Describir la utilización y percepción de la necesidad de productos de apoyo e identificar su asociación con instrumentos para medir la dependencia y la sobrecarga de cuidados.
DiseñoEstudio transversal.
EmplazamientoAtención Primaria del área sur de Pontevedra.
ParticipantesUn total de 112 personas cuidadoras informales que atienden a 125 personas dependientes.
Mediciones principalesMediante entrevista personal se recogen datos sobre la utilización y percepción de necesidad de estos productos. Además, se obtienen datos sociodemográficos e información referida al tiempo dedicado al cuidado diario, la sobrecarga del cuidador, el Baremo de Valoración de Dependencia y el indicador de dependencia DEP-6D. Se ha utilizado un contraste de medias para identificar si existen diferencias significativas en dichos indicadores en función de si utilizan o no los productos facilitadores. Se ha calculado una regresión logística para identificar aquellas variables asociadas con tener una necesidad no cubierta.
ResultadosUn 60% (IC 95%: 50,9-68,7) de las personas dependientes tienen necesidades no cubiertas de estos dispositivos. Estas necesidades se asocian, principalmente, con una renta familiar baja, un mayor grado de dependencia y una mejor salud del cuidador, aunque en situaciones de gran dependencia y muy mala salud del cuidador estas carencias se suavizan.
ConclusionesExiste una fuerte asociación entre grado de dependencia y utilización de estos productos. Sin embargo, también hay un elevado porcentaje de la muestra con necesidades no cubiertas de estos productos que están asociadas tanto con la situación socioeconómica del hogar como con las características del dependiente y de la persona cuidadora.
To describe the use and perception of the need for assistive devices and identify their relationship with instruments to measure dependence and caregiver burden.
DesignCross-sectional study.
LocationPrimary Health Care in the southern area of Pontevedra.
ParticipantsA total of 112 informal caregivers providing care to 125 dependent persons.
Key measurementsThrough a personal interview, data was collected on the use and perception of the need for these devices. In addition, sociodemographic data and information on the time dedicated to daily care, caregiver burden, the Dependency Rating Scale, and the DEP-6D dependency indicator were obtained. A contrast mean was used to identify whether there are significant differences in these indicators, depending on whether or not they use the facilitator devices. A logistic regression was performed to identify those variables most associated with not having a need covered.
ResultsMore than half (60%: 95% CI; 50.9-68.7) of dependent persons have unmet needs for these devices. These needs are mainly associated with a low family income, a high degree of dependence, and better health of the caregiver; although in extreme situations of greater dependence and worse health of the caregiver these deficiencies are smoothed out.
ConclusionsThere is a strong association between the level of dependence and the use of these devices. However, there is a high percentage of the sample that do not have the products that they need, which are associated with the socioeconomic situation of the household as well as with the characteristics of the dependent person and the caregiver.
El envejecimiento de la población es una constante en la mayor parte de los países de la OCDE y se espera que se incremente en las próximas décadas. Así, la población mayor de 65 años, que en 1960 era inferior al 10%, ha pasado a representar el 15% en el año 2010 y se espera que alcance el 27% en el año 20501. En la Unión Europea, más de 70 millones de personas padecen algún tipo de discapacidad2. Esta situación supondrá un importante reto tanto para los gobiernos como para las familias, sobre las cuales sigue recayendo de forma mayoritaria los cuidados de las personas dependientes.
El grado de autonomía de las personas dependientes y los cuidados que reciben pueden verse favorecidos con la eliminación de barreras arquitectónicas y la utilización de productos de apoyo. Se consideran barreras arquitectónicas a los obstáculos que entorpecen o impiden a las personas con discapacidad desplazarse con libertad en lugares de uso público. Por su parte, producto de apoyo es aquel «utilizado por o para personas con discapacidad destinado a facilitar su participación: proteger, apoyar, entrenar, medir o sustituir funciones o estructuras corporales y actividades o para prevenir impedimentos, limitaciones en la actividad o restricciones en la participación»3.
