Agradecemos las aportaciones de la autora en la carta al editor en referencia a nuestro artículo publicado sobre la percepción del riesgo de infecciones de transmisión sexual (ITS)/VIH en jóvenes desde una perspectiva de género1.
Las relaciones afectivas sexuales y el riesgo son conceptos complejos. El equipo investigador reconoce que este estudio es solo una parte del puzle que contribuye al conocimiento sobre estos fenómenos. También queremos comentar que la investigación contenía mucha información sobre el tema, pero, como es obvio, se tuvo que hacer un esfuerzo de síntesis para su publicación en la revista.
En el artículo se hablaba de que la juventud trasladaba el uso del preservativo a la confianza dentro de la pareja, pues este se vehiculaba a una serie de significados que tenían que ver con la promiscuidad. Los informantes del estudio también hablaron de que en nuestra sociedad se veían las ITS como algo lejano y que pertenecía a otros países, como si no formasen parte de su entorno: «Me voy a un país de África, y lo primero que pienso es en eso, en una ITS» (chica, 21 años, GT1). También desconocían a otros iguales que hubieran tenido ITS: «Sí, pero nadie conoce alguien con sida, hasta que no están realmente mal, ya han pasado años, y en general, antes la gente tiene otras cosas, hay drogas, al menos, la idea que la gente tiene es esta» (chica, 21 años, E1).
La gravedad del problema se traslada a una sociedad externa y diferente a la cual no pertenecen. En el caso del VHI/sida las respuestas se estructuran alrededor del binomio: nosotros/los otros2,3.
En cuanto al sistema sanitario en la mayoría de los casos la juventud comentaba que el papel del médico/a de atención primaria era prácticamente inexistente. Era una figura externa que pertenecía a una institución y, como tal, una persona que no era asequible para poder hablar de estos temas de forma natural: «De hecho, fui al centro de atención primaria (CAP), tenía una chorrada y de hecho… es que me explicaron lo mismo que en la escuela. Sí, cómo se ponía el preservativo y de los métodos anticonceptivos» (chica, 17 años, GT7). «Claro, tú vas pensando que te encontrarás una doctora de 40, que cuando le digas con 15 años: es que yo aquella noche, me emborraché y acabé con un chico; la doctora pondrá unos ojos…Claro, entonces no dirás nada» (chico, 20 años, E2).
Y, por último, no podemos estar más de acuerdo en que hay que realizar trabajos de divulgación y concienciación de la sociedad mejorando los mensajes transmitidos.
A nivel de la escuela los informantes contaban que lo que se explicaba era similar a lo que decían los padres, poniendo énfasis y preocupación en el embarazo en detrimento de las ITS, sin entrar en tema de sentimientos, emociones, roles, valores, con la misma explicación tanto para chicos como para chicas, sin trabajar el papel de la mujer ni del varón en las relaciones sexuales en la actualidad (hay un vacío importante en el discurso adulto): «Mi madre me preguntará, en vez de reñirme, ¿cómo ha ido, habéis tenido algún problema? y si se ha petado el condón o.... Y mi madre siempre me lo ha dicho: si nunca te pasa alguna cosa de estas, no tengas vergüenza en decírmelo, porqué es más fácil ir las dos a la farmacia a buscar la pastilla del día después, que no aparezcas con un bombo un día» (chica, 18 años, GT3). «No nos hablan de homosexualidad, sinceramente. No hemos hablado en clase, si hay algún comentario así un poco fuera de lugar: ei, maricón..., pues hemos hablado un poco... Pero sobre la sexualidad, que hay otras maneras de... No...» (chico, 17 años, GT4).
Parece ser que los únicos contenidos que contempla la educación sexual son la descripción fisiológica del cuerpo humano y los mecanismos para engendrar, cuestiones que forman parte más de la biología, y la lista de métodos para prevenir la concepción4.
Como mencionamos en el artículo, es imprescindible implementar estrategias educativas y encontrar apoyo de nuestras instituciones para que la juventud encuentre un espacio donde poder elaborar una conciencia crítica de la influencia del género en la salud sexual y reproductiva.
FinanciaciónInstituto Universitario de Investigación en Atención Primaria (IDIAP) Jordi Gol, bajo el número: 2199.