Puntos clave
• Los tutores de medicina de familia cuentan con un nuevo programa docente, con una metodología docente más exigente que la anterior.
• El tutor, conjuntamente con su residente, debe aplicarlo en su consulta y en el centro de salud, y desarrollar de manera conjunta el proceso de enseñanza-aprendizaje.
• Los tutores deben conocer y utilizar unos métodos y técnicas docentes, y tener acceso a unas herramientas que les permitan llevar a cabo su tarea docente.
• El objetivo de este artículo es clarificar los objetivos docentes y de aprendizaje, aclarar los conceptos de método, técnica y medios docentes, y proponer una clasificación de métodos docentes, para darlos a conocer y facilitar el trabajo a todos los docentes en medicina de familia.
Introducción
La formación de especialistas en medicina familiar y comunitaria (MFyC) debe estar dirigida a conseguir profesionales de atención primaria (AP) que posean un adecuado perfil profesional; es decir, unos profesionales polivalentes y adaptables a las cambiantes y diferentes necesidades de salud de las poblaciones que van a atender y, al mismo tiempo, adaptados a la realidad de su ejercicio profesional en su medio natural, que habitualmente es el centro de salud (CS), sin perder de vista otras opciones y el conocimiento de otras múltiples organizaciones asistenciales, servicios de urgencia, etc., incluido el trabajo independiente en una consulta privada.
Para el desarrollo de esta formación contamos con el Programa docente de MFyC1, que establece cuál es el perfil profesional deseable y cuáles son las funciones del médico de familia, agrupándolas en primarias, clínicas, de atención a la familia, comunitarias y de soporte, y que aproximadamente se corresponden con las grandes áreas docentes. A su vez, en cada una de las áreas docentes se especifica cada una de las actividades y tareas formativas que en ella se deben desarrollar, detallando en cada caso los conocimientos, las habilidades y las actitudes que debe adquirir el médico de familia2.
La formación en medicina familiar, que está bastante reglada, cuenta con un riguroso programa docente y otros valiosos instrumentos que facilitan el aprendizaje. Habitualmente se forma a los residentes de una manera bastante completa en los aspectos clínicos, en los preventivos y de promoción de la salud, en los organizativos y de gestión, pero se les forma algo peor en las áreas de atención familiar y atención a la comunidad. También hay grandes áreas docentes deficitarias, como la atención a la embarazada, entre otras3.
Dentro de esta formación se insiste más en los conocimientos y algunas habilidades, y menos en las actitudes. Hasta ahora se ha trabajado poco en las habilidades necesarias para atender directamente a la población a nuestro cargo, y para pasar consulta en nuestro medio natural, el CS.
Dentro del Programa de MFyC1, en lo que se refiere a los conocimientos, desde el inicio de la especialidad se ha avanzado mucho en cuanto a calidad y cantidad de los textos adecuados para la formación de los médicos de familia.
En relación con las actitudes, aunque en el programa docente de la especialidad2 se hizo un enorme esfuerzo por incorporarlas como parte esencial de la formación de los médicos de familia, detallándolas y especificándolas para cada tarea docente, la realidad es que aún estamos muy lejos de establecer el proceso docente que permita obtener estas actitudes a los residentes que no las posean previamente, y aún estamos mucho más lejos de poder evaluar a los residentes sobre la base de sus actitudes. Ésta es una tarea pendiente del colectivo de los médicos de familia, tarea que se prevé difícil pero extraordinariamente importante para el futuro de la especialidad.
Por lo que respecta a las habilidades que cada residente debe adquirir para poder superar el aprendizaje de cada tarea propia del médico de familia, también el programa docente las detalla y especifica2, aunque probablemente de una manera incompleta. En primer lugar están redactadas de una manera muy general y poco útil para que un tutor las pueda llevar a cabo de una manera concreta con el residente; además, no aporta ayudas sobre la manera de obtener esas habilidades. En segundo lugar, la descripción de las habilidades, su desarrollo y evaluación a través del «Libro de evaluación del especialista en formación»4 se centra fundamentalmente en el seguimiento del proceso docente y la recopilación de las actividades docentes desde el punto de vista cuantitativo. Estas actividades se refieren, en la mayoría de los casos, a la realización de técnicas clínicas (de diagnóstico y tratamiento), lo que de manera indirecta presupone que, al recogerlas documentalmente, se han realizado y por lo tanto adquirido esas habilidades.
