Sr. Director: De las 1.169.478 intoxicaciones registradas en menores de 6 años en Estados Unidos en el año 2001, un 60,2% fueron de causa accidental. Entre ellas, los productos cosméticos, de higiene personal, limpieza e industriales constituyeron el 28,3% de los casos1. Recientemente advertíamos sobre los peligros de usar como reclamo publicitario farmacéutico envases de medicamentos con golosinas en su interior2,3. Somos conscientes de que, en este caso particular, el número de niños que pueden resultar expuestos a esta amenaza es limitado, circunscrito básicamente a los hijos de profesionales de la salud. Sin embargo, el problema parece que va a más. Durante los últimos meses han aparecido en la prensa noticias de casos de «reacciones adversas» a determinadas golosinas que aconsejaron su retirada, tanto en España como en otros países a los que eran exportadas4,5. Aunque esta retirada se justificaba (al menos en la prensa) sobre la base de la excesiva acidez del producto, es curioso que no se mencione entre las razones para su retirada el peligroso parecido con determinados envases cosméticos (fig. 1), alguno de los cuales ha llegado a producir complicaciones graves por sobredosificación6. Además, una vez retirados del mercado, la cada vez más incisiva «industria infantil» introduce rápidamente nuevas presentaciones para estas golosinas (fig. 2), intentando extender la moda de que los niños jueguen, chupen o ingieran simulaciones de productos de alta toxicidad.
FIGURA 1. Productos retirados por sanidad. Obsérvese el enorme parecido con descongestionantes nasales, aerosoles bucales y desodorantes roll-on.
FIGURA 2. Nuevas golosinas con formas de detergente para lavaplatos, brocha y espuma de afeitar.
Desconocemos si la industria es ajena, o simplemente desconocedora de los riesgos toxicológicos que estas golosinas conllevan. Toxicólogos y padres somos conocedores de la gran capacidad emuladora de los niños, la cual es causa de innumerables consultas diarias de los servicios de urgencias, y creemos que no requieren más estímulos positivos (condicionamiento operante, instrumental o skinneriano). Parece que elementales medidas de prevención que creíamos suficientemente asentadas en las conductas de nuestros fabricantes de golosinas se han descuidado, por lo que de nuevo llamamos la atención de los profesionales sanitarios, padres, educadores, trabajadores sociales y administraciones públicas para denunciar estos atentados contra la salud de nuestros pequeños7.