La eliminación de barreras en la vivienda y su entorno pueden reducir o eliminar la pérdida de autonomía que se deriva de las limitaciones en la movilidad. Respecto a los productos de apoyo, aunque algunos también están enfocados en aumentar la autonomía del dependiente (por ejemplo, la silla de ruedas eléctrica), la mayoría están destinados a incrementar la calidad de los cuidados y el bienestar del dependiente y de la persona cuidadora. Dado que, en nuestro país, gran parte de las personas dependientes no están institucionalizadas y sus cuidados son prestados por personas del ámbito familiar4 (en su mayoría mujeres5) es preciso tener en cuenta el beneficio que dichos facilitadores aportan para hacer que los cuidados sean más seguros y cómodos. Dichos dispositivos no solo incrementan el bienestar presente de cuidadores y dependientes sino que además previenen enfermedades futuras.
En la literatura existen varios estudios que analizan el impacto del uso de productos de apoyo en la reducción de la sobrecarga de cuidados6,7; sin embargo, apenas hay estudios que analicen la asociación entre el uso de estos productos y el nivel de dependencia de la persona que recibe los cuidados.
El objetivo de este trabajo es doble. Por una parte, se describe la utilización o no de una relación extensa de productos de apoyo, así como su asociación con variables relacionadas con la sobrecarga del cuidador y el nivel de dependencia de la persona que recibe los cuidados. Por otro lado, se identifican los principales determinantes de las necesidades no cubiertas de estos productos.
Material y métodosSe ha entrevistado a 112 cuidadores principales informales de 125 personas dependientes que padecen una enfermedad crónica, captados por trabajadores sociosanitarios de centros de salud de atención primaria del área sur de Pontevedra. Los criterios de inclusión fueron: ser el cuidador principal de una persona dependiente adulta, no recibir una remuneración económica por dichos cuidados y poder leer la letra pequeña.
La recogida de datos se realizó del 2014 al 2016, principalmente en el domicilio del cuidador. Se recogió información sobre: las características sociodemográficas y sanitarias del cuidador y del dependiente; el nivel de dependencia del dependiente; la sobrecarga del cuidador y si poseía y si necesitaba cada uno los productos de apoyo y adaptaciones del hogar mostrados en un listado. En el caso de que un cuidador prestara cuidados a más de una persona dependiente, se recogían los datos relativos a cada una de ellas.
En particular, el nivel de dependencia fue medido con 2indicadores: el Baremo para la Valoración de la Dependencia (BVD) y el indicador DEP-6D. El BVD8 oscila entre 0 (total independencia) y 100 (máxima dependencia en todas las actividades)9 en función del desempeño del dependiente en 59 tareas. El indicador DEP-6D10 mide el nivel de dependencia en función de 6 dimensiones (comer, incontinencia, cuidado personal, movilidad, tareas domésticas y dependencia ligada a problemas cognitivos). Cada dependiente recibe una puntuación que oscila entre −0,84 (nivel de dependencia más alto) y 1 (no dependencia): los valores negativos corresponden con situaciones que son consideradas peores que la muerte. La ventaja de este indicador es que puede ser utilizado en estudios de evaluación económica. La sobrecarga del cuidador fue medida con el cuestionario Zarit Burden Interview abreviado11 (derivado del Zarit Burden Interview)12, el cual recoge 7 ítems indicativos de sobrecarga. Para cada uno, el cuidador debía indicar la frecuencia percibida de sobrecarga, en una escala Likert que puntúa entre 1 («nunca») y 5 («casi siempre»). La puntuación total varía entre 7 y 35 puntos: la sobrecarga intensa corresponde con una puntuación de 17 o más puntos13.
Asimismo, se les entregaba un diario de actividades, que era recogido posteriormente, en el cual debían apuntar, durante un día, los minutos dedicados al cuidado del dependiente, tanto en las actividades básicas de la vida diaria (ABVD) como en las instrumentales (AIVD). Además, para aquellas actividades que no eran realizadas a diario, se debía registrar con qué frecuencia se hacían (semanal o mensualmente) y el tiempo de ejecución. Los minutos dedicados a este tipo de actividades se prorratearon para obtener una medida diaria. Los minutos dedicados a las actividades domésticas realizadas de forma conjunta para toda la familia fueron ajustados según el tamaño del hogar mediante la escala de equivalencia de la OCDE.
