La Organización Mundial de la Salud estimó que en el año 2000 fallecieron 1,26 millones de personas en el mundo por accidentes de tráfico (el 2,2% del global de muertes), constituyendo la novena causa de mortalidad. Sin embargo, en las personas de 15-29 años es la segunda causa de muerte, tras el sida1. Cada día pierden la vida 3.000 personas en las carreteras de todo el mundo y 30.000 presentan diversas secuelas2.
En España, los datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística (www.ine.es) y la Dirección General de Tráfico (www.dgt.es) hablan por sí mismos. Las tasas de mortalidad para el conjunto de España en el año 2002 se sitúan en el 13,1 por cada 100.000 habitantes. Los accidentes de tráfico ocupan el quinto lugar entre las principales causas de muerte, tras las enfermedades del aparato circulatorio, respiratorio, digestivo y los tumores. Pero en el segmento de población entre los 15 y 34 años ascienden hasta el primer lugar de la tabla. En el año 2003, con un parque automovilístico de 25 millones de vehículos, hubo 98.433 accidentes con víctimas y fallecieron 5.347 personas. De éstas, 2.286 tenían una edad comprendida entre los 15 y 34 años.
Una de las características de la mortalidad por accidentes de tráfico es que forma parte del grupo de mortalidad innecesariamente prematura y potencialmente evitable, por lo que deben realizarse todos los esfuerzos razonables para su control.
Desde hace muchos años se conoce con bastante exactitud la epidemiología de esta verdadera plaga, con una distribución semanal (circaseptana) con picos máximos en fines de semana y estacional (vacaciones y puentes). Por sexos, la tasa de mortalidad en varones es 3-4 veces superior que en las mujeres y las víctimas pueden ocupar hasta el 10% de las camas hospitalarias. En Europa y Norteamérica, la mayoría de las víctimas son conductores y ocupantes de automóvil, mientras que en países en vías de desarrollo son peatones y ciclistas1.
Desde el punto de vista económico, el coste global por los accidentes de tráfico supone el 1-3% del producto interior bruto de un país1.
Entre los consejos para la prevención de lesiones por accidentes de tráfico se han identificado distintos grados de evidencia y de recomendación, tanto en la eficacia de la reducción de riesgo como en la efectividad del consejo (sujeción adecuada y cinturones de seguridad, evitar la conducción bajo los efectos del alcohol o drogas, existencia de air-bag, modificación del comportamiento de los peatones, consejos a los padres sobre los asientos y sujeciones adecuadas de las sillas de sus hijos, etc.)3.
En España, en la década de los noventa se calcularon estimaciones de riesgo para diversos factores dependientes de los conductores y relacionadas con accidentes de tráfico4 y, así, la somnolencia muestra exceso de riesgo, con una odds ratio (OR) = 64,35; la influencia de alcohol presenta una OR = 22,32, y para la velocidad inadecuada, según las condiciones climatológicas, OR = 28,33. La antigüedad en la obtención del permiso de conducir presenta interacción con la edad y, así, en los jóvenes se comporta como factor de protección, con una OR = 0,95, mientras que en los mayores de 65 años este efecto desaparece. También los conductores no profesionales presentan un exceso de riesgo, así como los discapacitados, las personas con infracciones administrativas y las personas que no utilizan el cinturón de seguridad. La edad con menor riesgo se encuentra entre los 25 y 49 años, y se observa un exceso de riesgo tanto en los más jóvenes como en los mayores de 74 años. Finalmente, en los últimos años, la introducción de los teléfonos móviles se ha añadido como un elemento más en el origen de muchos accidentes.
No son frecuentes en España los estudios sobre mortalidad por accidentes de tráfico. Por ello, el trabajo de Ruiz Ramos et al5 aporta como aspecto de interés un seguimiento de 26 años en Andalucía por este motivo, con el valor añadido de que realiza predicciones para el año 2004. Con este tipo de estudios se pueden valorar de forma más certera las diferentes intervenciones realizadas por las distintas administraciones, así como el impacto de las diversas campañas efectuadas por los medios de comunicación. Por este motivo, y de seguir las cosas igual en esta comunidad, se mantendrá la tendencia actual iniciada en 1995, con tasas de mortalidad por cada 100.000 habitantes en torno a 20,2 en varones y 4,6 en mujeres.
Llegados a este punto, más que nunca, es necesaria la toma de conciencia de todos los estamentos implicados en esta grave situación, ya que no es solamente un problema sanitario de primer orden, sino también social, laboral, económico y de seguridad ciudadana; por ello, debe organizarse una adecuada cooperación entre las asociaciones de víctimas, las fundaciones, la industria automovilística, los Ministerios de Fomento, Interior y Sanidad y las distintas administraciones nacional, autonómicas y locales1. En España, el programa desarrollado en Alzira sobre actividades intersectoriales para la prevención de accidentes de tráfico es un ejemplo de ello que debería ser sin duda imitado6.
Puntos clave
* Los accidentes de tráfico son la primera causa de muerte en el segmento de población de 15-34 años.
* Una de las características de la mortalidad por accidentes de tráfico es la de encontrarse dentro del grupo de mortalidad innecesariamente prematura y potencialmente evitable, por lo que deben realizarse todos los esfuerzos razonables para su control.
* Es necesaria la toma de conciencia de todos los estamentos implicados en esta grave situación, ya que no es solamente un problema sanitario.