8 years old, at least 4 hours a day, for 5 or more days a week without remuneration. Variables. Perceived health was obtained by means of an SF-12 questionnaire and social support by a Duke-UNC questionnaire. Educational level, chronic illness, and characteristics associated with the care of grandchildren were recorded. Results. Of the 129 participants, 44 were caregivers. Mean age was 62.4 (6.3) years. Social support was significantly higher in the group of caregivers than in the remainder (48.5 [40.2-53.7] vs 42.0 [36.0-47.0]; P=.006). No differences in health related quality of life between both groups were found. Perceived mental health was better when parents' work originated the need for care. Social support was greater when the parents were those who demanded the care. Conclusion. Grandchildren care improves perceived social support in grandmothers and it has no effect on perceived health status.
Introducción
Los cambios habidos en nuestra sociedad en los últimos años en cuanto a estructura familiar e incorporación de la mujer al mercado laboral, junto con la mayor longevidad de la población y los limitados servicios públicos de apoyo a la familia, están llevando a la asunción por parte de los abuelos, en especial las abuelas, de una tarea de apoyo a la crianza de los niños pequeños. Muchas abuelas se han convertido en cuidadoras parciales de sus nietos y forman parte del conjunto de cuidadores informales que asumen funciones de atención y apoyo a los miembros de la familia1-3. Según datos del Panel de Hogares de la Unión Europea, alrededor de un 12% de las mujeres españolas de 50-65 años cuidaba niños una media de 35 h semanales4. Hasta un 5,6% de las personas > 65 años se dedica diariamente y de forma no remunerada al cuidado de niños y, de ellas, la gran mayoría son mujeres5.
Es conocido que el cuidado de personas dependientes conlleva efectos negativos en los cuidadores en forma de carga o estrés, peor salud física y psíquica, y repercusiones en la vida personal y en las relaciones sociales. No obstante, gran parte de la evidencia disponible hace referencia al cuidado de personas ancianas, enfermos crónicos o niños con necesidades especiales6-8.
Diversos estudios realizados en otros países9-14 han encontrado peores niveles de salud percibida, mayor morbilidad psíquica y sensación de carga en las abuelas cuidadoras. Estos efectos negativos se acompañan de los efectos positivos que también tiene el hecho de cuidar, como los sentimientos de utilidad y solidaridad, la autoestima o el disfrute de los nietos6.
La poca información proveniente de estudios realizados en España procede fundamentalmente del área de trabajo social y no hay datos obtenidos desde la atención primaria de salud.
El objetivo de nuestro estudio es conocer la repercusión del cuidado de los nietos a tiempo parcial sobre la calidad de vida relacionada con la salud y el apoyo social percibido por las abuelas.
Pacientes y método
Diseño
Estudio observacional transversal en el que se compararon las puntuaciones en la escala de apoyo social y calidad de vida relacionada con la salud entre 2 grupos de mujeres mayores de 55 años residentes en el Área Básica de Salut (ABS) de Montornés-Montmeló, en Barcelona, durante los meses de junio de 2003 a junio de 2004.
El ABS está ubicada en una zona semiurbana, está formado por 4 centros de salud y atiende a una población de 26.000 habitantes.
Pacientes
La población de estudio se obtuvo de un listado de mujeres > 55 años ordenadas alfabéticamente, a partir del Sistema de Información de Atención Primaria (SIAP), y con posterioridad se eligió a las candidatas mediante un muestreo aleatorio sistemático. Las mujeres eran incluidas en la muestra según el orden establecido y clasificadas como cuidadoras o no cuidadoras hasta que se obtuvo el tamaño muestral necesario. Las cuidadoras debían de reunir los siguientes requisitos: estar al cuidado de al menos un nieto < 8 años como mínimo 4 h diarias durante 5 días a la semana y durante un período de al menos 6 meses en el último año. El otro grupo lo formaron mujeres > 55 años que en el momento del estudio no cuidaban nietos o no cumplían alguno de los requisitos anteriores. Fueron criterios de exclusión: el rechazo a participar, la presencia de enfermedad aguda o crónica grave en los nietos cuidados, ser las cuidadoras primarias por motivo de fallecimiento, enfermedad, abandono o ausencia de los padres, recibir remuneración económica regular a cambio del cuidado, y cuidar niños que no eran de la propia familia.
