Sres. Directores: Los tumores malignos son la principal causa de muerte en la población general española1. El Código Europeo Contra el Cáncer establece una serie de recomendaciones cuyo cumplimiento puede reducir la aparición de cáncer a la vez que mejoraría la calidad de vida y la salud general de los individuos2. Entre estos objetivos y recomendaciones se encuentran no fumar, beber moderadamente bebidas alcohólicas, aumentar el consumo diario de frutas y verduras frescas y realizar regularmente algún tipo de actividad física. La puesta en marcha de programas de prevención que favorezcan su adquisición requiere el conocimiento previo de la prevalencia con la que se presentan estos hábitos en los diferentes grupos de población. Por ello el objetivo del presente trabajo fue conocer la frecuencia con la que se presentan estos estilos de vida en los estudiantes de primer y segundo grados de formación profesional del medio rural (Instituto de Educación Secundaria de Alba de Tormes, Salamanca).
El estudio se ha llevado a cabo durante el curso académico 1996-1997. La información se obtuvo a través de un cuestionario anónimo y autocontestado compuesto por 25 ítems relacionados con el consumo de tabaco, consumo de alcohol, hábitos de alimentación y actividad física. Para conseguir el objetivo, analizamos la frecuencia con la que se presentaban de forma simultánea los siguientes hábitos insanos: a) consumo actual de tabaco; b) consumo excesivo de alcohol, para lo cual se tuvo en cuenta el haberse emborrachado en el último año, independientemente del número de veces; c) llevar a cabo una alimentación adecuada, considerándose para ello el consumo diario de frutas, y d) llevar a cabo algún tipo de actividad física. Han participado en el estudio un total de 77 alumnos que asisten de forma habitual a clases (88,5% del total de matriculados), los cuales no tenían conocimiento previo de su realización y participaron de forma voluntaria. La edad media de los alumnos fue de 18,5±2,4 años y, en función del sexo, un 79,2% eran mujeres (edad media de 18,5±2,5 años) y el 20,8% varones (edad media, 17,6±1,9 años).
Los resultados obtenidos están representados en la tabla 1. El 28,6% (22) de los alumnos encuestados carecen de los 4 hábitos considerados como insanos y en un 71,4% existe al menos uno de ellos. El 36,4% de los encuestados posee un único comportamiento, el 20,8% posee dos y el 14,3% tiene tres. La prevalencia de fumadores fue del 50,6%. Un 39% de los participantes refieren haberse «emborrachado» al menos una vez en los últimos 12 meses. El 23,4% declara que no consume fruta todos los días y el 8% no realiza ningún tipo de actividad física. Las combinaciones más frecuentes fueron, en orden de importancia: tabaco y consumo excesivo de alcohol (24,7%), tabaco y bajo consumo de frutas (13%), consumo excesivo de alcohol y bajo consumo de frutas (13%), y tabaco, consumo excesivo de alcohol y bajo consumo de frutas (7,8%).
Entre los jóvenes de formación profesional de nuestro medio la prevalencia de comportamientos de salud negativos es elevada. El análisis de los resultados del estudio pone de manifiesto que un bajo porcentaje (28,6%) de los jóvenes encuestados no fuma, no bebe alcohol de forma excesiva, consume diariamente frutas y realiza algún tipo de actividad física con una periodicidad igual o superior a 2-3 veces por semana. El resto de los estudiantes presentan al menos un estilo considerado como de riesgo, siendo los más frecuentes el consumo de tabaco y el consumo excesivo de alcohol, presentes de forma simultánea en el 24,7% de los alumnos. La presencia de estos 2 hábitos posee una trascendencia especial para la salud, ya que sus efectos nocivos se potencian, aumentando el riesgo de presentación de procesos tales como el cáncer del aparato respiratorio y del aparato digestivo2. Consideramos que estamos lejos de conseguir el objetivo 17 del Plan Europeo de Salud para todos en el año 2000, que establece que el consumo perjudicial para la salud de sustancias que producen dependencia, tales como el alcohol, el tabaco y las drogas psicoactivas, deberá haberse reducido significativamente en todos los Estados miembros3. Por todo ello, es necesario reforzar las medidas de intervención, principalmente en el campo de la educación sanitaria, y en especial desde la atención primaria3. La intervención de los profesionales que integran los equipos de atención primaria en la identificación, tratamiento y prevención de los estilos de vida insanos y los problemas asociados con ellos ha demostrado ser eficaz4,5. Sería conveniente inculcar en la población la conveniencia de poner en práctica estilos de vida saludables que aumentarían su nivel de salud y podrían prevenir la presentación de cáncer y de enfermedades cerebrovasculares2,6.