Con base en la información obtenida se elaboró un análisis descriptivo tanto de las características sociodemográficas y sanitarias de la muestra como de la utilización o no de cada uno de los dispositivos analizados, poniendo especial énfasis en las necesidades no cubiertas. Identificamos como una necesidad no cubierta aquella situación en la que no se dispone de un producto, a pesar de haber manifestado su necesidad. En segundo lugar, se analiza si existen diferencias significativas en los valores de los indicadores obtenidos (tiempo de cuidados en ABVD y AIVD, DEP-6D, BVD y escala Zarit), en función de si la muestra utiliza o no cada uno de los productos facilitadores analizados. Previamente se emplea el test de normalidad de Shapiro-Wilk. Si dicho test rechaza la normalidad de las variables, las comparaciones se hacen con base en las medianas.
Finalmente, se estimaron regresiones logísticas para analizar la asociación entre tener al menos una necesidad no cubierta (la variable dependiente toma 1 en este caso y 0 en caso contrario) y las características de cuidadores y dependientes. Para evitar problemas de multicolinealidad solo se consideró un indicador de dependencia en cada estimación. Se presenta el modelo de mejor ajuste.
El estudio fue aprobado por el Comité Ético de Investigación Clínica de Galicia (2012/381). Puede verse un esquema del estudio en la figura 1.
ResultadosLa tabla 1 recoge las características de la muestra. Una amplia mayoría de los cuidadores son mujeres y más de la mitad son hijas. Su media de edad es de 56 años. Menos de un cuarto de la muestra tenía un trabajo retribuido. Un 59% sufre dolor o malestar y alrededor de un tercio padece una enfermedad psicológica o psiquiátrica. Por su parte, los dependientes suelen ser mujeres de edad avanzada (solo un 7% tiene menos de 65 años) y 3/4 partes tiene una dependencia severa o gran dependencia. El tiempo medio de cuidados recibidos es 7,5 h, de las que un 56% se destina a ABVD. La renta media equivalente del hogar es de 865 euros mensuales.
Características de la persona cuidadora y de la persona dependiente
Cuidadora (n=112) | N | % | Dependiente (n=125)a | N | % | ||
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Sexo | Mujer | 100 | 89,3 | Sexo | Mujer | 90 | 72 |
Hombre | 12 | 10,7 | Hombre | 35 | 28 | ||
Edad | Menores de 45 | 15 | 13,4 | Edad | Menos de 85 | 73 | 58,4 |
Entre 45 y 54 | 32 | 28,6 | 85 y más | 52 | 41,6 | ||
Entre 55 y 65 | 39 | 34,8 | BVD | Grado I o menos | 31 | 24,8 | |
65 años y más | 26 | 23,2 | Grado II | 35 | 28 | ||
Grado de parentesco | Hijo/a | 70 | 62,5 | Grado III | 59 | 47,2 | |
Esposo/a | 9 | 8 | Renta familiarb | < 601 € | 38 | 30,4 | |
Nuera/yerno | 12 | 10,7 | 601-1.200 € | 63 | 50,4 | ||
Otros | 21 | 18,8 | Más de 1.200 € | 24 | 19,2 | ||
Situación | Pensionista | 31 | 27,7 | Horas diarias de cuidado | |||
laboral | Trabaja | 25 | 22,3 | Menos de 3 | 43 | 34,4 | |
Desempleado | 56 | 50 | ABVD | Entre 3 y 5 | 36 | 28,8 | |
Dolor o | No | 46 | 41,1 | Más de 5 | 46 | 36,8 | |
malestar | Moderado | 59 | 52,7 | Menos de 3 | 55 | 44 | |
Severo | 7 | 6,2 | AIVD | Entre 3 y 5 | 51 | 40,8 | |
Psicológica- | Sin enfermedad | 77 | 68,8 | Más de 5 | 19 | 15,2 | |
psiquiátrica | Con enfermedad | 35 | 31,2 | ||||
Sobrecarga | No intensa | 39 | 34,8 | ||||
escala Zarit | Intensa | 73 | 65,2 |
ABVD: actividades básicas de la vida diaria; AIVD: actividades instrumentales de la vida diaria; BVD: Baremo de Valoración de la Dependencia. Oscila entre 0 (total independencia) y 100 (máxima dependencia). Grado I o menos: 0-49 puntos; Grado II: 50-74 puntos; Grado III: 75-100 puntos; Zarit: sobrecarga del cuidador medida a través del cuestionario Zarit Burden Interview abreviado. Oscila entre 7 y 35 puntos. Sobrecarga intensa: 17 o más puntos.
