Según los datos publicados por la comunidad de Madrid referentes al año 2011, el 92,4% de los ciudadanos consultados califica de muy buena o buena la atención recibida en su centro de atención primaria1, siendo este un dato similar al del resto de comunidades autónomas. Este hecho se asocia a la mejor preparación de los profesionales sanitarios, así como a su mayor capacidad de resolución de los problemas de salud más prevalentes de nuestra población.
Una de las demandas más habituales de los médicos de atención primaria es la elevada presión asistencial derivada del elevado número de visitas/día. De la actividad diaria llevada a cabo por el médico de familia (MF), hasta un 30% de las consultas podrían catalogarse como no propias del MF y por tanto nos ocupan un tiempo que podríamos dedicar a otras tareas más asistenciales2. Una de las formas en que la atención primaria puede mejorar su eficiencia y llevar a cabo la tan buscada y deseada desburocratización de la consulta es la incorporación de las tecnologías de la información y comunicación (TIC). En 2008, desde la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEMFYC) se elaboró un documento con 23 propuestas para desburocratizar la consulta, de las cuales 7 están relacionadas con las prescripción médica y la emisión de recetas por el médico de familia2.
En este sentido, un primer paso fue la informatización de las recetas crónicas, etapa actualmente superada en la mayor parte del país con la implantación progresiva de la receta electrónica (RE). La informatización de la receta permitió la impresión y entrega de las recetas de crónicas por personal no sanitario sin necesidad que fuera el propio médico quien cumplimentara cada receta. Este paso puede considerarse como la etapa embrionaria de las visitas no presenciales que actualmente con la implementación de las TIC y e-Salud son objeto de desarrollo. Diversos estudios y datos publicados en la literatura sanitaria muestran como el uso de este tipo de prescripción ha permitido reducir el número de consultas catalogables como administrativas.
En su artículo, publicado recientemente en Atención Primaria, Calzón et al.3 indican que la frecuentación y la presión asistencial se relacionan con un mayor gasto farmacéutico (GF). De esta manera, Calzón apunta que por cada paciente de más que visita un médico en consulta el GF se incrementa en aproximadamente 2500 euros/año. Por tanto, todas aquellas medidas que contribuyan a una reducción de la presión asistencial pueden tener a priori un impacto sobre el GF.
La receta electrónica pretende ser un sistema de integración de los procesos de prescripción y de dispensación farmacéutica. Gran parte del desafío de su puesta en marcha radica en la interacción entre los distintos agentes sanitarios que utilizan sistemas informáticos distintos y su interoperabilidad.
La expansión y adaptación de las TIC al ámbito sanitario ha hecho posible que en algunas comunidades autónomas el paciente ya pueda imprimir su plan de tratamiento desde su domicilio sin necesidad de desplazarse hasta su centro de salud, y con este documento impreso, desplazarse hasta una oficina de farmacia para que le dispensen su tratamiento habitual.
En las comunidades autónomas en las que la implantación de la RE está más extendida, el GF se ha visto incrementado ligeramente en la etapa inicial volviendo a niveles de GF similares al periodo anterior a entrar en RE. Este repunte inicial se atribuye a múltiples factores, y aparece especialmente durante el intervalo en que coexisten ambos sistemas de prescripción. Como causas de este repunte se postulan, por un lado, aspectos relacionados con la nueva herramienta, periodo de adaptación de los profesionales a las particularidades de la nueva herramienta de prescripción, la adaptación de los programas a las modificaciones de sistema informático y, por otro lado, aspectos relacionados con una duplicidad de dispensación (RE y receta tradicional)5.
La proporción del gasto sanitario atribuible al gasto farmacéutico se sitúa en España entre el 18 y el 26% en función de la comunidad autónoma4. Por tanto, la valoración de la implicación de la incorporación de la prescripción electrónica y sus implicaciones en el gasto farmacéutico es un aspecto de especial relevancia y que ha de monitorizarse en un momento de contención económica como el actual.
Conflicto de interesesNinguno.
Agradezco la colaboración de Mariona Roca y Carme Solera, farmacéuticas del Consorci Sanitari de Terrassa.