Sres. Directores: El virus de la influenza ocasiona un cuadro febril respiratorio que afecta a todas las edades de la vida1. En niños previamente sanos suele cursar sin complicaciones significativas, si bien se ha descrito la afectación ocasional secundaria de diferentes órganos y sistemas, siendo los más significativos: neumonías, miocarditis, encefalitis y miositis2. Esta última es un proceso clínico bien definido conocido como miositis aguda benigna transitoria posgripal, de carácter autolimitado y sintomatología muy llamativa y estereotipada. En los niños pequeños se pueden plantear problemas en el diagnóstico diferencial con otros procesos de mayor gravedad. Es, por tanto, importante su adecuado reconocimiento clínico para evitar pruebas diagnósticas y tratamientos innecesarios o potencialmente lesivos.
Describimos 2 pacientes con esta complicación gripal. Uno de los casos fue recurrente, eventualidad que es muy infrecuente. Se comentan los aspectos clínicos y diagnósticos más significativos del proceso.
Caso 1
Varón de 8 años con antecedentes de albinismo oculocutáneo que consulta por impotencia funcional. Había presentado un cuadro respiratorio febril de 5 días de evolución, tras el cual inicia de forma brusca episodio de dolor intenso en masas gemelares que le imposibilitan la deambulación. A la exploración se apreció un dolor selectivo muy intenso en esa localización. En los exámenes complementarios iniciales destacó una elevación significativa de la CK (6.190 U/l). El cuadro clínico se resolvió espontáneamente en 48 horas. Las cifras de CK se normalizaron en la primera semana. Existió una seroconversión en los títulos de fijación de complemento para el virus de la influenza B (< 1/64 a 1/128).
Caso 2
Varón de 9 años que, durante un proceso febril gripal de 3 días de evolución, presenta de forma aguda dolor en región gemelar bilateral, con acusada hiperestesia e impotencia funcional. El proceso se autolimitó en 2 días. Inicialmente presentó una notable elevación en las cifras de CK (2.081 U/l), que se normalizaron en los controles posteriores. Los títulos pareados de fijación de complemento para el virus de la influenza B mostraron un incremento desde 1/128 a 1/512. El paciente refería un proceso previo similar, 5 años antes, en el contexto de una epidemia gripal y con elevación transitoria de la CK. Los controles repetidos de CK en situación basal fueron normales, así como un estudio electromiográfico.
La miositis aguda benigna posviral es una entidad clínica poco reconocida que se presenta habitualmente durante o inmediatamente después de infecciones virales de vías respiratorias superiores y que cursa con mialgias, debilidad muscular de extremidades inferiores e impotencia funcional. Su curso clínico es favorable, retornando a la normalidad en pocos días. Este proceso contrasta con las miositis bacterianas de etiología estrepto o estafilocócica, que son cuadros muy severos, asociados a gran destrucción muscular1,2.
El germen habitualmente implicado en esta complicación es el virus de la influenza A o B, aunque se ha descrito en relación con otros gérmenes tales como virus sincitial respiratorio, parainfluenza, adenovirus, enterovirus, herpes, virus de la hepatitis B, rubéola y sarampión3,4. Clínicamente se caracteriza por la instauración brusca de intenso dolor en ambas pantorrillas, que llega a impedir la deambulación, y en la bioquímica se encuentra una importante elevación de las enzimas musculares. La sintomatología es muy uniforme en el caso de las miositis postinfluenza, lo que facilita su posible diagnóstico de presunción en atención primaria, si el cuadro es conocido. En esta eventualidad no se justificaría la realización de técnicas diagnósticas agresivas, en relación con la benignidad del cuadro. Debe por tanto sospecharse su diagnóstico en atención primaria en todo niño con dolor e impotencia funcional de extremidades inferiores de comienzo agudo, especialmente en un contexto epidemiológico de infección previa por virus gripal.
El cuadro se resuelve espontáneamente sin secuelas en pocos días. Excepcionalmente se han descrito complicaciones severas, que son menos frecuentes que en los pacientes adultos5, incluyendo un niño con compromiso respiratorio grave y necesidad de ventilación mecánica6. Los niños pequeños tienen dificultad para referir y localizar el dolor, por lo que muchas veces la sintomatología inicial referida son trastornos en la marcha, inestabilidad e impotencia funcional. El diagnóstico podría, por ello, orientarse hacia un proceso de mayor severidad, como una polirradiculoneuropatía aguda, ataxia aguda postinfecciosa, patología osteoarticular, intoxicaciones, etc. Se podría descartar con facilidad este proceso clínico simplemente por una adecuada palpación de la masa muscular de ambos gemelos que sería muy dolorosa. Si la palpación fuera positiva, se reafirmaría la posibilidad diagnóstica si encontramos una elevación significativa de las enzimas musculares. Estas simples medidas diagnósticas evitarían estudios complementarios y/o tratamientos agresivos y caros.
Uno de los pacientes descritos había presentado un cuadro clínico compatible con esta entidad 5 años antes. Si bien no se realizó un diagnóstico etiológico, el ambiente epidemiológico, los datos clínicos, analíticos y la evolución del paciente fueron altamente sugerentes de un proceso de miositis postinfluenza. No se encontraron alteraciones significativas de patología muscular subyacente que justificara la recurrencia del proceso. Quizás esta complicación pueda obedecer a factores de susceptibilidad individual más que a factores específicos de virulencia presentes en ciertas cepas del virus de la influenza.
En resumen, la miositis aguda postinfluenza es un cuadro muy alarmante que se autolimita rápidamente y que no siempre es adecuadamente reconocido. El conocimiento de esta entidad facilita la realización de un diagnóstico de sospecha con casi total certidumbre en atención primaria, con una adecuada anamnesis y unas simples medidas exploratorias y analíticas básicas.