Objetivo. Valorar la utilidad diagnóstica de la exploración física para detectar hepatomegalia utilizando como prueba de referencia la ecografía.
Diseño. Estudio transversal de evaluación de pruebas diagnósticas.
Emplazamiento. Unidad de Ecografía del Hospital Universitario Insular de Gran Canaria.
Participantes. Se seleccionó consecutivamente a 150 pacientes de los remitidos por diferentes servicios hospitalarios. Se excluyó a los que padecían alguna enfermedad que no permitiese valorar correctamente el hígado (derrame pleural derecho, ascitis, enfisema o malformaciones).
Mediciones principales. En la exploración física se consideró y registró hepatomegalia cuando el hígado podía palparse por debajo del reborde costal1, y en la ecografía cuando el borde hepático sobrepasaba el polo inferior renal derecho2. Se registraron también el tamaño ecográfico de la hepatomegalia y la existencia de sobrepeso, hepatopatía o cirrosis. Para evaluar la utilidad diagnóstica se calcularon la sensibilidad, especificidad, valores predictivos y cocientes de probabilidad positivos y negativos.
Resultados. De los 150 pacientes, 93 (62%) eran varones y 57 (38%) mujeres, y la media de edad era de 56 ± 17,3 años. El índice de masa corporal medio fue de 26,3 ± 4,9, tenían sobrepeso 88 pacientes (59%). Tenían algún tipo de hepatopatía 46 pacientes (31%) y 19 (13%) presentaban cirrosis. En la tabla 1 se muestra la utilidad diagnóstica encontrada. Las diferencias entre los grupos sin y con sobrepeso no fueron estadísticamente significativas, mientras que las de los grupos sin y con hepatopatía y sin y con cirrosis sí lo fueron. Al medir ecográficamente la hepatomegalia de los grupos sin y con hepatopatía y sin y con cirrosis no se encontraron diferencias estadísticamente significativas.
Discusión y conclusiones. La sensibilidad de la exploración física para detectar hepatomegalia fue muy baja (49%), por lo que es poco recomendable como método de cribado, si bien su alto valor predictivo positivo (82%) la hace útil en el caso de que se haya detectado. En el grupo de hepatópatas y cirróticos su sensibilidad aumenta y su valor predictivo positivo se mantiene, lo que la haría más útil. Al medir ecográficamente la hepatomegalia de los grupos sin y con hepatopatía y sin y con cirrosis no se encontraron diferencias estadísticamente significativas, lo que, unido a que se palparon más hepatomegalias en el grupo de hepatópatas que en el de no hepatópatas (un 59 y un 16%, respectivamente) y en el de cirróticos que en el de no cirróticos (un 68 y un 23%, respectivamente), hace pensar, como ya han apuntado otros autores, que cuando palpamos el hígado, más que palpar su tamaño, palpamos su consistencia1,3.