Sr. Director: Los antiinflamatorios no esteroides (AINE) son como grupo uno de los más prescritos en el ámbito de la atención primaria. No obstante, debido al riesgo de toxicidad gastrointestinal, se emplean en ocasiones asociados a protectores gástricos. El consumo de estos últimos ha aumentado muy por encima del incremento experimentado por otros grupos farmacológicos1. Por otra parte, los beneficios de la llamada gastroprotección en las condiciones reales de uso son controvertidos2. Por todo ello, nos hemos planteado llevar a cabo un estudio que, por un lado, permita conocer el perfil de utilización de los fármacos protectores gástricos (antiácidos, anti-H2, inhibidores de la bomba de protones y misoprostol) cuando se asocian al tratamiento con AINE en pacientes ambulatorios y, por otro, evaluar la efectividad del protector en la disminución de la toxicidad gastrointestinal. El estudio se realiza mediante un cuestionario aplicado a pacientes en farmacias para estimar la utilización, y otro cuestionario distinto en centros de atención primaria para valorar la efectividad. El objetivo final sería procurar una información directa e independiente que nos permita una mejor utilización de esta medicación.
Este estudio necesita de la participación de los profesionales sanitarios, pero promover su participación es una tarea ardua y compleja. En el ámbito de la atención primaria el escaso reconocimiento de las labores de investigación, la carencia adicional de programas y medios dirigidos a tal fin, la presión asistencial y, con ello, la escasa disponibilidad de tiempo tienen como consecuencia una infrautilización de este ámbito con un gran potencial investigador. Incluso persiste una idea, a nuestro juicio equivocada, de que el espacio propio para la investigación clínica sería el hospital.
La investigación clínica en atención primaria debe ser potenciada e incorporada a la cultura de los propios médicos. Existe al respecto un interés creciente por estas cuestiones constatado por el aumento de publicaciones sobre este particular3,4. Es necesario que se lleven a cabo estudios en este medio que den respuestas adecuadas a los problemas que se planteen. La extrapolación directa y mecánica de los resultados de los ensayos clínicos al ámbito de la atención primaria nos conduciría a cometer no pocos errores, puesto que las diferencias en las características de los pacientes y en las condiciones son notorias5,6. El fomento de la investigación exigiría, en primer lugar, un reconocimiento adecuado de dicha actividad desde el Sistema Nacional de Salud. Serían necesarios una disminución de la actividad asistencial en beneficio de las tareas investigadoras, una asignación acorde de recursos, el apoyo técnico adecuado, promover la formación continuada y favorecer la coordinación de las iniciativas investigadoras.