Sres. Directores: Los pacientes mayores de 65 años son la población que más fármacos consume. Los psicofármacos están entre los más consumidos y entre los que más problemas pueden dar a esta población1. En 1981 la población mayor de 65 años era del 11,3% y se espera que en el año 2000 sea del 15%2. El consumo en psicofármacos supone alrededor del 17,5% de todas las prescripciones farmacológicas de todos los pacientes mayores de 65 años atendidos de forma ambulatoria, y del 30% de los internados en residencias geriátricas3,4. No es inusual que entre los trabajadores de la salud, los psicofármacos se utilicen como un instrumento de control social más que como parte de una terapéutica racional4.
El tratamiento de las enfermedades neuropsiquiátricas en las residencias geriátricas es responsabilidad de los médicos de familia, que atienden el 80% de las visitas de salud mental y prescriben el 95% de los psicofármacos, teniendo en cuenta que los residentes son más receptivos a los cuidados psiquiátricos cuando éstos les son administrados por su médico3 , que además conoce mejor los problemas físicos y funcionales de estos enfermos.
Pacientes y métodos. Por todo ello, nos propusimos hacer un estudio descriptivo del empleo de psicofármacos en tres residencias geriátricas en las que se encontraban 279 residentes.
El Centro de Salud de Tudela Oeste se encarga de la atención médica de dos residencias geriátricas, una con 76 residentes y la otra con 154, y ésta tiene régimen de asistidos y el Centro de Salud de Estella atiende a la residencia San Jerónimo con 49 pacientes. El estudio fue realizado en cooperación de estos dos centros con la Unidad de salud mental de Tudela.
Resultados y discusión. El 31,9% (89 residentes) toman algún tipo de psicofármaco frente al 68,1% (190 residentes) que no toman psicofármaco alguno.
El 60,5% de los residentes son mujeres y el 39,5% varones. El 80% son mayores de 75 años.
La causa más frecuente de prescripción es por alteración del sueño en el 41%, seguido de las alteraciones de la conducta en un 30%. El responsable de la prescripción del psicofármaco es en el 69,6% el médico general, y en un 24,71% el psiquiatra.
Los más usados son los hipnóticos en un 39,8%, tanto en mujeres como en varones, seguido de neurolépticos en el 27,18%, siendo su consumo más frecuente en mujeres (30,37%) frente al de varones (16,66%). Los antidepresivos son consumidos por el 8,7% de los residentes que toman psicofármacos, siendo su consumo más frecuente en varones (16,6%) que en mujeres (6,32%).
El tiempo de estancia en la residencia queda distribuido de forma que el 20,9% llevan menos de 2 años, el 24,5% entre 3 y 4 años, el 23,8% de 5 a 6 años y el 30,7% más de 6 años. Se apreciaba un aumento significativo (p<0,01) de hipnóticos y neurolépticos en relación a una mayor estancia en las residencias.
En relación con la edad obtenemos que conforme se aumenta de edad disminuye significativamente (p<0,01) el consumo de psicofármacos, aunque aumenta de manera porcentual la toma de neurolépticos e hipnóticos y disminuye la de antidepresivos. ¿Podría esto significar un aumento de los trastornos mentales orgánicos en las edades más avanzadas y, por lo tanto, un mayor consumo de neurolépticos?, ¿se están utilizando los neurolépticos como método de control social en los pacientes mayores de 85 años?
En el conjunto de los residentes se encontró un abuso de benzodiacepinas, según criterios de DSM III-R, en el 19,7% de éstos, siendo un problema al que no se le está prestando, según nuestra opinión, la suficiente atención. En resumen, nos preocupa la inadecuada utilización de estos productos y sensibilizar a los profesionales de Atención Primaria sobre el interés de una correcta indicación y manejo en los pacientes geriátricos.