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Vol. 17. Núm. 3.
Páginas 182-186 (febrero 1996)
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Prevalencia de bebedores de riesgo y factores asociados en varones que acuden a las consultas de atención primaria
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MI. Fernándeza, B. Herrerosa, C. Bermejoa, M. Bautistaa, M. Rojoa, B. Herreraa
a Centro de Salud Juan de la Cierva. Getafe. Madrid.
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Objetivo. Cuantificar la prevalencia de bebedores de riesgo en varones que demandan asistencia sanitaria, estableciendo patrones de consumo y relacionándolos con características sociodemográficas y hábitos de salud.

Diseño. Estudio transversal. Primera fase de un estudio experimental.

Emplazamiento. Cuatro equipos de atención primaria del Área 10 de Madrid.

Pacientes. Varones entre 18 y 65 años que acuden a consulta médica a demanda. Se selecciona una muestra sistemática (n=562).

Mediciones. Cuestionario que recoge características sociodemográficas, hábitos de salud, consumo de alcohol (frecuencia, patrón de consumo, Unidades Semanales [UI] y problemas relacionados con el alcohol).

El porcentaje de respuesta ha sido del 94,2%. Los bebedores habituales (beben 4 o más días de la semana) son el 38%, mientras que bebedores de fin de semana son el 18,9%. La prevalencia de bebedores por encima de 21 UI es de 24,8% y por encima de 35 UI es del 16,2%. El alcohol consumido está relacionado con el nivel educativo, la realización de ejercicio físico, el fumar y el consumir otras drogas, tanto si el punto de corte es 21 UI como 35 UI semanales. Los solteros, los fumadores, los consumidores de otras drogas, ex bebedores y bebedores habituales son los que, en promedio, presentan más problemas relacionados con el consumo de alcohol.

Conclusiones. Existe un perfil similar para los grupos de consumidores de más de 21 UI y 35 UI, en cuanto a hábitos de salud, lo que llevaría a prestar atención preventiva a ambos grupos de bebedores.

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Introducción

Actualmente, el consumo de alcohol es un importante problema de salud pública, sobre todo en los países occidentales. Dicho consumo ha aumentado al mismo tiempo que se ha experimentado un incremento en la producción de alcohol. Por otro lado, el consumo de bebidas alcohólicas se ve respaldado por una aceptación cultural que hace difícil que las intervenciones que se realicen tengan todo el éxito que se espera.

La ingesta excesiva de alcohol conlleva la aparición de problemas de orden social y de salud importantes, con repercusiones en la demanda de servicios sanitarios y sociales1. Se ha puesto en evidencia que el consumo de alcohol por encima de unos límites hace que el riesgo de muerte por causas externas sea mayor2 así como la aparición de enfermedades cardiovasculares, cirrosis hepática, problemas neurológicos, y problemas relacionados con la dependencia del alcohol (familiares, laborales y sociales)3,4.

Para poder llevar a cabo medidas de prevención y de promoción es necesario conocer de antemano cuál es la magnitud del problema en la población sobre la que se quiere actuar. A este respecto, diferentes estudios apoyan la necesidad de implantar actividades de detección precoz de bebedores de riesgo sobre todo por parte de los servicios de atención primaria1,4-6. Estos estudios además se justifican por las diferentes prevalencias encontradas según la región estudiada, el tipo de población, el tamaño de la muestra y los criterios utilizados para valorar la ingesta de alcohol7. En España, la prevalencia de bebedores con un consumo de 80 g o más al día oscila entre el 3,8%8 y el 7%9.

El estudio que presentamos tiene como objetivo cuantificar la prevalencia de bebedores de riesgo en una población de varones que demanda asistencia sanitaria en el nivel primario, en el Área 10 de Madrid. Se pretenden establecer patrones de consumo y relacionarlos con características sociodemográficas y otros hábitos de salud.

