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Vol. 34. Núm. 3.
Páginas 147-151 (julio 2004)
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La «keta» (ketamina): del fármaco a la droga de abuso. Clínica biopsicosocial del consumidor y algunas propuestas terapéuticas
¿Keta¿ (Ketamine): From Medication to Drug Abuse. Bio-Psycho-Social Clinical Profile of Users and Some Therapy Proposals
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J. Royo-Isacha, M. Magranéb, M. Domingob, B. Cortésb
a Coordinador Plan de Drogas. Ayuntamiento de Badalona. Área de Gobierno. Diputación de Barcelona. Barcelona. España.
b Amalgama7. Centro de atención Biopsicosocial para jóvenes y adolescentes. Barcelona. España
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La ketamina: algunas ideas para empezar

En espacios donde se emite música electrónica, básicamente discotecas, bares musicales y «Fiestas Rave», y en la población de los consumidores y vendedores de «drogas de síntesis», la ketamina ha adquirido en los últimos años mayor relevancia desde la perspectiva de su consumo1.

No obstante, su uso como «droga recreativa» no sólo se produce en estos contextos. Es habitual que el consumo de este anestésico, y precisamente debido a sus efectos, se produzca también en espacios más relajados (casas, locales, etc.). Algunos consumidores describen que no les gusta emplear esta droga para «salir de marcha»2,3.

Al igual que sucede en el caso de los consumidores de «drogas sintéticas», no hay un perfil determinado de usuario de ketamina, aunque mayoritariamente tienen en común que son consumidores habituales de «drogas de síntesis» y policonsumidores de otras drogas, como cocaína, speed, cannabis, alucinógenos, tabaco y alcohol4.

La ketamina es un agente anestésico no volátil que se sintetizó en 1962. En 1965 los laboratorios Parke & Davis comercializan la ketamina como anestésico con los nombres de ketalin®, de ketalar® y ketina® para uso humano y de ketase® para uso veterinario5. La ketamina se presenta como un líquido translúcido y es un derivado liposoluble de la fenciclidina (PCP).

La ketamina se usa clínicamente como anestésico general, es considerado un anestésico manso y a menudo se utilizaba en pediatría y geriatría. Sus características psicodislépticas fueron descubiertas después de que un gran número de destinatarios informó de lo que sentían al salir de la anestesia7,8. Los restantes experimentos mostraron que una dosis muy menor que la anestésica produce una experiencia psicodélica de gran intensidad9. En el mercado ilícito, la ketamina puede presentarse de muchas otras formas: líquido incoloro, polvo blanco (cristales blancos), comprimidos o cápsulas, por lo que es posible utilizarla por distintas vías de administración: intravenosa, intramuscular (líquido), rectal (líquido), nasal (polvo), pulmonar «fumada» (polvo) y oral (líquido, comprimido, cápsulas). El preparado farmacéutico de ketamina que se presenta en forma líquida puede ser convertido en polvo mediante el simple método de «cocerla» o «cocinarla» a fuego lento. Este proceso se puede realizar utilizando un microondas, un horno a 90-95 Cº, o simplemente al «baño maría» hasta que se evapore el líquido. El resultante es un polvo blanco en forma de granos grandes de sal (cristales), que posteriormente se machaca para hacerlo más fino y apto para «esnifar». El polvo obtenido podrá venderse tal cual o puede, también, ser convertido en comprimidos (fig. 1).

Efectos derivados del consumo de ketamina

La ketamina es un anestésico general disociativo, no barbitúrico y no narcótico. Esta sustancia es apreciada por los consumidores por su capacidad de combinar efectos hipnóticos, analgésicos y amnésicos, sin pérdida de consciencia ni depresión respiratoria10.

Su acción se inicia rápidamente cuando se administra por vía intramuscular o intravenosa y la máxima concentración plasmótica se alcanza en 10 min. Cuando se ingiere por vía oral, no se absorbe bien y se produce, además, un primer paso de metabolización, por lo que su biodisponibilidad es baja11.