La tabla 2 muestra que, respecto a la eliminación de barreras arquitectónicas, son las reformas del baño, seguidas de las barras de apoyo y protecciones, las más utilizadas. En lo relativo a los productos de apoyo, la silla de ruedas y la cama articulada son los más utilizados. Un 60% (IC 95%: 50,9-68,7) de los encuestados señala tener al menos una necesidad no cubierta. Destacan las rampas de acceso y las grúas domiciliarias, las cuales figuran como una necesidad no cubierta para el 29 y el 22% de los encuestados, respectivamente.
Productos y adaptaciones en el hogar en función de su utilización y necesidada
Producto o adaptación | Utiliza N (%) | No utiliza pero necesita N (%) | No necesita N (%) |
---|---|---|---|
Barras de apoyo/protecciones | 70 (56) | 20 (16) | 35 (28,0) |
Reformas del baño | 77 (61,6) | 22 (17,6) | 26 (20,8) |
Rampas de acceso | 19 (15,2) | 36 (28,8) | 70 (56,0) |
Silla elevadora/ascensor | 27 (21,6) | 4 (3,2) | 94 (75,2) |
Silla de ruedas | 61 (48,8) | 7 (5,6) | 57 (45,6) |
Silla de ruedas de ducha | 22 (17,6) | 18 (14,4) | 85 (68,0) |
Asiento de ducha o bañera | 41 (32,8) | 0 | 84 (67,2) |
Cama articulada | 55 (44) | 18 (14,4) | 52 (41,6) |
Colchón antiescaras | 41 (32,8) | 9 (7,2) | 75 (60,0) |
Cojín antiescaras | 13 (10,4) | 0 | 112 (89,6) |
Grúa domiciliaria | 11 (8,8) | 27 (21,6) | 87 (69,6) |
Sillón articulado | 11 (8,8) | 0 | 114 (91,2) |
Bastón/muletas | 33 (26,4) | 1 (0,8) | 91 (72,8) |
Andador | 8 (6,4) | 3 (2,4) | 114 (91,2) |
Timbre/avisador | 7 (5,6) | 0 | 118 (94,4) |
La tabla 3 muestra el valor mediano de los indicadores de dependencia y sobrecarga, en función de si se utilizan o no los productos analizados, así como aquellas diferencias que son significativas utilizando el test de Mann-Whitney. Se ha utilizado el test de medianas y no de medias porque el test de Shapiro-Wilk rechaza normalidad excepto en la variable minutos ABVD. En primer lugar, la muestra analizada tiene un nivel de dependencia elevado, tanto en el BVD (73 puntos), como en el DEP-6D (−0,241) y el tiempo diario de cuidados en ABVD (4,5 h). En segundo lugar, el Zarit alcanza los 19 puntos, por encima de los 17 puntos que marcan la consideración de sobrecarga intensa. En tercer lugar, se observa que existen diferencias significativas en los indicadores de dependencia (DEP-6D y BVD) entre aquellos que utilizan los productos facilitadores y los que no, aunque la dirección varía por producto. Así, mientras la utilización de barras de apoyo y muletas está asociada a una menor dependencia, la silla de ruedas, la cama articulada, el colchón antiescaras y la grúa domiciliaria están relacionados con un nivel de dependencia mayor. Por último, la utilización de cama articulada, colchón antiescaras y silla de ruedas están asociadas con un mayor tiempo de cuidados en ABVD y una mayor sobrecarga del cuidador.