Una vez que ya tenemos una base legal y docente sólida, el Programa Oficial de la Especialidad de MFyC1, debemos caminar hacia su correcta puesta en marcha, tratando de conseguir que se implante y que se desarrolle adecuadamente, a través de su aplicación práctica, en el trabajo diario y conjunto del tutor y el residente.
Pero para ello se deben conocer unos métodos y técnicas docentes, y tener acceso a unos instrumentos, unas herramientas docentes, que permitan al tutor llevar a cabo su labor, ya que si un tutor no sabe cómo realizar una tarea o actividad formativa, difícilmente la va poder llevar a cabo. En este momento del desarrollo de la medicina de familia, esta necesidad se hace más acuciante ante la inminente puesta en marcha del nuevo programa docente de la especialidad que, según algunas opiniones, es demasiado extenso y complejo.
Siguiendo la Guía Pedagógica para personal de salud de Guilbert5 para formar a residentes, debemos establecer unos objetivos formativos generales, intermedios y específicos y traducirlos en funciones, actividades y tareas profesionales concretas, ya que «si no está usted seguro al lugar que quiere ir... ¡corre el riesgo de encontrarse en otra parte! (y no darse cuenta)».
Los tutores vamos a partir del programa docente, utilizando la estructura docente, fundamentalmente en el CS, para desarrollar un proceso de enseñanza-aprendizaje. De forma sistemática, los tutores de MFyC reconocen sus déficit en metodología y técnicas docentes3 que, además, es una de las necesidades de formación continuada más demandada (conocemos muy poco de los métodos, las estrategias, las técnicas y los instrumentos docentes), y sin poder conocer cómo lo estamos haciendo y, si necesitamos mejorar, instaurar medidas correctoras.
Hasta el momento, el colectivo de docentes de MFyC ha trabajado mucho sobre la estructura docente, el programa docente y la evaluación, sobre todo la evaluación de los residentes. Se ha trabajado mucho menos en el proceso docente, es decir, no se ha respondido adecuadamente a la cuestión: ¿cómo llevar a cabo esta formación?, por lo que habría que trabajar mucho más en las cuestiones: ¿cómo ayudar a los tutores a formar residentes en su trabajo diario?, ¿cómo ayudarlos a llevar a cabo el proceso formativo? Y es que es muy difícil justificar la evaluación de la tarea docente de los tutores si no se nos ha enseñado antes cómo debemos llevarla a cabo.
Lo lógico es que los docentes (también los tutores) se pregunten cómo y con qué resultados están llevando a cabo el proceso formativo, porque siguiendo el anterior aforismo de Mager, podemos estar deformando más que formando, ya que la buena voluntad y el interés no son suficientes. ¿Qué métodos y técnicas docentes estoy utilizando?, ¿conozco bien los que hay?, ¿los estoy utilizando intencionalmente para conseguir unos objetivos formativos determinados?, ¿tengo que cambiarlos?, ¿es posible que estemos formando residentes sin saber cómo?, ¿somos docentes sin método?, serían cuestiones que reflejarían esta situación. Probablemente, la situación real sería que estamos empleando algunos métodos y técnicas docentes de forma implícita, que no sabemos especificar por desconocimiento y falta de formación.
Tampoco es necesario insistir aquí en la utilidad y las ventajas de clasificar y elaborar buenas clasificaciones para todos los aspectos de la actividad profesional y diaria de los médicos de familia, ya revisada previamente6, y la que así se propone es una continuación o el desarrollo de la anterior propuesta6, así como un probable enriquecimiento de las clasificaciones disponibles utilizables en AP.
El objetivo de este artículo es el de colaborar a clarificar los objetivos docentes y de aprendizaje, aclarar los conceptos de método, técnica y medios docentes, y proponer una clasificación de métodos docentes, para darla a conocer y facilitar el trabajo con ella a todos los docentes en MFyC. Se trataría de hacer una especie de plano o guía sobre el camino que deben recorrer los docentes en MFyC, y proporcionar pistas sobre la manera de transitar por él. Su utilización permitirá al tutor tener conocimiento de un gran número de las metodologías docentes que se pueden emplear en la formación de residentes, saber dentro de qué gran grupo de ellas se pueden ubicar y cómo se denominan, lo que facilitará su acceso a ellas.
Conceptos y terminología: evitar la confusión
Los docentes, para poder desenvolvernos en la formación posgraduada, debemos distinguir los métodos docentes de técnicas docentes, y de otros términos que pueden inducir confusión.
