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Vol. 23. Núm. 8.
Páginas 496-502 (mayo 1999)
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Investigación y evaluación cualitativa: bases teóricas y conceptuales
Research and qualitative evaluation: theoretical and conceptual bases
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L. Íñiguez Ruedaa
a Departament de Psicologia de la Salut i de Psicologia Social. Universitat Autònoma de Barcelona. Bellaterra (Barcelona).
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La cuestión metodológica produce una de las controversias más interesantes y, a la vez, más difíciles de resolver en la investigación, la intervención y la evaluación en el área de salud. De hecho, la elección de procedimientos cuantitativos o cualitativos es muy frecuentemente puesta en cuestión por los/as defensores/as de unos y otros métodos. La posición que se mantendrá aquí es que este tipo de controversia sólo puede ser superada a la luz, y mediante el uso, del conjunto de herramientas conceptuales y teóricas que nos han ofrecido las ciencias humanas y sociales. No obstante, puesto que se presentan y se defienden los métodos cualitativos, se ofrecerá una panorámica de cómo el enfoque cualitativo puede ser de especial interés en el ámbito de la investigación/intervención sanitaria. Para un desarrollo profundo del debate cualitativo frente a cuantitativo, el/la lector/a puede dirigirse a trabajos específicos sobre esta cuestión como los que se ofrecen en la tabla 1.

Metodología cualitativa

La investigación en ciencias humanas y sociales, tanto «básica» como «aplicada», ha sido hasta hace poco casi exclusivamente cuantitativa. La cuantificación y medición de procesos tales como opiniones, creencias, actitudes, valores, hábitos, comportamientos y otros se ha presentado como uno de los avances más importantes, y se ha convertido en el principal indicador y criterio del desarrollo científico. Sin embargo, en los últimos años, las ciencias humanas y sociales han entrado en crisis, y una de sus consecuencias ha sido la apertura hacia otras comprensiones de la realidad social y a otras estrategias para estudiarla1. En efecto, en las últimas 2 décadas es cuando se ha producido el inicio de cambio de forma suficientemente visible haciendo que cada día la apuesta cualitativa sea más importante, aunque no por ello el uso de métodos cuantitativos haya dejado de ser el dominante. Si el uso de métodos cualitativos no es más general, es probablemente porque todavía se enseña de manera mayoritaria a profesores/as y estudiantes que los métodos cuantitativos, sobre todo los experimentales, son los estándares de una ciencia sistemática.

La opción por una metodología cualitativa no es arbitraria o fruto de una preferencia casual. Las ciencias humanas y sociales se ven implicadas siempre en procesos de comprensión e intervención de realidades que afectan a las personas, por lo que están obligadas a conocer exhaustivamente el contexto en el que actúan. Además, el hecho de estar orientadas hacia la intervención formando parte de la realidad social sobre la que operan hace imposible que puedan situarse en posición de exterioridad. En efecto, analistas, investigadores e investigadoras, agentes de todo tipo de intervención, personas, grupos, comunidades o instituciones, están incluidos conjuntamente en la realidad que estudian, por lo que únicamente desde «dentro», metiéndose en la piel de quienes viven la situación, pueden captarse los significados profundos que estructuran la realidad analizada o intervenida2.

El contexto de investigación o intervención en el ámbito de la salud no es distinto, por lo que propondremos una reflexión sobre esta cuestión para ofrecer un abanico de herramientas conceptuales, teóricas y metodológicas de orientación cualitativa.

Metodologías y métodos científicos. El debate sobre metodología cualitativa frente a cuantitativa

¿De qué hablamos cuando decimos metodología cualitativa? ¿Qué métodos están a nuestro alcance? ¿Cuáles son las herramientas disponibles? En la tabla 2 se ofrecen definiciones tentativas que permiten distinguir metodología, método y técnica, que son, con frecuencia, objeto de interpretaciones muy dispares. El uso de métodos y técnicas cualitativas ha recibido muchas críticas, centradas fundamentalmente en su falta de objetividad, imposibilidad de reproducción de sus resultados y su escasa validez. En paralelo a estas críticas, el uso de estos métodos se sitúa en posición de inferioridad y de una falta casi completa de reconocimiento. Por el contrario, el uso de los métodos cuantitativos raramente es cuestionado. Existe un amplio consenso en la idea de que lo correcto es la utilización de métodos cuantitativos y que es la única forma de hacer ciencia y ser científico/a. La transmisión de conocimientos durante la formación de nuevos/as profesionales ha asegurado el mantenimiento de este presupuesto hasta nuestros días. En los últimos años, ha comenzado un tímido contraataque consistente en poner sobre la mesa el análisis de las prácticas científicas dominantes, a la luz de las propias reglas que dichas prácticas decían seguir. Ello ha permitido identificar algunos puntos débiles de la investigación cuantitativa redibujando así un contexto en el que poder iniciar seriamente un debate sobre los métodos. Se trata de: a) la crítica a la medida en las ciencias sociales, y b) la crítica al empiricismo.