Tamaño de la muestra
Se aceptó un riesgo alfa de 0,05 y beta de 0,10, en un contraste bilateral, y se eligió a 2 sujetos del grupo de no cuidadoras por cada uno del grupo de cuidadoras, con lo que se precisaron como mínimo 39 sujetos en el grupo de cuidadoras y 78 en el de no cuidadoras para detectar diferencias >= 5 unidades en la escala de salud percibida15.
El análisis de datos se realizó mediante el paquete estadístico SSPS 11.0 y el programa R 2.0 (R. Foundation for Statistical Computing, Vienna, Austria. ISBN 3-900051-00-3, URL http: //www.R-project.org.).
Variables
Los datos se recogieron mediante entrevista personal por profesionales del EAP entrenados por el equipo investigador. Antes de cada entrevista se contactó telefónicamente con las participantes, se les informó del objetivo del estudio y se pidió su consentimiento para la participación en él. Las entrevistas se realizaron en los centros de salud y los consultorios del ABS.
Se pidió información acerca del nivel de estudios, el estado civil, la presencia de enfermedades crónicas, la accesibilidad a los servicios sanitarios, el apoyo social y la autopercepción de la salud. A las mujeres cuidadoras se les pidió, además, información relacionada con el cuidado de los nietos, el trabajo y la salud de los padres de los nietos, el motivo por el que realizaban el cuidado y la percepción de carga.
Para la medición de apoyo social se utilizó la escala de apoyo social de Duke-UNC 11 desarrollada por Broadhead et al en 1988 y validada para su uso en la población española16-18. La escala explora las áreas de apoyo confidencial (disposición de información, consejo o personas con quien compartir problemas) y de apoyo afectivo (amor, estima, simpatía, pertenencia a grupos). El resultado se analizó de manera cuantitativa y categórica, clasificándolo en apoyo social bajo si la puntuación obtenida estaba por debajo de 32 (percentil 15 del total de puntuación posible), o normal, si estaba por encima.
Para la medición de calidad de vida relacionada con la salud se utilizó el cuestionario SF-12 (Short-Form Health Survey) construido a partir del SF-36 (Medical Outcomes Survey Questionnaire) validado para su uso en la población española18-20 y que permite obtener los valores de salud percibida, mental y física.
Análisis estadístico
Se utilizó el test de la *2 para la comparación de proporciones respecto a la variable cuidadoras. Para la comparación de la edad respecto a la variable cuidadoras se utilizó el test de la t de Student. Para la comparación de medianas de la variable apoyo social y salud física y mental percibidas en función de variables categóricas se utilizaron la U de Mann-Whitney (para variables con 2 categorías) y la prueba de Kruskal-Wallis (para variables con más de 2 categorías). La comparación entre variables cuantitativas se realizó con el coeficiente de correlación de Spearman.
Resultados
Se entrevistó a un total de 129 mujeres, de las cuales 44 (34,1%) eran cuidadoras. La media de edad fue de 62,4 ± 6,3 años, con un rango de 53 a 79 años. De ellas, 98 (77,2%) estaban casadas, 23 (18,1%) eran viudas y 6 (4,7%) se encontraban en otras situaciones. La mayoría de las participantes (62,5%) tenía estudios primarios, un 32,3% no tenía estudios, y un 5,5% tenía al menos estudios secundarios. El 76,2% refería la presencia de enfermedades crónicas.
En un 14% de los casos los nietos dormían más de 2 noches por semana en el domicilio de la abuela.
No se encontraron diferencias significativas en la edad, el estado civil, el nivel educativo, las enfermedades crónicas y la salud percibida entre las mujeres cuidadoras y no cuidadoras (tabla 1).
El análisis cuantitativo de las distintas dimensiones del apoyo social mostró una diferencia de 2 puntos en la escala confidencial (29,5 frente a 27,5; p = 0,01) y de 2 puntos en la afectiva (19,0 frente a 17,0; p = 0,005) entre las cuidadoras y las no cuidadoras, respectivamente. Los resultados totales mostraron una diferencia estadísticamente significativa de 6 puntos a favor de un mejor apoyo social percibido en el grupo de mujeres cuidadoras.
El porcentaje de mujeres que consideraba que tenía un apoyo social bajo (puntuación total < 32 puntos) era mayor en el grupo de no cuidadoras que en el de cuidadoras (el 15,3% frente al 6,8, respectivamente), aunque la diferencia no fue significativa.
