Introducción. La flutamida es un antiandrógeno no esteroideo generalmente bien tolerado, usado para el tratamiento del cáncer de próstata1. Los efectos secundarios más frecuentes de la flutamida son náuseas, diarrea y ginecomastia2.
La incidencia de hepatotoxicidad asociada a flutamida es muy baja y no excede el 0,18%3. También se han descrito casos de toxicidad hepática por flutamida en mujeres tratadas por hirsutismo4.
Caso clínico. A continuación presentamos el caso de un varón de 68 años con antecedentes de carcinoma de próstata, prostatectomizado en 2002 con 30 semanas de radioterapia y en tratamiento con flutamida (Prostacur®), hepatitis B hace 11 años con HBsAg positivo y neumonía, que acude a nuestra consulta por hipertransaminasemia. No hay factores de riesgo cardiovasculares ni hábitos tóxicos. En el momento en el que el paciente acudió a nuestra consulta presentaba unos valores de GOT 1.309 U/l (0-40 U/l), GPT 1.474 U/l (0-40 U/l), GGT 540 U/l (10-50 U/l), ferritina 3.589 ng/ml (15-200 ng/ml) y alfafetoproteína 11,5 U/ml (0-7 U/ml). La ecografía y la tomografía computarizada abdominales fueron normales. Un estudio con PCR del ADN-VHB mostraba unas cifras de 10.100 gen/ml. La serología de la hepatitis presentaba los siguientes resultados: HBsAg positivo, anti-HBc positivo, HBeAg negativo y antiHBe positivo. Una semana después de la retirada del fármaco los valores de GOT, GPT y GGT descendieron a 50, 49 y 319 U/l, respectivamente, lo cual, tras descartar hepatotoxicidad por etanol, alteraciones hepatobiliares en ecografía, enfermedades autoinmunes por depósitos de hierro y cobre, infección reciente por virus de hepatitis A, B y C y otras causas etiológicas, apoya el diagnóstico de hepatitis tóxica tras tratamiento con flutamida según las escalas diagnósticas de hepatotoxicidad por fármacos de María y Victorino, 19975 y la CIOMS, 19936. Reafirma también este diagnóstico la prácticamente completa resolución de la alteración analítica al mes de suspender el tratamiento con flutamida, quedando las transaminasas normales.
Discusión y conclusiones. Las manifestaciones clínicas de la hepatitis inducida por flutamida incluyen elevación asintomática de transaminasas, hepatitis tóxica y hepatitis colestásica con gran elevación de la fosfatasa alcalina sérica y r-GGT2. Los pacientes normalmente retornan a la normalidad tras la retirada del fármaco, pero se han descrito casos de mortalidad tras síndrome hepatorrenal2, encefalopatía hepática y hepatitis fulminantes7.
La anatomía patológica de estos pacientes muestra una necrosis difusa severa de los hepatocitos. Se han descrito en numerosas ocasiones casos con patrón de colestasis y necrosis focal, pero sólo unos pocos con inflamación portal y necrosis focal.
El mecanismo por el cual la flutamida produce hepatotoxicidad no es bien conocido, pero podrían estar implicadas disfunciones mitocondriales1.
El riesgo de presentar un fallo hepático, encefalopatía hepática e incluso la muerte debido a la toma de flutamida debería ser tenido en cuenta a la hora de iniciar este tratamiento, por lo que es necesario un control estricto de los valores de enzimas hepáticas durante el tratamiento, sobre todo en pacientes como el nuestro con una hepatopatía previa. Sería recomendable advertir al paciente de que consulte inmediatamente en caso de iniciar un cuadro de náuseas, vómitos, fatiga e ictericia en el transcurso del tratamiento con flutamida para prevenir la posible aparición de estos trastornos.