Medición en ciencias sociales. El problema que tiene planteada la medición en ciencias sociales radica en las características de la cuantificación. Una de las más importantes es la segmentación; en pocas palabras, el comportamiento de la gente, individual o de grupo, sus creencias, su visión del mundo, los significados que elaboran y comparten, no pueden ser ni segmentados ni divididos puesto que son procesos continuos en un flujo inacabable de transformaciones y dinámicas muy diversas; toda medida, sin embargo, implica ineludiblemente troceamiento y segmentación. No obstante, este es tan sólo uno de los problemas que podríamos citar: el nivel de medida y sus condicionantes que rara vez se respetan, las características de las distintas teorías de la medida que circulan sobre todo en las ciencias humanas, son algunos otros3.

 

El empiricismo. El «empiricismo», entendido aquí como la medida sistemática y acrítica de rasgos de una población como criterio último de validez científica, constituye una de las características más frecuentes en la investigación. Así, la producción de datos en la investigación social de carácter cuantitativo es vertiginosa, adquiriendo día a día niveles de sofisticación elevadísimos. Con mucha frecuencia, esta progresión se realiza a costa de la potencia teórica en la que se sustentan, y se esconde tras un artefacto, muy sutil, que el mismo empiricismo radical ha logrado instituir. Toda producción cuantitativa de datos tiene un valor de verdad sólo por haber sido obtenidos mediante formas o procedimientos muy elaborados y analizados con las más sofisticadas y complejas técnicas de análisis. Una mirada no ya crítica, sino únicamente serena, muestra que muy frecuentemente alcanza resultados de la más asombrosa inutilidad. Otra de las características que se desatienden con frecuencia es la minimización de la importancia de las distorsiones inherentes al uso de los métodos cuantitativos, distorsiones provenientes de los instrumentos que se usan, de los prejuicios de los/as investigadores/as y del contexto social en el que se produce la práctica científica concreta4.

Algunas características de un enfoque cualitativo en la investigación

La investigación social cualitativa es enormemente variada, pero se puede decir que las distintas concepciones tienen en común un compromiso con una aproximación naturalista e interpretativa, y una crítica continua a la política y a los métodos del positivismo.

El auge de los métodos cualitativos tiene que ver con la emergencia de perspectivas críticas, tal como se señaló anteriormente. Desde este punto de vista, se muestran más adecuados todos aquellos instrumentos analíticos que descansan en la interpretación. En efecto, los métodos cualitativos se adecuan perfectamente al buscar la comprensión, más que la predicción, o si se prefiere, al pretender dar cuenta de la realidad social, comprender cuál es su naturaleza, más que explicarla.

Optar por la metodología cualitativa en la investigación debería comportar el tomar ciertas opciones. Entre ellas habría que resaltar: a) un cambio en la sensibilidad investigadora; b) la investigación guiada teóricamente, y c) la garantía de participación.

 

Un cambio en la sensibilidad investigadora. En la práctica, la adopción de los métodos cualitativos debería ir acompañada de un cambio de sensibilidad en la investigación que se articularía en cuatro diferentes dimensiones: histórica, cultural, política y contextual5.

Una sensibilidad histórica se refiere a estar atentos al hecho de que los procesos sociales son temporales y portadores de la historia que los ha constituido. La definición y selección de un objeto de investigación no puede ser ajena a esta característica. Una sensibilidad cultural requiere prestar atención a que cada proceso social está enmarcado en un entorno cultural particular. Los significados compartidos, el sistema de normas y reglas que cada cultura ha ido construyendo a lo largo de su historia, le dan unas particularidades diferenciadoras del resto que no pueden ser ignoradas en la investigación ni en la evaluación si pretenden ser mínimamente ajustadas. Una sensibilidad sociopolítica implica reconocer que toda práctica social se enmarca en un contexto político concreto. La investigación cualitativa no olvida esta cuestión proponiendo explicitar las consecuencias sociales y políticas, inhibidoras o favorecedoras de cambio social, que pueden ir implícitas en su propia realización. Finalmente, una sensibilidad contextual hace referencia a que la investigación debe considerar el contexto social y físico en el cual se está produciendo. El contexto es el resultado de múltiples elementos, procesos y acciones, entre las que resalta la acción colectiva de quienes participan en él.

