El objetivo común de los médicos de atención primaria y farmacéuticos es cuidar y resolver los problemas de salud del paciente. Sin embargo, son muy numerosas las situaciones en las que la falta de comunicación entre estos profesionales sanitarios hace difícil alcanzar dicho objetivo. Las consecuencias de éstas son sufridas tanto por los pacientes como por el sistema sanitario, ocasionando problemas de visitas repetidas, gasto farmacéutico incrementado y efectos secundarios1.
Sin embargo, la situación actual queda reflejada en un artículo de reciente aparición en su revista. Escasamente entre el 5 y el 10% de las farmacias del país han adaptado la atención farmacéutica, y la relación entre ambos es nula, existiendo una mala consideración del farmacéutico como profesional sanitario2.
Deseamos comunicar un estudio, en esa línea, realizado en nuestra unidad, cuyos objetivos fueron describir el grado de relación entre médicos de familia y farmacéuticos, conocer las necesidades del médico de familia para comunicarse con el farmacéutico y resolver problemas en su práctica diaria, así como valorar las posibilidades de mejora de esta comunicación. Realizamos un estudio observacional descriptivo, en centros de salud urbanos de Huelva. Mediante muestreo aleatorio seleccionamos una muestra de 50 médicos de familia.
Mediante encuesta individual, se valoraron datos de filiación, y si conocían a los farmacéuticos de la zona. Se analizaron situaciones concretas de las que aparecen en la consulta habitual en las que sería importante contactar con el farmacéutico de la zona. Recogimos las aportaciones sobre qué aspectos podían optimizar esta comunicación entre profesionales.
Respondieron el 94% (47). Habían permanecido más de 5 años en el mismo centro un 86%. No conocían a algún farmacéutico de su zona un 76%. Se comunicaron 92 situaciones diferentes de necesidad de comunicación. Los problemas de dispensación-prescripción fueron los más frecuentes (80%), destacando los problemas con receta electrónica XXI. Las situaciones respecto a dosificación (45%), cumplimiento (32%) y detección de efectos adversos-interacciones fueron las situaciones relativas al propio paciente.
A los médicos de familia se les preguntó de qué forma podía mejorarse esta comunicación. Las sugerencias fueron: realización de reuniones periódicas con farmacéuticos de zona; existencia de un canal de comunicación directa consulta-oficina de farmacia bien vía telefónica, fax o vía correo electrónico; no utilizar nunca al paciente como mensajero, elaborando de forma consensuada un documento de consulta; elaborar protocolos de actuación de enfermedades habituales automedicadas; campaña de información de receta electrónica para farmacéuticos y auxiliares; realización de mejoras en la aplicación informática; implicación de administraciones sanitarias y consenso entre colegios profesionales.
Nuestro trabajo pone de manifiesto una situación actual de total aislamiento y desconocimiento entre profesionales, a pesar de que el objetivo de sus tareas son los mismos usuarios, y que las características de la atención desde la farmacia en aspectos relacionados con el fármaco y la prescripción son muy similares3.
La aparición de situaciones de necesidad de comunicación con el usuario pone de manifiesto la utilidad de que el farmacéutico se implique más en las tareas informativas-educativas respecto a los fármacos y en el uso racional del medicamento.
Los principios de una adecuada comunicación entre el médico de familia y el farmacéutico deben estar basadas en el respeto, la empatía y la asertividad, y sin intromisión entre funciones y con un objetivo de cooperación y ayuda siempre centrado en el paciente, asegurando la confidencialidad4.
A raíz del presente trabajo, el Colegio de Farmacéuticos de Huelva ha promovido un proyecto de acercamiento entre profesionales, experiencia que comienza a dar resultados objetivos, como la realización de reuniones periódicas entre médicos y farmacéuticos de la misma zona y la confección de un documento de consenso para la comunicación entre profesionales.
Presentado en el XXI Congreso de la Sociedad Andaluza de Medicina Familiar y Comunitaria. Córdoba, octubre de 2011.