Este trabajo supone la primera fase de un diseño experimental con el que se pretende evaluar la efectividad del consejo médico para reducir el consumo de alcohol.

Material y métodos

Estudio transversal realizado en 12 consultas médicas del Área 10. Estas consultas pertenecen a 4 equipos de atención primaria, ubicados en tres municipios (Getafe, Parla y Pinto) de la misma Área. El Área 10 está situada al sur de la Comunidad de Madrid. El número de habitantes es de 238.864 (censo de 1991) y la cobertura de la población por equipos de atención primaria es del 98%.

La población diana la componen los varones entre 18 y 65 años que acudieron a consulta a demanda durante los meses de estudio (de julio de 1993 a marzo de 1994). Se seleccionaron 562 varones mediante muestreo sistemático. Considerando una prevalencia de bebedores excesivos del 16%10, la precisión global es del 3%, para un error alfa de 0,05. Se decidió excluir al grupo de mujeres debido a que su inclusión hubiera supuesto un aumento del tamaño muestral importante, tanto para este estudio transversal, como para el experimental posterior (habría que considerar al grupo de mujeres como una muestra aparte, debido a los patrones específicos de consumo de alcohol en ellas).

Se ha utilizado un cuestionario diseñado para el estudio, en el cual se han incluido las siguientes variables:

 

­ Características sociodemográficas: edad, lugar de nacimiento, estado civil, nivel educativo, situación laboral, ocupación y clase social11.

­ Hábitos de salud: realización de ejercicio para mantenerse en forma, consumo de cigarrillos y de otras drogas.

­ Consumo de alcohol: frecuencia (desde nunca a diariamente), hábito de consumo (abstemio, abstemio ex bebedor, bebedor actual ocasional, bebedor actual fin de semana, bebedor actual habitual), unidades semanales (UI) de consumo alcohol (durante los días laborales, consumo adicional durante el fin de semana, y total). Una UI equivale a 8 g de alcohol al 100%12.

­ Problemas relacionados con el consumo de alcohol: personales y sociales13.

­ Instituciones de las cuales se ha tratado de conseguir ayuda por problemas relacionados con el consumo de alcohol.

 

La organización seguida para la entrevista es la siguiente: el médico selecciona sistemáticamente a los varones de la hoja de citación de cada día. Una vez propuesto el estudio y aceptado, se deriva al usuario a consulta de enfermería, siendo este profesional el que entrevista al participante.

El análisis de los datos se realiza considerando como variable dependiente el consumo de alcohol, de manera cuantitativa (unidades semanales de alcohol) y cualitativa. Se establecen dos cortes en la ingesta de alcohol, uno en las 21 unidades semanales (cantidad considerada límite para la salud en el consumo habitual)14 y otro en las 35 unidades semanales (se recomienda la prevención secundaria a partir de este límite)15,16. Se calculan los intervalos de confianza (IC) considerando que las variables se aproximan a la distribución normal.

Se valora la relación de las variables independientes con el consumo de alcohol mediante técnicas bivariantes y se realiza análisis estratificado en aquellas asociaciones que puedan estar confundidas por una tercera variable.

Resultados

El total de usuarios que contestaron al cuestionario fue del 94,2% (533 personas). En la tabla 1 se presentan las características sociodemográficas de la muestra. La edad media fue de 39,21 años (DE: 14,11). Un 70,5% eran casados. El 74,3% tenía estudios inferiores al BUP/FP. El 68,8% era población activa, siendo el tipo de ocupación más frecuente los trabajadores de la construcción (10,1% del total). La clase social IVa, correspondiente a los trabajadores manuales cualificados, agrupó al mayor número de los encuestados (60,4%).

El 36,8% ha realizado en el último año algún tipo de ejercicio físico para mantenerse en forma. El 50,4% de los encuestados son fumadores, siendo la media de consumo diario, entre los que fuman, de 18,19 cigarrillos (DE: 11,18). El 13,5% ha consumido o consume otras drogas diferentes del tabaco y alcohol.

