Introducción. El 40% de los fumadores intenta abandonar cada año el tabaco, aunque la mayoría de ellos no lo consigue1. A pesar de esto, más de la mitad de los fumadores que dejan de fumar lo hacen por sí mismos, sin ayuda de profesionales sanitarios y sin utilizar los tratamientos disponibles que actualmente son reconocidos como efectivos1,2. Las deficiencias del sistema sanitario público en la atención al fumador dan como resultado un alto coste sanitario directo e indirecto, todavía mayor del que se había estimado en un principio3,4. El marco ideal para prestar ayuda al fumador es la atención sanitaria, por su accesibilidad y la continuidad de la asistencia. Debemos tener en cuenta que el 70% de los fumadores entra en contacto con el ámbito sanitario cada año, lo que implica que hay numerosas oportunidades que no se deben desaprovechar para emitir mensajes motivadores a los fumadores1. Los fumadores citan el consejo de un médico como un aspecto motivador importante para dejar de fumar2. Sin embargo, la realidad es que fuera del ámbito de la investigación muy pocos profesionales mantienen esfuerzos sistemáticos de consejo y ayuda a los fumadores. Con los datos disponibles se acepta que solamente el 30-40% del total de los fumadores de la comunidad es aconsejado por su médico de cabecera, mientras que la estimación en nuestro medio es del 32% según el estudio de efectividad del PAPPS5. De todos modos, es evidente la discordancia entre el registro de la historia y lo referido por el usuario6. La atención primaria es el recurso sanitario más capaz en cuanto a cobertura para ayudar a los fumadores a abandonar el tabaco, y la intervencion breve es un imperativo ético para los profesionales sanitarios2.
Pacientes y método. Se trata de un estudio descriptivo y transversal para describir la situación basal antes de poner en marcha consultas de deshabituación de tabaco en atención primaria. Se evaluó a un total de 21 centros de salud, lo que supone el 17,5% de un total de 120 centros de salud de Aragón. El total de población asignada > 16 años en estos centros es de 336.506, lo que supone el 28% de la población. Se hicieron un total de 5.758 entrevistas a los usuarios de los centros de salud. Los usuarios fueron seleccionados aleatoriamente y encuestados en las salas de espera durante al menos 3 días de una semana del mes de noviembre de 2002. Los encuestadores fueron médicos residentes instruidos que no tenían responsabilidades asistenciales directas con los usuarios entrevistados en los centros donde realizaban las encuestas. La encuesta recogía un número reducido de datos de tipo demográfico, consumo de tabaco y estadios del cambio, y se basaba en otros cuestionarios validados y utilizados previamente para este tipo de estudios.
Resultados. El total fumadores estudiados fue de 1.601 en 21 centros de salud. El porcentaje de fumadores en la población demandante fue del 27,8%. Esto permite hacer la estimación de que un cupo estándar de 1.500 atiende a 400 fumadores consultantes habituales, aunque están adscritos al cupo unos 525 fumadores en función de la prevalencia esperada en la población general. Por este motivo, podemos afirmar que, en esta población, el 76% de los fumadores acude al menos una vez al año a la consulta.
Del total de fumadores, eran varones el 52,6% y mujeres el 47,4%. La media de cigarrillos fumadores era de 17, 7 al día. La media de edad era de 41,03 años y el 51,6% tenía criterios de dependencia de la nicotina moderada-severa. Los resultados de la intervencion se presentan en la tabla 1.
Discusión. La edad de las mujeres fumadoras es, en promedio, 10 años menor que la de los varones fumadores. Aunque en el grupo de edad más joven las prevalencias están igualadas en función del sexo, en edades medias sigue habiendo importantes diferencias que tienden a disminuir con el paso de los años. No hay diferencias entre varones y mujeres en su actitud respecto a la idea de dejar de fumar, aunque las mujeres fuman de promedio un 20% menos de cigarrillos. Sólo uno de cada 2 fumadores es aconsejado por su médico de cabecera, aunque se aconseja con mayor frecuencia a los fumadores de más edad. Sólo uno de cada 3 fumadores es aconsejado por su profesional de enfermería. Los varones fumadores son más aconsejados que las mujeres fumadoras, tanto por el médico como por su enfermera, lo cual iría en relación con mayores tasas de cesación observadas en edades medias de la vida entre los varones. Aunque estas diferencias no se observan en el conjunto de la población fumadora ni
en todos los estudios, nuestros hallazgos deben ser un motivo para la reflexión y refuerzan la idea de tener en cuenta la perspectiva de género en la prevencion del tabaquismo7.