Estrategia docente
Términos equivalentes serían estrategia didáctica, estrategia formativa: metodología general que se refiere al proceso de aprendizaje en general y a la toma de decisiones en situaciones docentes concretas. Los métodos se relacionan con las estrategias que, a su vez, expresan directamente concepciones pedagógicas sobre cómo tiene lugar el proceso de enseñanza-aprendizaje7.
Método docente
Términos equivalentes serían método pedagógico, método de enseñanza: es una manera sistemática de hacer las cosas en la docencia. Se entiende como un proceso que permite llegar de forma intencionada a un resultado formativo previamente definido7; o también como un conjunto de estrategias y de medios, planificados y aplicados de manera racional, para la obtención de un resultado educativo determinado5 (se trata de una sucesión de acciones docentes complejas y ordenadas que precisan, para su desarrollo, del empleo de técnicas específicas7). Conjunto de estrategias de enseñanza-aprendizaje que ponen al alumno en situación de aprender8, o conjunto de reglas y principios normativos sobre los que descansa la enseñanza9; «en otras palabras, un método pedagógico consiste en una forma de ordenar la actividad docente para conseguir los objetivos que se han definido»10.
Técnica docente
El término equivalente sería tecnología educativa: se refiere a un sistema controlado de transmisión de mensajes didácticos mediante la utilización de medios instrumentales con estrategias bien delimitadas. Define un conjunto de acciones docentes predeterminadas para un fin concreto y específico7.
Herramienta docente
Términos equivalentes: medio didáctico, instrumento docente. Es aquello de lo que nos servimos para hacer una cosa. Lo que sirve de medio para hacer una cosa o alcanzar un fin, en este caso, un fin docente.
En la tabla 1 se refleja la relación de estos conceptos entre sí y con los objetivos docentes11,12.
Construcción de la clasificación
Para establecer los 3 grandes apartados en los que se divide la clasificación se ha elegido el modelo clásico de estructura, proceso y resultados propuesto por Donabedian, adaptándolo para su aplicación a la formación posgrado de MFyC (tabla 2).
Los distintos epígrafes del apartado I sobre la estructura docente se basan, muy modificados, en los contenidos correspondientes del nuevo programa docente de la especialidad1.
El apartado II que se refiere al desarrollo formativo es el más extenso, el que más apartados e información aporta, se divide en 5 grandes grupos de metodologías y técnicas docentes.
Las técnicas y actividades formativas básicas corresponden a las propuestas que en su apartado de metodología hace el nuevo programa docente1 como instrumentos para desarrollarlo.
La adquisición de las competencias del médico de familia se basan en sus líneas generales, siguiendo su mismo orden (aunque modificadas), en las áreas docentes que se especifican en nuestro programa docente1, con la incorporación de múltiples aportaciones de otros autores.
El desarrollo de la relación tutor-residente y sus apartados se basa en una propuesta del autor, como consecuencia de distintas publicaciones en este tema6,7.
La formación por objetivos docentes según las necesidades del residente se basa en las aportaciones realizadas por Turabián, Pérez Franco y otros autores en el curso a distancia de formación de tutores8.
La propuesta de aprender a cuidarse se ha elaborado en una revisión realizada por el autor sobre el síndrome de burnout en AP9.
Por último, la evaluación se basa en el esquema lógico propuesto por la CNE en el nuevo programa docente de la especialidad1.
Comentario
La propuesta que aquí se hace, que puede consultarse con más detalle en el anexo 1 de la versión electrónica, se expone al conocimiento público como un intento de ayudar a los docentes en MFyC a desarrollar su labor.
No pretende ser una clasificación terminada ni exhaustiva sino que muy probablemente sea imperfecta y muy mejorable, por lo que está abierta a la crítica razonable, a las sugerencias y las posibles modificaciones que puedan aportar los docentes y médicos de familia interesados.
Agradecimientos
A todos los residentes y tutores con los que hemos tenido el honor de trabajar, por lo que de ellos hemos aprendido.
A Benjamín Pérez Franco y a José Luis Turabián, amigos, a los que reconocemos como maestros en la formación de los médicos de familia. A Juan Gérvas que con sus acertados comentarios ha mejorado sustancialmente esta redacción.
A todas las personas que han tenido la paciencia de leer esta clasificación y hacernos indicaciones para su mejora.
Correspondencia: José Saura Llamas.
C/Atenea, 21. El Palmar.
30120 Murcia. España.
Correo electrónico: jsaurall@tiscoli.es
Manuscrito recibido el 7 marzo de 2007.
Manuscrito aceptado para su publicación el 2 de abril de 2007.