La ketamina interactúa con receptores de la N-metil-aspartato (NMA) y con receptores nicotínicos, muscarínicos, opioides y monoaminérgicos. También inhibe la recaptación de noradrenalina, dopamina y serotonina12. Los consumidores de ketamina experimentan un estado disociativo como si estuviesen «fuera del cuerpo», con sensación de estar flotando. Dicho estado puede ser profundo, generando experiencias alucinatorias y dificultad para moverse, así como alteraciones de la percepción y aparición de flashbacks incluso meses después del consumo (tabla 1). Se desarrolla tolerancia rápidamente13. En estudios con voluntarios sanos, la ketamina induce síntomas similares a los de la esquizofrenia, con alteraciones de la percepción, reducción del rendimiento cognitivo, estados disociativos, dificultad para recordar palabras y disminución de la memoria inmediata14,15.

La ketamina no es detectada en los análisis sistemáticos de drogas de abuso, que se basan en técnicas de enzimoinmunoanálisis. Para detectarla en sangre y orina se utiliza la cromatografía de gases, pudiéndose detectar cantidades de 0,1 mg/ml del compuesto. El tiempo máximo de detección se sitúa en las 72 h, aproximadamente, para una dosis única. Sin embargo, en usuarios con un consumo habitual o adictivo, la ketamina puede tardar hasta más de 7 días en eliminarse5,16.

Para considerar sus efectos debemos tener en cuenta otras variables como: cantidad, calidad, vía de administración, características individuales del consumidor y contexto ambiental del consumo17, pero también otros aspectos relacionados con el policonsumo y las mezclas con otras drogas simultáneamente. En este caso, la ketamina puede consumirse combinada con cocaína (la mezcla es conocida en el mercado ilícito como CK o Calvin Klein), o con «porros» de marihuana, conociéndose en este caso como Mary-Kay (María-K)18.

Los decomisos policiales y las urgencias médicas asociadas al uso/abuso de ketamina dieron lugar a que la DEA, en 1999, incluyera esta sustancia en la lista II de sustancias controladas en Estados Unidos. Esto significa el reconocimiento de la ketamina como una droga con potencialidad de abuso, lo cual supone que, aunque pueda continuar teniendo utilidad para la aplicación clínica, se aumentará el control, la producción, la distribución y la venta, y se penará con mayor dureza, al menos en este país, su posesión, producción, distribución y venta ilícita19.

¿Por qué los jóvenes y adolescentes consumen ketamina?

«La keta sirve para alucinar», «para conocerte más y mejor», «para viajar y tener viajes maravillosos», «para mejorar el estado de ánimo», «para tener más imaginación», «no engancha», «te tranquiliza», etc.

Éstas son algunas de las respuestas que dieron 2.155 jóvenes y adolescentes que habían visitado la exposición itinerante «A tota Pastilla»2, de los cuales 1.700 eran alumnos escolarizados de entre 14 y 19 años y 455 eran jóvenes y adolescentes de entre 16 y 30 años. Como se puede observar, los efectos deseados por los consumidores de ketamina son básicamente los psicodislépticos, alucinatorios y sedativos. En este tipo de drogas, el SET (las propias características de personalidad) y el SETTING (las condiciones del entorno donde se consume), así como la vía de administración, tienen una importancia fundamental a la hora de determinar los efectos del consumo y, en consecuencia, la experimentación de un «buen o mal viaje» (experiencia placentera o por el contrario terrorífica). El 12,6% de los alumnos escolarizados (14 a 19 años) manifestó haber consumido en alguna ocasión drogas de síntesis, de los cuales un 18,3% manifestó a la vez haber consumido «keta» al menos en una ocasión.

Tomando como referencia a la población de jóvenes y adolescentes de entre 16 y 30 años, el 53,8% manifestó haber consumido drogas de síntesis en alguna ocasión, y de ellos, un 46,6% manifestó haber consumido «keta» en al menos una ocasión. El consumo aislado de ketamina es muy excepcional y la mayoría lo realiza, además, policonsumiendo otras sustancias, de manera que se pueden incrementar las reacciones agudas, así como otras afecciones asociadas y enfermedades psiquiátricas, sobre todo en individuos genéticamente predispuestos7,9. Los motivos de consumo se exponen en la figura 2. Queremos remarcar especialmente que un 32% de ellos considera a la ketamina como «droga no peligrosa».

