La eutanasia como soporte del final de la vida es una práctica sanitaria auspiciada legislativamente, hecho que la convierte en una prestación incluida en la cartera de servicios de los distintos sistemas sanitarios autonómicos. Su puesta en marcha exige de la figura del médico responsable, quien, por defecto, será el médico de familia o atención primaria (AP). Este ha de asumir la coordinación de toda la información y asistencia sanitaria del solicitante de dicha prestación, actuando como interlocutor principal del mismo en lo relativo a su atención e información durante el proceso eutanásico, además de responsabilizarse de la coordinación con el resto de los filtros implicados (médico consultor y Comisión de Garantía y Evaluación)1.
Del contenido de la ley se deduce que la AP es el contexto más apropiado desde el que iniciar la eutanasia, pues siendo el primer nivel de atención, su proximidad con la ciudadanía promueve el trato estrecho con el paciente2. No obstante, el volumen de la demanda clínica y su consiguiente presión asistencial, el número de procesos asistenciales integrados sobre los que el médico de AP actúa, el sistema de valores y creencias, etc., se convierten en posibles barreras para el óptimo desarrollo del proceso eutanásico3. Y pueden provocar que dicho profesional se decline por la objeción de conciencia, medida recogida en la ley. Asimismo, esto no los exime de la fase informativa de este procedimiento (fase inicial), motivo por el que han de tener una formación específica sobre esta.
Los trabajadores sociales sanitarios (TSS) de AP se convierten en un elemento clave en la citada fase, pues cuentan con suficiente pericia para informar/asesorar sobre la cartera de servicios/prestaciones del sistema sanitario, circunstancia que los convierte en un apoyo al médico responsable sensible con la eutanasia4. La reciente investigación realizada en la Comunidad Autónoma de Andalucía (estudio observacional descriptivo transversal), cuya finalidad radica en identificar el grado de conocimiento y la actitud de los TSS de AP del Servicio Andaluz de Salud acerca de la eutanasia, en el que participan el total de estos profesionales vinculados a las provincias de Cádiz, Córdoba, Granada y Huelva, cuyo universo muestral representa una N=151, viene a demostrar (sobre un total de 116 sujetos que cumplimentan el cuestionario autoadministrado ad hoc) que: estos profesionales de la salud puntúan su conocimiento sobre la ley de eutanasia con una media de 4,91 (DE 2,15) sobre 10. El 56,8% ha leído los documentos que regulan la prestación de ayuda para morir, y el 7,69 (DE 2,13) considera la eutanasia un instrumento útil para los profesionales sanitarios a la hora de tomar decisiones. El 7,46 (DE 2,60) acompañaría al enfermo solicitante de la ayuda para morir en todo su proceso de final de vida, y el 7,58 (DE 2,26) se ve con capacidad para acompañar en la gestión del duelo. El 8,5 (DE 2,00) entiende que los TSS deben tener un papel activo en el acompañamiento de los familiares/allegados de un paciente fallecido mediante eutanasia, aunque 5,17 (DE 2,80) es la media otorgada a la capacidad para asesorar administrativamente (sobre la ley de eutanasia y su contenido) al enfermo solicitante de la eutanasia. Finalmente, el 5,51 (DE 3,45) cree conveniente que el facultativo pueda acogerse a la objeción de conciencia5, dato que puede generar discrepancias, pues no todos los encuestados coinciden en esta medida.
Analizada esta última cuestión, cabe decir que no existe una relación directa entre tal posicionamiento y las variables independientes estudiadas (tabla 1). Queda patente la necesidad de explorar otras variables e incorporar a los TSS en las sucesivas fases del procedimiento de la eutanasia, evitando la relegación a la mera valoración social.
Análisis bivariante de las variables independientes en relación con la actitud sobre la objeción de conciencia
¿Crees conveniente que los facultativos puedan acogerse a la objeción de conciencia? | ||||
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Variables | Chi-cuadrado | Grados de libertad | Probabilidad | ANOVA, p |
Sexo | 12,9696 | 10 | 0,2254 | 0,24860,6191 |
Edad | 27,9918 | 40 | 0,9237 | - |
Lugar de trabajo | 131,858 | 150 | 0,8541 | - |
Ciudad de trabajo | 28,5155 | 40 | 0,9125 | 0,48440,7471 |
Tipo de contrato | 38,2335 | 40 | 0,55 | 0,77210,5120 |
Años de servicio | 59,556 | 50 | 0,1669 | 1,00510,4169 |
Fuente: Elaboración propia, 2023.