Valores medianos del BVD, DEP-6D, tiempo de cuidado y escala Zarit, en función de si utiliza o no determinados productos y adaptaciones en el hogara
Utilizar/no utilizar | BVD | DEP-6D | Minutos ABVD | Minutos AIVD | Zarit | |
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Barras de apoyo/protecciones | 61/85 | *** | −0,076/−0,34** | 257/267 | 176/165 | 21,5/16* |
Reformas del baño | 69/76 | −0,241/−0,229 | 273/237 | 176/161 | 19/20 | |
Rampas de acceso | 78/70 | −0,255/−0,228 | 276/262 | 200/171 | 23/19 | |
Silla elevadora/ascensor | 78/70 | −0,314/−0,228 | 234/266 | 191/168 | 22/19 | |
Silla de ruedas | 86/52 | *** | −0,406/−0,076*** | 288/204** | 167/178 | 22/18** |
Silla de ruedas de ducha | 89/69 | *** | −0,483/−0,129*** | 274/250 | 199/171 | 23,5/19 |
Asiento ducha-bañera | 70/74 | −0,249/−0,228 | 267/250 | 191/159** | 21/19 | |
Cama articulada | 86/57 | *** | −0,538/−0,026*** | 295/190*** | 165/178 | 23/17*** |
Colchón antiescaras | 92/60 | *** | −0,554/−0,056*** | 306/203*** | 186/170 | 23/17,5*** |
Grúa domiciliaria | 95/69 | *** | −0,717/−0,165*** | 286/237 | 211/171 | 22/19 |
Bastón/muletas | 52/79 | *** | 0,095/−0,325*** | 189/274 | 185/168 | 19/19 |
Mediana de la muestra | 73 | −0,241 | 264 | 172 | 19 |
ABVD: actividades básicas de la vida diaria; AIVD: actividades instrumentales de la vida diaria; BVD: Baremo de Valoración de la Dependencia. Oscila entre 0 (total independencia) y 100 (máxima dependencia). Grado I o menos: 0-49; Grado II: 50-74; Grado III: 75-100; DEP-6D: indicador de dependencia. Oscila entre −0,84 (nivel de dependencia más alto) y 1 (no dependencia); Zarit: Sobrecarga del cuidador medida a través del cuestionario Zarit Burden Interview abreviado. Oscila entre 7 y 35 puntos. Sobrecarga intensa: 17 o más puntos.
La tabla 4 muestra los resultados de la regresión logística. En primer lugar, debemos destacar el efecto de la renta. Como era esperable, a medida que se reduce la renta familiar aumenta la probabilidad de tener una necesidad no cubierta. Una vez controlado por el nivel de renta, se observa una tendencia creciente en la probabilidad de tener necesidades no cubiertas a medida que se reduce la edad del cuidador y mejora su nivel de salud (tanto en términos de dolor o malestar como del padecimiento de una enfermedad psicológica-psiquiátrica). Esto es, cuanto más favorable es la situación de la persona cuidadora (más joven y menos dolencias), más probable es que asuma el trabajo extra que supone esta necesidad no cubierta. Por su parte, la percepción de una sobrecarga intensa está asociada a una mayor probabilidad de tener una necesidad no cubierta. Respecto a las características del dependiente, tener 85 o más años y un grado de dependencia elevado también está fuertemente asociado a tener necesidades no cubiertas. Sin embargo, es en el grado II donde se producen las mayores carencias. Esto es explicable porque en los niveles más severos, la necesidad de apoyos es más intensa y, por tanto, es más probable que ya esté cubierta.
