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Inicio Atención Primaria Comentario: A veces, ser cuidador puede ser saludable
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Vol. 37. Núm. 7.
Páginas 379-380 (abril 2006)
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Comentario: A veces, ser cuidador puede ser saludable
Commentary: At Times it May Be Healthy to Be a Carer
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MA. Benítez-Rosarioa
a Medicina de Familia. Grupo de Trabajo semFYC de Atención al Mayor y Cuidados Paliativos. Unidad de Cuidados Paliativos. Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria. Tenerife. España.
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MA Muñoz-Pérez, F Zapater-Torras
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En el contexto de la medicina de familia hay, sin duda, múltiples temas sobre los que investigar. Conocer qué elementos operan en los riesgos de enfermar, en el apoyo social y en la calidad de vida comprende diversas orientaciones científicas. Una de ellas es la psicosocial, y su importancia es cada vez más relevante en relación con las condiciones cambiantes de nuestra sociedad. Es así, que el trabajo realizado por Muñoz-Pérez et al y publicado en esta Revista, además de interesante y especialmente curioso, muestra el dinamismo de los médicos de familia por desentrañar qué acontece en la sociedad en la que ejercen como profesionales de la salud.

Sin conocer los resultados aportados por el trabajo, la situación de ser cuidadores de los nietos puede ser interpretada con puntos de vista diametralmente opuestos. Una situación de sobrecarga física y de «posible abuso por parte de los familiares», o como una situación «adecuada» de apoyo social que revalida los sentimientos de utilidad y los lazos familiares. Así, el efecto podría ser deletéreo o beneficioso.

Los resultados del trabajo muestran que al menos, no se producen efectos negativos sobre la calidad de vida y el apoyo social percibido. El tamaño de la diferencia no permite considerar que se origina una mejora muy sustancial del apoyo social percibido evaluado mediante el Duke-UNC 11, aunque el porcentaje de cuidadoras que percibían mejor apoyo fue superior al de las no cuidadoras. Es posible que estudios más amplios puedan poner de manifiesto la tendencia positiva observada en este estudio.

Aunque no se encontró un efecto de la mejor percepción de apoyo social en la presencia enfermedades crónicas y en la autopercepción de la salud de los cuidadores, no deja de ser interesante disponer de estos datos de referencia para estudios longitudinales futuros que permitan evaluar, con otros indicadores, el impacto sobre el consumo de recursos sanitarios, consumo de fármacos o aparición de algunas enfermedades, como la depresión. Por otro lado, también debe considerarse válida la otra lectura de los resultados, ya que hay una cierta congruencia en la percepción del apoyo social derivado del ser cuidadores y la no referencia de una peor calidad de vida o de mayor prevalencia de enfermedades crónicas.

Los beneficios de un apoyo social adecuado están bien establecidos. Se considera que éste actúa como un «amortiguador o protector» de múltiples elementos estresores que podrían favorecer la aparición de enfermedades, especialmente psiquiátricas, o de inadecuadas conductas de salud o autocuidado1,2. El trabajo de Muñoz-Pérez et al no investigó específicamente estos aspectos, por lo que no podemos extraer conclusiones de los datos presentados. Podría inferirse, no obstante, en relación con los conocimientos de que disponemos, que las abuelas cuidadoras obtendrán un cierto beneficio en «terminos de salud» derivado de su percepción de tener más apoyo social2.

Las personas estudiadas pertenecen a un grupo de edad amplio. Los efectos del ser cuidador sobre la calidad de vida o la percepción del apoyo social podrían ser distintos según los subgrupos de edad. Especialmente interesante sería conocer el comportamiento de las personas mayores. En ellas son más acusadas las situaciones de desvalorización personal y el hecho de ser cuidadoras de los nietos, y muy útiles, podría tener un potente efecto protector sobre la aparición de psicopatología. En el grupo de personas con edad menor, la percepción continuada de un adecuado apoyo social podría favorecer un envejecimiento saludable. Y todo ello guardaría relación, inicialmente, con esa percepción de adecuado apoyo social cuando el ser cuidadoras de los nietos es producto de ayudar a los hijos trabajadores, y se establece a partir de una decisión conjunta.

La evolución de la estructura de las familias es uno de los condicionantes mayores de la vivencia del envejecimiento. La vivencia de la etapa del nido vacío, la pérdida del contacto con los hijos, la desvalorización de las personas que envejecen, son elementos, entre otros, que se describen continuamente como factores negativos para un envejecimiento saludable en la sociedad actual. Los resultados de este trabajo muestran que, en determinadas áreas urbanas, la evolución de la estructura familiar vuelve a cambiar y que la situación de «nido vacío» es sustituida por una situación de cuidadores de nietos, y que ello no tiene efectos negativos sobre la salud de las abuelas.

Las repercusiones positivas sobre el mundo laboral de la presencia de una red familiar que evita el absentismo por cuidar de los hijos, y la ausencia de efectos negativos sobre el cuidador deberían ser tenidos en cuenta por las políticas sociales de la administración.

Bibliografía
[1]
Familia, apoyo socail y salud. En: Buendía J, editor. Familia y psicología de la salud. Madrid: Ed. Pirámide; 1999. p. 19-42.
[2]
Blazer DG..
Depression and social support in late life: a clear but not obvious Relationship..
Aging Mental Health, 9 (2005), pp. 497-9
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