Mujer de 72 años sin antecedentes patológicos relevantes, consultó por lesiones cutáneas pruriginosas en tronco y extremidades de 2 días de evolución, después de pernoctar en un hotel. No presentaba fiebre, ni síntomas respiratorios u otra sintomatología sistémica. En el servicio de Urgencias se le diagnosticó de varicela, debido a la presencia de pápulas, vesículas y ampollas pruriginosas. Se inició tratamiento con valaciclovir y se interconsultó al servicio de Dermatología. Al examen físico, destacaban numerosas ampollas en los brazos y pápulas pruriginosas en la espalda (fig. 1), muchas de ellas seguían un trayecto lineal (fig. 2). Se diagnosticó de reacción alérgica a picaduras de insecto, probablemente chinches (Cimex lectularius), suspendiéndose el valaciclovir e indicándose betametasona tópica y cetirizina 10mg/día durante 10 días. La paciente evolucionó satisfactoriamente con resolución completa de las lesiones después de algunas semanas.
Las reacciones cutáneas a picaduras de insecto son reacciones de hipersensibilidad muy frecuentes en la práctica clínica. Se caracterizan por pápulas, nódulos, vesículas, ampollas o necrosis cutánea. Son intensamente pruriginosas y localizadas generalmente en las extremidades, pudiendo ser aisladas o agrupadas, algunas veces con distribución lineal1. Los chinches son insectos del orden Hemiptera de forma oval, sin alas, de aproximadamente 5mm de diámetro en estado adulto. Se alimentan de noche, pueden esconderse a varios metros de distancia de la cama y permanecer casi un año sin alimentarse, lo que puede dificultar su detección. Se ha descrito la resistencia de estos insectos a múltiples tipos de insecticidas2. La infestación por estos agentes se ve favorecida por condiciones higiénicas deficientes3, se ha descrito en alojamientos de alto recambio como hoteles y hostales, y pueden ser llevados en el equipaje a otros lugares, favoreciendo su propagación1,4.
Es importante conocer esta entidad, ya que el diagnóstico diferencial es amplio, pudiendo confundirse con enfermedades potencialmente graves como varicela, infección por virus herpes simple, enfermedades ampollosas autoinmunes, y llevar a tratamientos con posibles efectos adversos importantes. Algunas claves para el diagnóstico son la distribución simétrica, lineal, de predominio en extremidades, de lesiones cutáneas en forma de diana que demoran tiempo en desaparecer, presencia de mascotas en el hogar, edad entre los 2 a 10 años y la afectación de un solo miembro de la familia1.