Determinantes de las necesidades no cubiertas: regresión logística
OR | EE | z | p>∣z∣ | IC 95% | |
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Cuidadora | |||||
Edad (ref. 65 años y más) | |||||
Entre 55 y 64 años | 7,131 | 6,800 | 2,06 | 0,039 | 1,100-46,229 |
Entre 45 y 54 años | 7,490 | 7,727 | 1,95 | 0,051 | 0,992-56,565 |
Menor 45 años | 8,334 | 10,121 | 1,75 | 0,081 | 0,771-90,082 |
Parentesco (ref. hija) | |||||
Esposa | 1,433 | 1,514 | 0,34 | 0,734 | 0,181-11,365 |
Nuera | 0,301 | 0,261 | −1,39 | 0,166 | 0,055-1,644 |
Otro | 3,125 | 2,233 | 1,59 | 0,111 | 0,770-12,679 |
Situación laboral (ref. empleo remunerado) | |||||
Desempleado u otras | 0,566 | 0,378 | −0,85 | 0,394 | 0,152-2,099 |
Jubilado o pensionista | 3,385 | 3,023 | 1,37 | 0,172 | 0,5881-19,485 |
Dolor/malestar (ref. mucho dolor/malestar) | |||||
Dolor moderado/malestar | 18,121 | 19,341 | 2,71 | 0,007 | 2,237-146,792 |
Ni dolor ni malestar | 9,544 | 10,322 | 2,09 | 0,037 | 1,146-79,484 |
Enfermedad psicológica-psiquiátrica (ref. padecer) | |||||
No padecer | 4,719 | 2,775 | 2,64 | 0,008 | 1,490-14,942 |
Zarit (ref. no sobrecarga severa) | |||||
Sobrecarga severa | 2,932 | 1,679 | 1,88 | 0,060 | 0,955-9,005 |
Dependiente | |||||
Edad (ref. menor 85 años) | |||||
85 años o más | 4,234 | 2,544 | 2,40 | 0,016 | 1,304-13,749 |
BVD (ref. grado I o menos) | |||||
Grado II | 9,567 | 7,010 | 3,08 | 0,002 | 2,275-40,225 |
Grado III | 5,840 | 3,892 | 2,65 | 0,008 | 1,582-21,561 |
Renta familiara(ref. más de 1.200 €) | |||||
Entre 601 € y 1.200 € | 3,290 | 2,200 | 1,78 | 0,075 | 0,887-12,197 |
600 € o menos | 11,303 | 9,959 | 2,75 | 0,006 | 2,010-63,564 |
Constante | 0,001 | 0,001 | −4,18 | 0,001 | 0,001-0,004 |
Pseudo R2=0,297; observaciones: 125 |
BVD: Baremo de Valoración de la Dependencia. Oscila entre 0 (total independencia) y 100 (máxima dependencia). Grado I o menos: 0-49; Grado II: 50-74; Grado III: 75-100.
EE: error estándar; OR: odds ratio; Zarit: sobrecarga del cuidador medida a través del cuestionario Zarit Burden Interview abreviado. Oscila entre 7 y 35 puntos. Sobrecarga intensa: 17 o más puntos;
El presente estudio muestra una panorámica general del uso y de las necesidades no cubiertas de productos facilitadores. Además, se analizó la asociación entre el uso de estos dispositivos y determinados indicadores relacionados con la sobrecarga del cuidador y el nivel de dependencia de la persona dependiente. También se analizaron las variables relacionadas con tener necesidades no cubiertas.
El primer resultado destacable es la elevada prevalencia de las necesidades no cubiertas. El segundo es que la utilización de productos más relacionados con dependencia severa (cama articulada o colchón antiescaras) presentan una fuerte asociación con la sobrecarga y con un mayor tiempo destinados a ABVD. Finalmente, las necesidades no cubiertas están asociadas a un menor nivel de renta familiar, a una mayor capacidad de los cuidadores (que posiblemente retrase la adquisición de estos productos) y a una peor situación del dependiente (que incrementa su necesidad).
Los resultados obtenidos son consistentes con la evidencia de otros países. Tanto la elevada prevalencia de necesidades no cubiertas como la asociación de esta con un elevado grado de dependencia ya han sido puestas de manifiesto14-16. El papel de la renta está en línea con varios estudios, por ejemplo, la revisión de Yusif et al.17 enfocada en el equipamiento electrónico, u otros trabajos centrados en productos de apoyo tradicionales18,19. Por último, la literatura también muestra una clara asociación entre productos de apoyo y una menor sobrecarga del cuidador, tal y como se muestra en la revisión de Madara20.