Investigación guiada teóricamente. Con frecuencia, el uso de los distintos métodos asume su legitimidad desde su propia puesta en práctica de una manera aproblemática. Así, la necesidad de conocer, comprender o evaluar un proceso, un problema o una intervención sociales, se realiza por encima de la definición del proceso, del problema o del carácter de la intervención. Cualquiera de ellos, sin embargo, no debería ser por sí mismo un objeto de investigación.

En efecto, el proceso de investigación debe estar guiado por la teoría. La teoría nos proporciona un conjunto de herramientas capaces de ayudarnos a conceptualizar los procesos o los objetos que queremos analizar. La satisfacción, las actitudes, las creencias y valores, las representaciones, las motivaciones, la acción de las personas y los grupos sociales, son aspectos conceptualizables desde la teorización que las ciencias sociales han elaborado a través del tiempo. Es necesario definir los problemas y los objetos de investigación desde ellas, para entenderlos mejor y para hacer comunicable la práctica investigadora y sus resultados.

Habría que abandonar la idea según la cual la investigación cuantitativa sólo pueden hacerla los expertos/as, pero que la investigación cualitativa puede hacerla cualquiera. En este sentido, la valoración del punto de vista de la gente, del sentido común, en sí mismo, no es incompatible con la aplicación del elemento más importante que la práctica científica nos ha proporcionado: la teoría.

 

Participación. Existen formas muy variadas de entender la participación. En algunos casos, la participación se entiende como una modalidad de la toma de decisiones; en otras se identifica con las formas de participación diferida características de los procesos democrático-representacionistas. En fin, aparece también como una de las dimensiones del liderazgo en las dinámicas sociales y grupales. Con una frecuencia mayor de la deseable, se considera también «participación» la mera transmisión de información a colectivos o grupos en temas que supuestamente les afectan.

Sin embargo, ciertas prácticas de intervención ignoran la importancia de la participación, lo que convierte en demasiadas ocasiones al/la profesional orientado/a a la práctica en una suerte de «déspota ilustrado» con la supuesta legitimación que le da el trabajar por el interés y la mejora en las condiciones o en la calidad de vida de las personas.

Otras concepciones de participación más pluralistas, más directas, permitirían romper estas dinámicas de imposición y acercar la intervención a su contexto asumiendo la inseparabilidad investigador/a-objeto de investigación o intervención. Tal concepción de participación tiene que ver con el reconocimiento de su carácter de acción. En efecto, la participación no puede ser sino una forma de acción colectiva en relación a las prácticas cotidianas en cada contexto espacial e histórico determinado.

Así considerada, toda investigación en la práctica debería poder ser participativa, al menos en un cierto grado: en un grado máximo o directo, es decir, en el de la implicación de las personas en los procesos sobre los que se quiere intervenir, incluido el/a investigador/a, o en un grado mínimo o indirecto, es decir, uno en el que la participación se articula en el espacio de la intersubjetividad colectiva o lingüística.

Los métodos de carácter cualitativo están en las mejores condiciones para insertarse en las formas de acción colectivas, para involucrar a las poblaciones implicadas en este tipo de procesos y para respetar la autonomía en la toma de decisiones de su propia praxis.

Métodos y técnicas de investigación cualitativos

Se presentarán a continuación algunas herramientas metodológicas cualitativas para la investigación y evaluación en ámbitos de salud. La lista que se ofrecerá no debería representar un menoscabo de otros procedimientos metodológicos de tipo cuantitativo perfectamente legítimos y adecuados. Se puede asumir sin complejos la supeditación de la investigación empírica al marco teórico, y defender por tanto que siempre que la opción por una metodología cuantitativa sea coherente con el marco teórico, ésta no sólo será viable sino, con seguridad, la opción más adecuada. Ahora bien, en coherencia con las consideraciones anteriormente expuestas, los métodos cualitativos presentan una mayor adecuación en aquellos casos en que los procesos a estudiar implican los significados creados y compartidos por personas, grupos y comunidades. ¿Cuándo utilizar unos métodos u otros? La decisión no será, en cualquier caso, arbitraria, sino coherente con los objetivos y el planteamiento teórico de la investigación (tabla 3).

