Sr. Director: Sobre el interesante y completo trabajo realizado por Torrecilla et al1 y sobre el editorial que le sigue2, queremos felicitar a los autores y hacer los siguientes comentarios.
En relación con los resultados que presentan, el porcentaje de fumadores que abandonó el tabaco es muy similar en el ámbito de atención primaria (AP) y en el de la especializada. Cabría obtener mayor porcentaje de abandonos, a igual calidad de intervención, en esta última. Ello se debe a que entre los motivos para dejar de fumar están, en primer lugar, motivos de salud3. Los pacientes de la consulta de neumología, como era de esperar, presentan patología dos veces más que los de AP. Esto nos demuestra la mayor eficacia del abordaje del tabaquismo en AP. Aunque no se debe perder ninguna oportunidad para el tratamiento del tabaquismo y debe realizarse en ambos niveles asistenciales, el seguimiento, tan importante para conseguir buenos resultados, parece más oportuno hacerlo en AP, sobre todo por razones de accesibilidad. Estamos de acuerdo en que el tratamiento farmacológico debe hacerse en ambos niveles asistenciales, como en cualquier otra patología, siempre que se conozcan bien los medicamentos. Pensar que el tratamiento farmacológico sólo se haría en la especializada sería como pensar que el paciente hipertenso que no se controla con dieta hiposódica debería ser remitido a una unidad de hipertensión.
Respecto a si debe llamarse intervención mínima o breve, creemos que ambas definiciones pueden ser incompletas; nosotros preferimos intervención básica (consejo breve, claro, sistemático y personalizado) e intervención farmacológica (sustitutos de la nicotina o bupropión) cuando éstos son necesarios.
La prevención y el tratamiento del tabaquismo constituyen la actividad preventiva más eficiente. Sin embargo, se realizan todavía de forma esporádica. Las causas, como siempre, son muy variadas (excesiva burocratización de las consultas, falta de tiempo, escasa formación de los profesionales, falta de motivación, etc.), como ya apuntan los autores.
La actuación sobre el tabaquismo debería implementarse paulatinamente dentro de la cartera de servicios de AP. Es cierto que puede haber profesionales que desconozcan cómo realizar esta actividad, por la todavía insuficiente formación en este campo. Es una oportunidad para que se incluya dentro de la formación continuada. En el curso 2001-2002 de la Facultad de Medicina de Valladolid, en la asignatura optativa de AP, hemos introducido un seminario que incluye prevención y tratamiento del tabaquismo.
Se aducen problemas de tiempo, un factor muy importante en AP, sin darnos cuenta de la cantidad del mismo que gastamos en otras actividades mucho menos eficientes, o en la medicalización que actualmente vivimos y que día a día va aumentando a un ritmo que puede llegar a hacerse insostenible. Deberíamos priorizar la actuación sobre el tabaquismo frente a otras actividades de dudosa eficacia.
Se desconoce la legislación o, si se conoce, no se cumple ni se hace cumplir. El Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas tienen un importante papel sobre el tema. ¿Llegará el plan nacional para combatir y prevenir el tabaquismo que la anterior ministra quería poner en marcha? Vivir para ver.