Subgrupo de abuelas cuidadoras
Entre las abuelas cuidadoras, lo más frecuente fue que cuidaran de 1 nieto (46,5%). El 11,6% de estas abuelas encontró dificultades en la accesibilidad al médico de familia y el 32,6% percibía sobrecarga por el cuidado de los nietos.
En el 90,7% de los casos trabajaban tanto el padre como la madre y en el 54,5% la iniciativa del cuidado fue conjunta entre los padres de los niños y las abuelas.
El apoyo confidencial fue menor cuando los nietos dormían habitualmente en casa de la abuela (tabla 2). Las abuelas cuidadoras obtuvieron una puntuación significativamente mayor en la salud mental percibida cuando el motivo del cuidado fue el trabajo de los padres. El apoyo social total y afectivo percibido fueron significativamente mayores cuando la iniciativa del cuidado partió de los padres.
Discusión
Nuestro estudio muestra que el apoyo social percibido por las abuelas que cuidan de sus nietos es mayor que el de las mujeres de su misma edad que no lo hacen.
Las características generales que podrían haber actuado como elementos de confusión en la percepción de apoyo social y salud percibida (edad, nivel de estudios, estado civil, enfermedades crónicas) fueron similares en ambos grupos.
El porcentaje de mujeres que percibieron un apoyo social bajo (por debajo de 32 puntos) fue mayor entre las no cuidadoras, aunque en este caso la diferencia no fue significativa. Este hecho puede deberse a diferentes razones, como puede ser una muestra pequeña, que las diferencias sean escasas o que el punto de corte utilizado en la escala no sea lo suficientemente sensible en el análisis de diferencias. El propio autor del cuestionario ha desaconsejado la utilización de la escala de 11 ítems, pero en la actualidad es la única validada en español.
Aunque otros estudios han mostrado peores niveles de salud mental en las abuelas que cuidaban de sus nietos10-13, en nuestra población no se encontraron diferencias en la salud mental y en la salud física percibida entre los 2 grupos de mujeres. La explicación puede residir en las diferencias en los determinantes socioculturales entre las abuelas que participaron en nuestro estudio y las de países anglosajones, con patrones familiares y redes de apoyo distintos. Estos factores se han mostrado fundamentales en la autopercepción de la salud22-24.
La sobrecarga subjetiva se ha relacionado con la respuesta emocional a las demandas de cuidados y a la experiencia de cuidar25. Las cuidadoras de nuestro estudio manifestaron una sobrecarga menor que la obtenida en estudios realizados con abuelas que asumen el cuidado total de los nietos (cuidadoras primarias)6. Podemos pensar que las abuelas asumen de manera natural el cuidado secundario de los nietos y muy probablemente éste sea fuente de satisfacción y de reforzamiento de los lazos y las relaciones familiares, sobre todo con los hijos. Esto podría explicar por qué el apoyo percibido es mayor cuando son los hijos los que piden a las abuelas que cuiden de los nietos y, especialmente, cuando las causas son de origen laboral.
En el extremo opuesto está el deterioro que presentan las abuelas en relación con el apoyo confidencial cuando los nietos duermen de manera habitual en el domicilio de éstas, posiblemente porque limita sus propias relaciones personales.
Limitaciones del estudio
A pesar de que no se trata de un estudio multicéntrico, las características socioculturales de la población estudiada son similares a las de otros cinturones industriales de las grandes ciudades españolas. El hecho que la muestra se haya obtenido de población adscrita y no de la consulta diaria o de consultas especializadas de asistencia social aumenta la validez externa respecto a otros estudios. Hay que considerar también las limitaciones que supone el uso de escalas que no se han aplicado en estudios similares y cuya validez está sujeta a cambios temporales y socioculturales.
Será interesante evaluar el impacto de este fenómeno en nuestro país en los próximos años, cuando aumente la proporción de mujeres en esta franja de edad con compromisos laborales y en las que las tareas de cuidado informal de los nietos se añada a sus habituales cargas si no se cuenta con otros recursos públicos.
Conclusión
El cuidado de los nietos constituye un elemento favorecedor del apoyo social percibido por las abuelas y no tiene una repercusión significativa sobre su salud.