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Vol. 33. Núm. 3.
Páginas 166 (febrero 2004)
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T. Sánchez Sagradoa
a Médico de Familia. Liverpool. Reino Unido.
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Sr. Director: Agradecemos a usted, a su Revista y a los que con su lectura y aportaciones nos brindan la oportunidad de profundizar en los temas más variados.

Así sucede con la contestación a nuestro artículo por parte del Dr. Alexandre. Lleva razón cuando dice que trabajar en el extranjero es enriquecedor. Nosotros también ratificamos que, personalmente, es una de las experiencias más positivas en nuestra vida profesional como médicos. Sin embargo, estructuralmente, a lo largo de estos 3 años hemos podido detectar ciertos «inconvenientes» que, sin llegar a transformar la experiencia en negativa, revelan que ejercer la medicina fuera de nuestras fronteras no es fácil1. Estos inconvenientes se podrían subsanar si nuestro país nos apoyara más y el proceso no se convirtiera en una vía de descongestión para un sistema saturado de profesionales, además de una salida forzada para los que no tienen un puesto de trabajo digno1,2.

Sobre condiciones de contratos, conocemos las de dos países: Reino Unido y Suecia. Ambos se dirigían a «Médicos Especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria» y en ninguno se especificaba que el trabajo que se realizaría (Suecia) o el salario que se cobraría (Inglaterra) serían de residente3. Además, en Suecia, por poner un ejemplo, había que compartir habitación, en un piso sin amueblar, durante los primeros 3 meses de estancia. No creemos que esto se pueda considerar una condición digna para un profesional con titulación superior.

En el tema de los «recelos», denunciados en nuestro artículo y mencionados en la carta respuesta, está claro que existen: a nosotros nos han denegado una entrevista, no por ser quienes somos, sino «por ser extranjeros» ­en nuestro caso españoles­, y estamos seguros de no ser los únicos. Es la desventaja de ser inmigrantes ­aunque lo seamos de lujo­, lo que, por otra parte, nos enseña a enfocar, desde el punto de vista de afectado, todo lo que significa la emigración. Viviendo esta situación personal, siendo un profesional con título y procedencia de la Unión Europea, cómo no preguntarnos por todos los compañeros médicos a los que no se les reconocerá el suyo por ser extracomunitarios4; o, en la comunicación médico-paciente, vivir la experiencia de que el emigrante ahora somos nosotros también nos hace ver las cosas de otra forma (tenemos que confesar que esta experiencia, vivida en esta clave, es una de las que más nos han satisfecho). En cambio, conocer médicos que no pueden trabajar por no pertenecer a la Unión Europea ha sido una de las más tristes. Hablamos en nuestro artículo, además, de emigración como solución a los contratos basura. ¿Quién de nosotros tenía como sueño profesional hacer refuerzos o sustituciones al terminar la carrera o la especialidad? El hecho triste de que no existan convocatorias regulares de plazas y que los mercados estén saturados hace que «Europa sea una buena salida», como muy bien se dice en la carta en la que se nos contesta. Justamente, porque aquí no hay muchas más posibilidades1. También es verdad que, cuando conseguimos que nos llamen, si pasamos la entrevista, la capacidad de trabajo adquirida de España y la calidad profesional hacen que se nos valore e, incluso, que se nos busque desde otros países europeos que lo descubren5. Ello no impide que las condiciones de los contratos no sean de la calidad que debieran y que, más que profesionales en el exterior, desde allí nos sigan considerando y tratando como inmigrantes, por la indefensión en la que nos enfrentamos a tal situación1,4.

En resumen, volvemos a reconocer que trabajar fuera de España está siendo también para nosotros una de las experiencias más apasionantes que hemos vivido: salir ha evitado que nos anquilosáramos. Pero la emigración es un proceso duro, como lo demuestra el hecho, que reconocen todos los expertos, de que para emigrar hay que estar capacitado, por lo que nunca son los peores los que emigran. Si se planteara el trabajo en el extranjero como parte de la carrera profesional, además de mejorar la imagen de España y los españoles, no sólo la de los médicos, se terminaría con problemas como la falta de reconocimiento de los servicios profesionales y se incrementaría su calidad, al sumar la perspectiva de sistemas sanitarios diferentes1. Y, además, aliviando la presión del número de titulados y afinando la sensibilidad en el trato con inmigrantes ­compañeros profesionales o pacientes­. Es cuanto queríamos decir en nuestro artículo y creemos que la carta de contestación no sólo no lo desdice, sino que lo corrobora. Muchas gracias.

Bibliograf¿a
[1]
Médicos españoles en Europa: la emigración como solución a los contratos basura. Aten Primaria 2003;32:223-6.
[2]
Salir del país para ejercer la profesión. Informes y gestión. El Médico 2002;810:56-63.
[3]
com/cgi-bin/section.pl?sn=salary.
[4]
The lowdown on international recruitment. BMJcareers 2003; 327:s191-3.
[5]
Doctor Magazine, 2002, 7 feb.
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