El 77,4% consume alguna bebida alcohólica (tabla 2; IC: 73,8- 81,0%); el 53,6% refirió que habían tenido algún período en el que habían bebido más que en la actualidad. Lógicamente, hay mayor proporción (p=0,0001) de bebedores que han reducido el consumo en el grupo de 49 años o más (63,3%), en relación con los de 30-49 años (57,0%) y 18-29 años (41,3%). El motivo más frecuente por el que se disminuyó el consumo fue de salud (autodecisión y por indicación médica [50,7%]).

Ciento noventa y nueve personas (38,0%) eran bebedores actuales habituales, es decir, beben 4 días o más a la semana (tabla 3). Los bebedores ocasionales (menos de 4 días al mes) fueron 129 (24,7%), seguidos de los bebedores de fin de semana. El hábito de consumo más frecuente en los jóvenes de 18-29 años y en los solteros es el bebedor de fin de semana, seguido del ocasional. A partir de los 30 años, y en los casados, el bebedor habitual pasa a ser la categoría más común. Al analizar la relación entre el estado civil y el hábito de consumo, según estratos de edad, los patrones de consumo se mantienen en todos los grupos de edad, aunque dejan de ser estadísticamente significativos, probablemente por reducción del tamaño muestral.

La prevalencia de bebedores por encima de 21 UI semanales (tabla 2) ha resultado ser de 24,8% (IC: 21,1-28,5%) y por encima de 35 UI de 16,2% (IC: 13,1-19,3%). El consumo de alcohol está relacionado con el nivel educativo (tabla 4), con un mayor porcentaje de bebedores de riesgo entre los de menor nivel de estudios. Esta asociación se mantiene en los diferentes estratos de edad.

La asociación entre consumo de alcohol y hábitos de salud (tabla 4) resultó estadísticamente significativa, siendo los que no realizan ejercicio físico, los fumadores y los que han consumido otras drogas, los que son en mayor porcentaje bebedores de más de 21 y 35 UI, con respecto a las otras categorías.

Al cuantificar el consumo de alcohol según los hábitos de consumo, son los bebedores habituales los que más UI semanales de alcohol consumen (32,77; DE: 26,62), seguidos de los bebedores de fin de semana (11,88; DE: 8,93), y de los ocasionales (7,54; DE: 13,76; p<0,00001). No se observó asociación entre la cantidad de alcohol consumida y la edad.

Un 30,1% de los bebedores pensó en el último año que debía disminuir la ingesta de alcohol (tabla 5). Un 22,0% fue aconsejado para que redujese su consumo y un 19,0% confesó haberse embriagado a pesar de tener cosas importantes por las que no debía hacerlo. Son los solteros, los fumadores, los que han consumido drogas, los bebedores de riesgo, ex bebedores y bebedores habituales los que han experimentado, en promedio, más problemas relacionados con la bebida (tabla 6).

Tres personas de las encuestadas habían solicitado ayuda por la bebida, en alguna ocasión, en el nivel de atención primaria y a otras instituciones sociales.

Discusión

La cuantificación del consumo de alcohol conlleva problemas de fiabilidad; en algunas revisiones es recomendada17 y en otras18 se aconsejan otras alternativas de medición que a su vez no son exactas (marcadores biológicos, test de detección). En nuestro caso, el trabajo iba orientado hacia la realización de una prevención primaria y secundaria en el ámbito de la atención primaria, donde los problemas de alcoholismo que detectan los cuestionarios de cribado ya requieren de un seguimiento en el segundo nivel de asistencia. Esto supuso que nos decantaramos por una encuesta en la que se recogiera detalladamente el consumo de alcohol.