La intervención terapéutica desde el ámbito de la atención primaria (programas de disminución de daños y riesgos)

La ketamina carece de antídoto, por lo que las medidas a aplicar serán sintomáticas y de soporte general en caso necesario. En caso de depresión respiratoria se considera mejor opción la ventilación mecánica más que la administración de analépticos. Los pacientes en coma despiertan, mayoritariamente, en pocas horas, aunque la sedación puede persistir durante 24 h. En caso de ansiedad o alucinaciones, será necesaria la sedación con benzodiacepinas y la posible aparición de sintomatología psicótica podría requerir el uso de neurolépticos y antipsicóticos12,16. Desde una perspectiva preventiva se recomienda al médico que sensibilice al consumidor o potencial consumidor de ketamina, desde los programas de disminución de daños y de riesgos, utilizando un léxico comprensible y un tiempo adecuado. Pueden ser de utilidad enunciados como los siguientes:

­ La ketamina y todas las drogas en general están asociadas a la diversión. En situaciones de fin de semana y de «fiesta» se tiende a consumir drogas. Decide previamente si vas a consumir «keta» o no. Tomar esta decisión previamente te ayudará, en caso de consumo, a ser consciente de la cantidad que tomas.

­ La ketamina es una droga muy potente y extraordinariamente peligrosa. En dosis altas puede provocar pérdida de conocimiento, coma, convulsiones, derrames cerebrales, asfixia y paro cardíaco. Si vas a consumir, es preferible consumir poco y esperar sus efectos.

­ La ketamina aumenta la presión arterial; por tanto, está especialmente contraindicada para personas con hipertensión, problemas cardíacos o con antecedentes de accidentes cerebrovasculares.

­ La ketamina está contraindicada en las personas en tratamiento con medicamentos tiroideos, hepáticos, con problemas oculares, psiquiátricos o con antecedentes de haberlos tenido.

­ El consumo de ketamina puede producir ataques de pánico y ansiedad. El consumidor puede perder el control de sus actos durante varias horas, llegando incluso a perder la conciencia y la memoria. Si la consumes, no debes estar solo, es mejor estar acompañado por si las cosas no van bien.

­ En personas deprimidas o en situación de inestabilidad emocional, la ketamina puede provocar intentos de suicidio y en personas fácilmente irritables o en estado de agitación puede potenciar comportamientos violentos. Antes de consumir, pregúntate sobre tu estado emocional.

­ Consumir «ketas» en «Raves» y discotecas aumenta la posibilidad de tener un «mal viaje» debido a la intensidad de los estímulos a los que se está expuesto (luces, sonidos, contactos, etc.). Decide en qué lugar y con quién vas a consumir.

­ El consumo habitual de «ketas» se ha asociado con problemas de memoria, de concentración y flashbacks (revivir los efectos de las «ketas» incluso mucho tiempo después del último consumo). Por tanto, este tipo de consumo puede alterar intensamente tu vida cotidiana.

­ No es aconsejable estar de pie, andar o bailar con los efectos de la ketamina. El movimiento aumenta las náuseas y se pierde el equilibrio. Si consumes, es mejor estar tumbado en el suelo o en un sofá.

­ No mezcles el consumo de ketamina con otras drogas, te ahorrarás experimentar efectos inesperados e indeseados.

­ Si has consumido «keta» y/o otras drogas, no conduzcas ni aceptes viajar en un vehículo cuyo conductor ha consumido. Es recomendable no conducir las 24 h después del consumo ni realizar cualquier otra actividad que pueda ser peligrosa. Recuerda que la ketamina es un anestésico veterinario y hospitalario y el organismo, tras su consumo, requiere un tiempo para recuperarse.

­ Si tienes relaciones sexuales, el uso de drogas puede potenciar comportamientos de riesgo; pero en drogas como la ketamina y en caso de sufrir un abuso, podrías ser incapaz de reaccionar físicamente y te podría ser incluso difícil recordar los hechos acaecidos. Adopta medidas preventivas y asegúrate de estar con alguien de confianza.

­ No comas nada una hora y media antes del consumo y tampoco durante el consumo. La «keta» provoca náuseas durante y después del «viaje». Al tener el estómago lleno puedes vomitar, con riesgo de ahogo a causa del vómito.

­ Si vas a consumir «keta» comunícaselo a alguien de tu entorno. Es importante que éste pueda informar al personal médico o de primeros auxilios, en caso de que las cosas no salgan como tú esperabas.

Bibliograf¿a
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