Sr. Director: En un reciente artículo, Royo-Isach et al1 revisaban diversas cuestiones relacionadas con la metanfetamina. Queremos aportar información sobre algunos aspectos de esta sustancia que creemos pueden ser de interés para sus lectores. La metanfetamina es un compuesto quiral, por lo cual existen 2 enantiómeros que, a pesar de tener la misma fórmula química, presentan una disposición tridimensional en el espacio diferente, de modo que uno de ellos es una imagen especular del otro. Se denominan (S)-(+)-metanfetamina (detanfetamina, dextrometanfetamina) y (R)-()-metanfetamina (l-metanfetamina, levometanfetamina), y cada una de ellas presenta una actividad biológica distinta. La forma S o dextro es la responsable principal de los efectos psicoactivos. La R o levo presenta menores efectos centrales y más acciones periféricas. Si no se especifica lo contrario, la metanfetamina se presenta como racemato, que contiene la mitad de cada uno de los enantiómeros2. La metanfetamina está comercializada con receta médica en algunos países para el tratamiento de la obesidad y del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (p. ej., Desoxyn® en Estados Unidos). La levometanfetamina, que posee un potencial de abuso limitado, está comercializada sin receta médica en forma de vaporizador nasal (p. ej., Vicks Vapor Inhaler en Estados Unidos). La metanfetamina puede administrarse por vía oral, intranasal o esnifada (speed), fumada (ice, crystal, crank, glass, shabu) e intravenosa (fire, meth-speedball). En cuanto al speed-ball, aunque generalmente se usa para la combinación intravenosa de cocaína y heroína, a veces se utiliza para referirse a la mezcla de anfetamina o metanfetamina y heroína.
En cuanto a los efectos, además de los inmediatos, al transcurrir unas horas puede presentarse un «bajón» (crash) que se caracteriza por disforia, cansancio, ánimo deprimido, irritabilidad, insomnio o somnolencia, y que puede durar varios días. Este cuadro es más intenso si se consumen dosis altas o de forma repetida. La administración de metanfetamina en animales puede producir de forma permanente neurotoxicidad con afectación de las neuronas dopaminérgicas y, en menor grado, serotoninérgicas3. La extrapolación de estos resultados en humanos es compleja, aunque en los grandes consumidores se han demostrado cambios funcionales y estructurales, estos últimos evidenciados mediante técnicas de neuroimagen, que en parte son reversibles al dejar de consumir4. La cuestión relevante es si esta toxicidad dopaminérgica puede ser un factor de riesgo para la aparición de enfermedad de Parkinson3. Finalmente cabe destacar que, desde el punto de vista farmacocinético, la metanfetamina se metaboliza en parte a anfetamina (15-20% de la dosis)5.