Por otra parte, existe mucha disparidad acerca de las medidas utilizadas para cuantificar el alcohol y para establecer el límite en cuanto a la actuación sanitaria. Hemos optado por medir el consumo en UI, según lo utilizado por la OMS19. Desde la consulta del nivel primario, podrían establecerse tres tipos de actuación: el consejo al bebedor habitual, que excede las 21 UI semanales14; el consejo al bebedor de riesgo (por encima de las 35 UI15,16) y la actuación frente al bebedor con problemas relacionados con el consumo de alcohol.

Creemos que la representatividad de la muestra no se ha visto alterada por los rechazos, debido a dos motivos: el elevado porcentaje de respuestas obtenido (94,2%) y el hecho de que las personas que no aceptaron participar lo hicieran sin conocer el tema del estudio (el alcohol) y básicamente señalaran que no disponían de tiempo para contestar.

La prevalencia de bebedores de más de 21 UI ha sido del 24,8%, lo que significa que la prevención primaria debería realizarse en un cuarto de los varones que demandan asistencia en nuestras consultas. Este dato es inferior al 55% encontrado en población general en Cantabria13 y al 37,9% de Sevilla20. La disparidad podría deberse al tipo de población encuestada, usuarios que demandan asistencia sanitaria en nuestro estudio, y población general en los otros referidos. Sin embargo, en el ámbito anglosajón, Wallace15 mide un 40,8% de bebedores de más de 21 UI en las consultas de nivel primario, por lo que las diferencias pueden ser regionales. Los que están por encima de las 35 UI de ingesta de alcohol (un 16,2% en nuestro estudio) coinciden con otro trabajo anglosajón realizado en población general21.

Aunque el consumo entre 21 y 35 UI semanales no es considerado de riesgo para la salud, parece que sí existe un patrón sociodemográfico, de hábitos de salud y de problemas relacionados con el consumo de alcohol, similar al presentado por los consumidores de más de 35 UI, lo que llevaría a prestar atención a los dos grupos. Otros trabajos han observado también la asociación entre el hábito tabáquico y el consumo de otras drogas con la ingesta de alcohol1,18,22.

El hábito de consumo valorado en nuestro trabajo sí coincide con otros estudios de nuestro país, tanto en lo que se refiere al porcentaje de abstemios13,20,22,23 como a los consumidores diarios de alcohol10 y los de fin de semana13, aunque con respecto a este último trabajo, hay muchos más bebedores ocasionales en el Área 10 (24,7%) que en Cantabria (8%). El patrón de consumo de fin de semana, más frecuente en jóvenes y en los solteros, hace que estos grupos requieran de una atención especial. A pesar de la menor ingesta de alcohol semanal de los bebedores de fin de semana, con respecto al bebedor habitual, concentrar la bebida en una o dos ocasiones hace que el riesgo de accidentes sea mayor. De hecho, los solteros tienen un mayor número de problemas relacionados con el consumo de alcohol que los casados.

Algunos de los problemas relacionados con el consumo de alcohol en los bebedores del Área 10 se han dado con mayor frecuencia que en Cantabria13 y Sevilla20 (tabla 5). Esto puede estar reflejando la importancia del alcohol en nuestra zona, aunque el consumo declarado sea algo menor que el recogido por los estudios mencionados. Gili20 encuentra asociación entre la cantidad de etanol consumida, el estar soltero, desempleado y tener menos de 24 años con el haber tenido problemas por el alcohol. En nuestro estudio, es la primera variable la que muestra esta asociación.

Coincidimos con Anderson15 en la importancia de una prevención realizada en las consultas de atención primaria frente a problemas con el alcohol. A este respecto destaca el que solamente 3 personas del total de entrevistados en nuestro trabajo, buscaran ayuda para su problema de bebida en la atención primaria. Ante estos resultados, los profesionales sanitarios deberían realizar una búsqueda activa de bebedores de riesgo en sus consultas.

Agradecimientos

Agradecemos la colaboración de todos los médicos y enfermeras de los equipos Greco I, Isabel II, Pintores y Pinto que han participado en este estudio.

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