Introducción. El progreso incesante de la investigación ha dado lugar a numerosas vacunas, cuya eficacia y seguridad nos permiten una actuación cada vez más polimorfa con el objetivo inestimable de eludir la nocividad de las enfermedades infecciosas1,2.
Si evaluamos la investigación sobre vacunas con las normas que rigen la medicina basada en la evidencia, nos damos cuenta de que el procedimiento de su génesis, preparación y elaboración ha sido siempre fidedigno, y actualmente se sustenta en ensayos clínicos evaluados con evidencia de nivel I, de los que generalmente se extrae una recomendación con buena evidencia para apoyar su aplicación (recomendación A)3.
Objetivo. Valoración del registro de vacunas en la población infantil, conocer el número de niños con registro no actualizado y la respuesta de optimización tras contacto telefónico.
Diseño. Estudio descriptivo, transversal.
Emplazamiento. Área básica de salud urbana (2.192 historias de pediatría).
Participantes. Se estudiaron 1.190 historias clínicas de niños de 0 a 15 años informatizadas con el programa e-CAP.
Mediciones. Registro de la vacunación completa e incompleta según calendario y edad, posteriormente intento de contacto telefónico para favorecer la asistencia al centro y registrar o administrar las vacunas que no estuvieran actualizadas.
Resultados. El 68,2% de los niños estaban vacunados correctamente. Presentaban un registro deficitario 378 historias. Tras el intento de contacto telefónico, la respuesta fue positiva en 163 casos (37%), que acudieron al centro, negativa en 81 (25%) y 117 (25%) fueron ilocalizables. En 89 casos faltaba el registro vacunal, 289 estaban pendientes de alguna vacuna, 2 casos habían perdido el libro vacunal, un caso no aceptó la vacuna, 3 casos habían cambiado de comunidad y 8 de área básica. La vacunación en el centro se produjo en 72 casos y las vacunas administradas fueron: triple en 35 casos, antimeningococo C en 29, antipoliomielítica en 23, tétanos-difteria-tos ferina en 18, tétanos-difteria en 10, contra el virus de la hepatitis A en uno, contra el virus de la hepatitis B en 2, contra ambos en 5 y contra Haemophilus influenzae en 3.
Conclusiones. Siendo el objetivo último de la vacunación la disminución de la morbimortalidad por enfermedades vacunables, creemos conveniente la existencia de sistemas informáticos universales de registro que sean evaluados periódicamente para permitir el acceso a la mayoría de la población y un conocimiento real de la situación vacunal general y de las bolsas de población en las que es necesaria una actuación. Por ello, los equipos de atención primaria deberían asumir la responsabilidad máxima en el control de la situación vacunal en la población que atienden4.