicha enfermedad 5 (5-5) vs. 4 (4-5), p=0,02. Estos datos concuerdan con los aspectos que se habían modificado.
En el apartado final del cuestionario se hicieron 2 preguntas abiertas: ¿Recomendaría esta actividad?, el 100% de los alumnos respondieron sí, y ¿Qué mejoraría?, los comentarios más repetidos el primer año fueron: «Había poco tiempo para preparar el caso y es más difícil de lo que parece. Es una buena experiencia y te ayuda a integrar conocimientos». «Insistir en la programación».
Los comentarios más repetidos en el segundo año fueron: «Me gustaría que se realizara en más ocasiones; considero que se aprende mucho de teoría, práctica y trabajo en grupo». «Realizaría más escenarios en la carrera».
Teniendo en cuenta estas valoraciones, podemos concluir que la preparación del caso les ayudó a conocer mejor cómo es la docencia en simulación, cómo funciona un simulador avanzado, la enfermedad que preparaban y a trabajar en equipo. Para ellos fue más enriquecedor la preparación que el mero hecho de participar en un escenario.
Parte de este manuscrito ha sido un Trabajo Fin de Grado (JT), y se ha presentado como comunicación oral en el III Congreso de la Sociedad Española de Simulación Clínica y Seguridad del Paciente (SESSEP) en 2014.