Hemos leído con interés el estudio Proton pump inhibitor and histamine 2 receptor antagonist use and vitamin B12 deficiency, de Lam et al.1, publicado en JAMA. Dada la repercusión que ha tenido en los medios de comunicación y, a pesar de que la alarma creada es infundada y los titulares generados no se corresponden con lo expuesto en el estudio, creemos oportuno aportar los datos de que disponemos sobre el consumo de los inhibidores de la bomba de protones (IBP) en la Región de Murcia2.
El objetivo de nuestro estudio era conocer el patrón de consumo de los IBP en la Región de Murcia, contrastando los resultados con los datos nacionales e internacionales.
Se realizó un estudio descriptivo del consumo de IBP a partir de los datos de facturación de recetas del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Murcia, seleccionando el grupo terapéutico C02BC, de la clasificación ATC. El consumo se calculó en dosis diarias definidas (DDD) por 1.000 habitantes y día (DHD). Los resultados se compararon con valores de consumo a nivel nacional3 y de otros países de nuestro entorno: Bélgica, Dinamarca, Italia y Noruega, de dominio público mediante las páginas web de los respectivos servicios de salud nacionales.
El uso de los IBP en la Región de Murcia creció un 137,6% desde 2004 a 2011, con una tasa de crecimiento medio anual (TCMA) del 15,5%, algo superior al dato nacional (TCMA: 14,54%) y al dato de Noruega (TCMA: 12,4%) e inferior al de Dinamarca (TCMA: 16,1%).
El omeprazol ha sido el IBP más utilizado. Todos los principios activos del grupo han aumentado su uso en términos absolutos, en términos relativos solo ha crecido el uso del esomeprazol, que en el año 2011 supuso el 9% del total de dosis consumidas.
Los niveles de utilización de los IBP en la Región de Murcia son ligeramente superiores a los encontrados para el total del Sistema Nacional de Salud (2-5%), y considerablemente mayores a los comunicados en otros países de nuestro entorno: triplica el consumo de Noruega y dobla el consumo de Bélgica, Italia y Dinamarca (fig. 1). Todo ello a pesar de que la prevalencia de enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) en España se sitúa entre las menores de Europa4.
Entre las indicaciones de los IBP, la prevención de la úlcera gastroduodenal inducida por fármacos, conocida como «gastroprotección», es la que abre más interrogantes acerca de su adecuación, y la responsable del exceso de prescripción tanto en atención primaria como hospitalaria5.
En la mayoría de los pacientes con reflujo ocasional el tratamiento a demanda con antiácidos y/o antisecretores (tomar la medicación únicamente cuando se presentan los síntomas leves de pirosis o regurgitación) y el consejo sobre estilos de vida y medidas higiénico-dietéticas debería ser suficiente.
En cuanto a la gastroprotección, en la actualidad hay consenso para recomendarla únicamente en mayores de 65 años, con historia previa de enfermedad ulcerosa, o que toman corticoides orales, anticoagulantes, que requieren dosis elevadas de AINE o que presentan múltiple comorbilidad6.