Con gran interés recibimos el comentario editorial de Dr. Martín Zurro a nuestro artículo «¿Migrar o no migrar? ¿Qué pasará con nuestra próxima generación de médicos? Estudio sobre causas y motivos en estudiantes avanzados de medicina en 11 universidades de España» 1 Sin embargo, nos parece pertinente hacer algunas aclaraciones tendientes a brindar más luz a un tema novedoso, sin suficiente evidencia y claramente abierto a la polémica por su grado de incumbencia.
Efectivamente, como menciona Martín Zurro, no pudieron incluirse las facultades de medicina de grandes ciudades como Madrid o Barcelona, lo que se menciona en el apartado Discusión como una de las limitaciones del estudio. Ello se debió básicamente a la falta de respuesta o no autorización para llevar a cabo y recoger el cuestionario en las mismas. De todas maneras, coincidimos en que la tendencia no hubiese cambiado significativamente.
El Dr. Zurro menciona a las medidas de «fidelizacion defensivas». Coincidimos con él en que la migración médica es un fenómeno que está para quedarse e incrementarse con el tiempo; sin embargo, determinados y puntuales hechos que debieran ser corregidos, atentan con agravar este fenómeno. Valga como ejemplo la distinta categorización de profesionales con la misma responsabilidad y tarea que conviven en el día a día de los centros de salud en medio rural; o el caso de la variación del valor hora que se paga en servicios de urgencias en la zona geográfica donde confluyen 3 comunidades autónomas como Madrid, Castilla-La Mancha y Castilla y León, donde hasta hace muy poco el valor variaba en los 3 territorios, provocando un fenómeno de «migración interna», ya que la diferencia por hora era de cerca de 7 euros. Evidentemente estos ejemplos son solo una muestra de cómo el propio sistema atenta contra sí mismo.
Por último, el Dr. Zurro sugiere que instituciones como OMS deben «[…] pasar de las Declaraciones y Planes teóricos a la implantación de políticas efectivas […]».
Creemos conveniente mencionar que la OMS, como organismo especializado en salud, dependiente del Sistema de Naciones Unidas, tiene como misión liderar esfuerzos colaborativos estratégicos, cooperación técnica fundamentalmente, entre los Estados Miembros y otros aliados, para promover la equidad en salud, combatir la enfermedad y mejorar la calidad y prolongar la duración de la vida. Esto significa recomendar y promover políticas y en ningún caso implementar políticas, ya que para eso están los gobiernos soberanos que le otorgan su mandato. En este caso, vale mencionar que la Asamblea Mundial de la Salud, a la que asisten los ministros de Salud de los Estados Miembros, en el año 2004 requirió a la OMS que desarrollara un Código de Práctica Internacional de Reclutamiento para Personal Sanitario2. En respuesta a eso se inició un proceso de consulta global, cuyo producto fue la adopción de dicho código por la Asamblea Mundial de 20103. Uno de sus puntos básicos es que «Los Estados Miembros deben satisfacer sus necesidades de personal de salud con sus propios recursos humanos en la medida de lo posible y por lo tanto adoptar medidas para educar, conservar y mantener su fuerza laboral de salud, así como los derechos de los trabajadores migrantes están consagrados de igual manera a los trabajadores de salud capacitados en el país».