Métodos cualitativos

El elevado número de métodos y técnicas disponibles hace muy difícil determinar una lista exhaustiva de ellos. En muchos contextos, en particular los de la investigación sobre la satisfacción de usuarios, los de la investigación comercial y otros, «método cualitativo» acostumbra ser utilizado como sinónimo de «grupo de discusión» o «grupo focal» y análisis «interpretativo». En esta breve presentación, vamos a huir de tal estereotipo para presentar separadamente 4 métodos y otras tantas técnicas, por su adecuación a la investigación y evaluación en el ámbito sanitario.

Por las razones aludidas, señalaremos cuatro de ellos: la investigación-acción participante (IAP), la etnografía, la «Grounded Theory» (GT) y el análisis del discurso (AD). Una visión amplia, exhaustiva y sistemática de métodos y técnicas cualitativas puede consultarse en el Handbook of qualitative research6.

Estos métodos pueden posicionarse en el contínuum de máximo nivel de participación directa­máximo nivel de participación indirecta que se refirió con anterioridad. Así, la IAP ocupa el lugar de la máxima participación porque, como veremos a continuación, sus presupuestos hacen que la investigación o la intervención sea realizada por los/as propios/as implicados. La etnografía, por la inmersión en el contexto de la investigación que postula, ocupa también un puesto muy cercano al polo de la máxima participación directa. Con la GT nos aproximamos a los modelos de participación indirecta puesto que pone su énfasis, como veremos enseguida, en los significados aprehensibles a partir de las producciones lingüísticas, verbales o documentales, de los/as participantes. Finalmente, el AD ocupa el extremo de la participación indirecta al ser un método directamente orientado al análisis de la intersubjetividad y de las formas de construcción y acción social.

 

IAD. Es el método asociado a la intervención comunitaria, tal y como es practicada en Latinoamérica. Esta orientación se origina en la experiencia de la educación popular7 y adopta modelos teóricos y prácticos como el construccionismo social y la teología de la liberación8. Asume, en coherencia con ello, ciertos compromisos con la realidad social como la necesidad de hacer una investigación de teoría y praxis, la consideración del/la profesional como un agente de cambio social, la relación con el desarrollo de la conciencia social y el reconocimiento del carácter histórico y cultural de los fenómenos psicológicos y sociales. Como práctica, la IAP asume ciertos presupuestos ideológicos como que la neutralidad valorativa no es una posibilidad para los seres humanos, por lo que cuando el/la profesional expresa los valores que guían su trabajo está facilitando de hecho su evaluación por otras personas. Igualmente, asume que el compromiso del/la investigador/a es con las personas investigadas y que los procesos de intervención e investigación son simultáneos e inseparables.

Los supuestos básicos de este método son que las personas construyen la realidad en la que viven; que las comunidades y los grupos en las que se inserta la acción investigadora tienen su propio desarrollo histórico y cultural, es decir, preceden a y prosiguen después de la investigación; que la relación entre investigador/a y personas de la comunidad o grupo ha de ser horizontal y dialógica, donde el diálogo es a la vez una categoría social y epistemológica; que toda comunidad dispone de los recursos necesarios para su evolución y transformación; que la investigación es propiedad de las personas investigadas; que la persona que investiga ejerce un rol de persona que se inserta en una comunidad, y finalmente que el proceso de investigación debe romper la relación de dependencia intelectual y sustituirla por un modelo de relación horizontal con las personas investigadas9.

La IAP asume la conveniencia de utilizar distintas técnicas, tanto cualitativas como cuantitativas, pero son habituales el uso de la observación participante, las entrevistas y las técnicas grupales10.

 

Método etnográfico y cuasi-etnográfico. La etnografía, que nace en la antropología cultural, es para muchos/as autores/as una forma básica y fundamental de investigación cualitativa11,12, puesto que permite aprehender los significados compartidos del grupo que se analiza. La investigación etnográfica o de tipo etnográfico se caracteriza fundamentalmente por la participación del/la investigador/a en la vida cotidiana de la gente. En el ideal etnográfico el/a investigador/a, durante un largo período de tiempo, observa, escucha, habla con la gente, es decir, recopila toda la información disponible sobre las cuestiones que hacen referencia al objeto de estudio. Cuando la etnografía se realiza durante un breve espacio de tiempo y de manera extensiva, los diseños de investigación pasan a denominarse «de tipo etnográfico».