Estudios como este ponen en evidencia la necesidad de facilitar la tenencia de productos de apoyo (adquisición o préstamo) y la eliminación de barreras. Esto contribuiría tanto a la eficiencia como a la equidad de los servicios sociales. Respecto a la eficiencia, hay evidencias de que dichos productos de apoyo son coste-efectivos21. Además, estos productos no solo pueden retrasar una situación de dependencia, con el consiguiente ahorro de recursos, sino que pueden prevenir un deterioro de la salud de las personas cuidadoras, un aspecto que debería ser objeto de más estudio en el futuro. Respecto a la equidad, en primer lugar, hemos visto que la renta puede explicar la carencia de estos productos. Así, mientras aquellos de precio asequible (por ejemplo, un asiento de ducha) los poseen la mayoría de las personas que dicen necesitarlo, cuando el coste del producto se eleva, como es la grúa domiciliaria, aumenta considerablemente el porcentaje de personas que afirma no tenerlo, pese a necesitarlo. Relacionado con lo anterior, hemos obtenido que la renta es una variable significativa a la hora de identificar una necesidad no cubierta. En segundo lugar, quienes más padecen estas carencias son aquellas familias con una fuerte sobrecarga de cuidados, debido al elevado nivel de dependencia de las personas a las que cuidan.
Este estudio no está exento de limitaciones. En primer lugar, la generalización de los resultados obtenidos está condicionada por los potenciales sesgos de selección, debido a la forma de captación y al carácter voluntario de la participación. En segundo lugar, la complejidad y extensión de los cuestionarios también ha contribuido al reducido tamaño de la muestra. En tercer lugar, la utilización de diversas escalas en un periodo determinado de tiempo impide interpretar los resultados en términos de causalidad, así como identificar su dirección. Por último, debido a la utilización de instrumentos estructurados y cerrados, se puede haber perdido información cualitativa que podría ser de interés. Relacionado con lo anterior, la literatura existente en torno a este tema muestra que los cuidadores se muestran satisfechos con el uso de los productos de apoyo22, aunque existe una falta de información sobre la gama de servicios y productos disponibles y de sus beneficios, así como sobre la forma de utilizarlos23,24. Esto podría estar infravalorando las necesidades no cubiertas que hemos detectado.
A modo de conclusión, debemos destacar que hay evidencia de que un alto porcentaje de cuidadores y de dependientes tienen necesidades de productos facilitadores no cubiertas. La probabilidad de que dichas necesidades no se cubran se intensifica a medida que se incrementa el nivel de dependencia y disminuye la renta del hogar, y se reduce cuando empeora el nivel de salud del cuidador (identificando un uso más paliativo que preventivo de estos productos). Dado el reducido tamaño de la muestra, debemos destacar que son necesarios más estudios que evalúen la utilización y necesidad de estos dispositivos con el objetivo de priorizar los recursos sociales y potenciar el banco de préstamo de aquellos productos que inciden más positivamente en el bienestar de cuidadores y dependientes.
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La utilización de productos de apoyo está relacionada con padecer dependencia severa.
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Un elevado número de cuidadoras/dependientes tienen necesidades no cubiertas de productos de apoyo.
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Una renta familiar reducida incrementa la probabilidad de tener una necesidad no cubierta de productos de apoyo.
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El análisis del uso de productos de apoyo, así como de los predictores de una necesidad no cubierta, en una población con dependencia severa.
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Un menor nivel de renta familiar, una mejor salud de la cuidadora y una peor situación del dependiente están asociados a una mayor probabilidad de tener necesidades no cubiertas de productos de apoyo.
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La sobrecarga de cuidados está asociada con una mayor probabilidad de tener una necesidad no cubierta.
Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, España, y FEDER (RTI2018-099403-B-I00).
A Ana Clavería por su aportación en la elaboración de los cuestionarios, así como a las personas cuidadoras de dependientes participantes en el estudio por su colaboración desinteresada.