Introducción. Los medicamentos, los productos químicos, los productos de limpieza y los objetos más variados pueden ser ingeridos o causar toxicidad en los niños. La morbilidad por este tipo de accidentes es lo suficientemente importante como para mantener un estado continuo de alerta para que la población no baje la guardia en cuanto a medidas preventivas se refiere.
Los accidentes en los cuales se ven involucrados niños generan una especial sensibilidad en la sociedad, más aún cuando éstos hubieran podido ser evitados, como ocurre con la gran mayoría de las intoxicaciones accidentales.
La prevención de este tipo de accidentes pasa por el establecimiento de una cultura de la prevención en el ambiente familiar donde haya niños. La utilización de tapones o cierres a prueba de niños es una medida preventiva que no siempre puede ser utilizada (medicamentos para ancianos) y, en todo caso, no sustituye nunca a las medidas de prevención lógicas, que consisten en mantener los productos tóxicos lejos del alcance de los niños.
Materiales y métodos. El Servicio de Urgencias y el Servicio de Farmacia del Hospital General de Requena mantienen desde el año 1997 un programa de detección, análisis y registro de todos los ingresos hospitalarios por problemas relacionados con la medicación (PRM). En el caso de la población pediátrica, el programa de ingresos hospitalarios por PRM (IPRM) amplía el campo de detección a los problemas relacionados con cualquier producto químico.
La detección de los casos de IPRM se realiza mediante la revisión sistemática del libro de registro del servicio de urgencias, donde son recogidos los motivos de visita a este servicio del hospital, la notificación voluntaria por parte del personal sanitario del centro y la revisión de la base de datos HIGIA que utiliza el servicio de admisión para el registro de los ingresos hospitalarios codificados mediante el CIE-9MC. Los casos son analizados a partir de los datos recogidos de la historia clínica del paciente considerando el criterio médico, explícitamente recogido , como suficiente para aceptación de imputabilidad.
Resultados. En los 6 años que comprende el período 1997-2002 han sido detectados 55 casos de ingesta accidental en niños, 28 niños y 27 niñas. De los 55 casos, 26 se vinculan con la ingestión de medicamentos (47%), en 13 ocasiones (23,6%) el accidente se produjo por la ingesta de la propia medicación del niño, en 10 de las cuales el paracetamol en solución fue el fármaco implicado (16%). En las otras 13 ocasiones el medicamento ingerido era de familiares adultos. En 20 de los accidentes el producto ingerido fue un producto de utilización para la limpieza de la casa (36,4%), y cabe destacar que en 9 de los casos fue por ingesta de lejía. Los 9 casos restantes (16%) conforman un grupo heterogéneo en el que se encuentran dos casos por ingesta de raticida, alcohol, colonia, aceite mentolado, pegamento..., en una prueba de la capacidad infinita de este grupo de población para sorprendernos con las intoxicaciones más imprevisibles.
El rango de edad de la población afectada osciló entre uno y 6 años, con una media de 2,25 años. La frecuencia de casos por edad de los niños afectados se presenta en la figura 1.
FIGURA 1. Número de accidentes por edades.
De los 55 casos, sólo 12 (22%) requirieron estancia hospitalaria superior a 24 h, que ocasionaron 25 días de hospitalización. Uno de los accidentes, provocado por la ingesta de detergente industrial, requirió el traslado al hospital de referencia, dada la gravedad del caso, y no fue contabilizado como ingreso en nuestro centro hospitalario.
Discusión y conclusiones. Como se puede apreciar, el rango de edad donde se producen estos accidentes con mayor frecuencia se encuentra entre uno y 3 años, con una clara disminución conforme el niño supera los 4 años de edad. Este resultado coincide con lo reportado por Scavenius3, que establece como edad crítica para este tipo de accidentes la comprendida entre uno y 4 años, y por Lamireau et al1, que encuentran un 80% de los casos en niños menores de 5 años. Roncevic y Konstantinidis4, no obstante, cifran en 4,7 años la edad media en la que se producen este tipo de accidentes con más frecuencia.
Prácticamente la mitad de los casos se han producido con medicamentos y, a su vez, en la mitad de esos casos el medicamento involucrado ha sido el del propio niño, con especial incidencia del paracetamol en solución, un medicamento con un potencial toxicológico hepático importante. Por tanto, el 16% del total de casos se debió a la ingestión de paracetamol en solución. Este dato coincide aproximadamente con el 20% ofrecido por Mintegi6 para este tipo de intoxicación en niños menores de 5 años.
En las intoxicaciones por productos domésticos destaca la alta incidencia de ingesta de lejía. Este hecho nos sugiere que cualquier producto doméstico puede ser ingerido por un niño y que, por tanto, hay que extremar al máximo las precauciones con los productos peligrosos disponibles en las viviendas donde haya niños pequeños.
El objetivo primordial del programa de ingresos por problemas relacionados con la medicación, implementado en nuestro hospital, es fundamentalmente la prevención de los accidentes evitables, en este caso todos.
El equipo que sostiene el programa estableció que una campaña de información a la población general era el método más adecuado para mentalizar a la sociedad de que hay que poner el máximo interés en evitar que los niños tengan acceso a productos tóxicos. Las medidas adoptadas fueron: realización de charlas monográficas a las asociaciones de amas de casa, charlas en centros de jubilados e información de los casos producidos a los profesionales de la sanidad en los centros de salud. De hecho, el programa IPRM sirve de nexo de unión con los médicos de atención primaria, ya que el origen de los problemas con los medicamentos que llegan al servicio de urgencias se genera en el ámbito ambulatorio y, por tanto, es en atención primaria donde deben implementarse las medidas correctoras y preventivas.
Las medidas aportadas por la industria farmacéutica, como los envoltorios de seguridad de los preparados de aspirina en Estados Unidos, han podido reducir en un 34% la mortalidad en niños por ingesta accidental de este medicamento5. Este tipo de medidas deberían ser adoptadas en los envases de productos domésticos con un potencial tóxico claro. No obstante, una campaña de educación para evitar el reenvasado doméstico de productos tóxicos en botellas propias de bebidas habituales (agua, cerveza, etc.) sería también muy conveniente.