En la investigación y evaluación, los métodos etnográfico y de tipo etnográfico son extremadamente útiles, pues son herramientas privilegiadas para aprehender los significados culturales, compartidos, por las comunidades afectadas o implicadas en los procesos de análisis y/o evaluación.

La investigación etnográfica y de tipo etnográfico utiliza fundamentalmente la observación participante junto con las entrevistas y las técnicas documentales.

 

GT. La GT (teoría fundamentada) se refiere a la elaboración de una teoría derivada inductivamente del estudio del fenómeno del que da cuenta. Esta teoría se desarrolla y legitima durante y por la recogida de datos, así como en su análisis. Utilizando otros términos, tanto la recogida de datos, su análisis y la teoría subyacente se encuentran recíprocamente imbricados unos con otros. Se trata, pues, de un método de investigación cualitativo que, mediante interpretación y codificación, construye una teorización sobre un fenómeno. La GT asume que la persona investigadora debe introducirse en el campo de acción para conocer cómo se desarrollan las cosas, reconocer cómo influyen activamente las personas en la formación del mundo circundante y otorgar una importancia vital al significado y a la acción de las personas.

Esta teoría se aproxima en la práctica al análisis del contenido categorial de entrevistas, de materiales de observación o documentales, utilizando diversas teorías analíticas e interpretativas fundamentadas en la codificación, entendida como una técnica de conceptualización de los datos13.

Las técnicas más utilizadas en el marco de este método son la entrevista y las técnicas documentales.

 

AD. Es una etiqueta que, por el momento, nombra distintas prácticas, distintos procedimientos con raíces y fundamentos teóricos muy diferentes en cada uno de ellos14. Simplificando mucho, hay un primer gran conjunto, de orientación lingüística, que está relacionado con la teoría de los actos del habla, con la sociolingüística y con la pragmática lingüística. En estas perspectivas el discurso se entiende como lenguaje en uso, es decir, el lenguaje en la comunicación entre actores en un contexto social determinado.

Hay otras versiones del AD que resaltan aspectos distintos. Así, existe una concepción más social, interesada por el análisis ideológico15. Otras, por el contrario, se originan en la lingüística crítica y resalta la concepción del discurso como práctica social, una práctica ideológica y de significación que construye y reconstruye las entidades sociales16.

Una forma de síntesis de estas distintas versiones propone una definición de discurso como conjunto de prácticas lingüísticas que mantienen y promueven relaciones sociales. Su análisis, por ello, consiste en estudiar, mediante el uso de técnicas lingüísticas, retóricas y hermenéuticas, cómo esas prácticas actúan para mantener y promover esas relaciones sociales17.

El AD utiliza cualquier fuente de datos textuales como la entrevista y las técnicas documentales, aunque prefiere la transcripción precisa y rigurosa de observaciones de interacciones sociales concretas.

Técnicas de investigación cualitativas

Por sí mismas, las distintas técnicas de investigación no son cuantitativas o cualitativas, aunque es obvio que algunas de ellas implican prácticamente el método cuantitativo, como el cuestionario, y otras el cualitativo, caso de la observación participante. Esto es así sobre todo cuando se utilizan como herramientas únicas. Sin embargo, su carácter «cualitativo» o «cuantitativo» vendrá dado, dicho con mayor propiedad, por el método en el cual se haya diseñado su uso. No se ofrecerá un repaso completo de las distintas técnicas de investigación, que por otra parte cualquier manual de metodología nos puede ofrecer, sino que se aludirá a aquellas técnicas que son más habituales en los diseños de investigación cualitativos.

 

Observación participante. La observación participante es una de las técnicas privilegiadas por la investigación cualitativa. Consiste, en esencia, en la observación del contexto desde la participación del propio investigador o investigadora no encubierta y no estructurada. Suele alargarse en el tiempo y no se realiza mediante la cumplimentación de matrices, protocolos o códigos estructurados previamente, sino más bien desde la inmersión en el contexto. Este tipo de observación proporciona descripciones de los acontecimientos, las personas y las interacciones que se observan, pero también la vivencia, la experiencia y la sensación de la propia persona que observa.

Cuando la observación participante se realiza en el marco de un diseño etnográfico o cuasi-etnográfico, el resultado de la observación se materializa en el libro, diario o cuaderno de campo que contiene tanto las descripciones como las vivencias e interpretaciones del/la observador/a.

 

Entrevista. La entrevista es un contexto formal de interacción entre el/la analista y las personas investigadas que se utiliza para obtener información sobre el punto de vista y la experiencia de las personas y los grupos que se analizan.

