Corrían los primeros años ochenta del siglo pasado, hace ahora más de cuatro décadas, cuando se iniciaban los pasos aún balbuceantes de la Medicina de Familia y Comunitaria (MFyC) en España y aún no se vislumbraba la futura reforma de la llamada asistencia médica ambulatoria de la Seguridad Social. Eran tiempos, sobre todo para los más jóvenes de hoy, ignotos, casi prehistóricos. La primera promoción de médicos residentes de MFyC andaba a la búsqueda de apoyos para la instauración de un programa docente que, en aquel momento, estaba contenido en dos folios: el primero dedicado a enumerar los servicios hospitalarios por los que debían rotar los residentes y el segundo, aún más breve, a señalar que durante el tercer año del programa los residentes deberían tomar contacto con estructuras extrahospitalarias del ámbito de la prevención y de salud pública, en aquella época radicadas en instituciones y centros independientes de las asistenciales.
En aquella época difícil los médicos residentes de MFyC de Barcelona, los del Institut Català de la Salut y los del Ajuntament de Barcelona buscaban entre los médicos de los hospitales en que hacían sus primeras rotaciones a profesionales que les ayudaran a iniciar el entonces tortuoso camino de su formación. Los del primer grupo se fijaron en mi persona (Martín Zurro) y los del segundo en el Dr. Cano (Paco). Curiosamente, los dos endocrinólogos, Paco en el hospital de la Esperanza y yo en el de Bellvitge. A partir de este momento los dos emprendimos trayectorias profesionales coincidentes en el objetivo común de colaborar con las brillantes primeras promociones de residentes en la construcción de algunas de las bases esenciales del programa de formación de la especialidad y, casi de forma simultánea, de componentes de la futura reforma de la atención primaria iniciada legislativamente entre 1984 y 1986.
Nuestra colaboración profesional y, sobre todo, nuestra amistad también se tradujeron en dos iniciativas pioneras cuya trayectoria continúa hoy: la fundación de la revista ATENCIÓN PRIMARIA (1984) y la edición del primer manual de Atención Primaria (1986). Iniciativa personal del Dr. Cano fue la creación del grupo GEDAPS, dedicado a la investigación y la formación en una patología tan relevante como la diabetes, con intensas interrelaciones con la atención primaria.
Fueron muchos y muy intensos los momentos personales y profesionales que compartimos a lo largo de varias décadas. Tan imposible recordarlos todos como olvidar las aportaciones esenciales que el Dr. Juan Francisco Cano Pérez ha hecho a la MFyC y a la atención primaria española. Ambas, la especialidad y el propio sistema sanitario están hoy y seguirán estando en el futuro en deuda con su trayectoria profesional.
A mí personalmente y a los amigos y colegas que a lo largo de todos estos años hemos tenido la suerte, el honor, de compartir con él responsabilidades y tareas, en este caso en el terreno editorial y muy concretamente en la revista ATENCIÓN PRIMARIA y en las distintas ediciones del libro, solamente nos queda darle las gracias por su amistad y su trabajo y manifestar públicamente nuestra tristeza por su desaparición prematura e injusta.