Existen multitud de modalidades de entrevista. En la investigación cualitativa estas modalidades varían tanto por el número de participantes en la entrevista (individual o grupal) como por su nivel de estructuración (abierta, estructurada o semiestructurada) y por el grado de implicación del/la entrevistador/a.

En cualesquiera de las modalidades producidas por las dimensiones de cantidad o de estructuración (individual, grupal, abierta, estructurada o semiestructurada), en la investigación cualitativa se aprecia una preferencia por la implicación de quien realiza la entrevista más que por el mantenimiento de una posición neutral del/a entrevistador/a. En efecto, cada vez más se estimula que el/a entrevistador/a se comporte como un participante más en la entrevista.

 

Técnicas grupales. Son profusamente utilizadas en la investigación cualitativa. Brainstorming, role-playing, mesa redonda, simposio, panel, grupos de consenso, Philips 66, grupo nominal, etc. son técnicas de uso habitual en la investigación aplicada. Pero los más frecuentes son el grupo de discusión y los grupos focales.

En esencia, el grupo de discusión y el grupo focal consisten en la reunión de un pequeño número de personas para obtener información en un ambiente agradable con un formato de conversación que estimula el debate y la confrontación. El tipo de material que produce es, obviamente, cualitativo y acostumbra ser objeto de análisis de contenido y de análisis del discurso.

 

Técnicas documentales y textuales. Documentos, libros, revistas, informes, panfletos, comunicaciones, en definitiva, textos de toda índole son productos habituales en los contextos sociales que se van a analizar. Su recogida, su codificación, catalogación y clasificación son tareas imprescindibles en la mayor parte de trabajos de investigación de campo. No hay un procedimiento único en estas técnicas, pero su objetivo sí es único: la constitución de un corpus analizable en el marco de los distintos métodos. El análisis de contenido y el análisis del discurso suelen ser los procedimientos más habituales de análisis.

Conclusiones

Se ha presentado una posición desde las ciencias sociales con la que entender las prácticas de investigación y evaluación, pensando en su utilidad en el ámbito de la salud. Como toda posición construida sobre un cierto entramado epistemológico, metodológico, ético y político se diferencia de otras posibles, enfrentándose incluso a algunas de ellas, pero permitiendo un debate estimulante y enriquecedor propio de cualquier empresa científica. La asertividad en la definición de esta posición no debe llevar a la suposición de que es rígida e inamovible, puesto que la aceptación del postulado dialógico es aplicable también aquí. No obstante, en la línea de concluir, se insistirá sobre algunas de las características básicas.

Se ha sostenido que el/la investigador/a no puede entenderse como exterior a la realidad misma que investiga, puesto que sólo desde el interior de la «realidad» pueden aprehenderse los significados construidos por cada sociedad o grupo. También se ha defendido la idea de que toda investigación es, en sí misma, una intervención, de modo que el/la investigador/a se ve envuelto voluntaria o involuntariamente en la transformación de la realidad por el mero hecho de analizarla.

La propuesta metodológica cualitativa da cuenta de las exigencias que se desprenden de estas características. La apuesta por métodos cualitativos comporta estimular y afrontar la participación de todo agente social al menos en cierto grado, por lo que este tipo de metodología respeta, probablemente más que otras, los retos que se le plantean a la investigación científica en el ámbito sanitario. Esta perspectiva es coherente, finalmente, con los principios y valores asumidos en una posición crítica.

No obstante, ninguna opción metodológica debe arrogarse la exclusiva ni erigirse en dictadora sobre cualquier práctica de investigación. No hay una perspectiva cuantitativa o cualitativa que sea, en sí misma, mejor o peor. Es preciso mantener un grado suficiente de «independencia» metodológica, es decir, es necesario no ser esclavo o adicto a un tipo de procedimiento, sino hacerlo depender de una fundamentación o perspectiva teórica, de modo que el procedimiento se determine más bien en función de los objetivos que se pretenden, conociendo y asumiendo, eso sí, sus defectos, sus limitaciones y sus consecuencias. Sólo así es posible una deseable pluralidad metodológica abierta al diálogo y adaptada a las condiciones y condicionantes de la realidad sobre la que opera.

La serie sobre investigación y evaluación cualitativa que ahora comienza en esta revista mostrará todas y cada una de las propiedades y características expuestas en este artículo e ilustrará las posibilidades, el alcance y los límites de la investigación cualitativa en el ámbito de la salud.

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