Objetivo. Establecer la prevalencia y dependencia del consumo de alcohol y su relación con percepción de la función familiar.
Diseño. Estudio descriptivo transversal.
Emplazamiento. Área urbana. Centro de Salud de Jumilla (Murcia).
Participantes. 434 encuestados de las personas que utilizaban los servicios sanitarios.
Intervenciones. Datos demográficos, determinación del consumo de alcohol, cuestionarios CAGE y APGAR.
Mediciones y resultados principales. Alta prevalencia del consumo de alcohol (77%) y de consumo excesivo (22,9%). El consumo excesivo de alcohol predomina en el sexo masculino, trabajador agrario activo. La relación entre consumo de alcohol y disfunción familiar no resultó significativa, pero sí se estableció entre CAGE y disfunción familiar.
Conclusiones. A pesar de la elevada prevalencia del consumo de alcohol, la dinámica familiar no suele estar alterada significativamente. Sólo ocurre esto cuando existe un síndrome de dependencia alcohólica.
Objectives. To establish the prevalence of alcohol consumption and dependence, and its relationship to perception of family function.
Design. Descriptive, crossover study.
Setting. Urban area. Jumilla Health Centre (Murcia).
Participants. 434 Health Service users were surveyed.
Interventions. Demographic data, determination of alcohol consumption, CAGE and APGAR questionnaires.
Measurements and main results. There was a high prevalence of alcohol consumption (77%) and excessive consumption (22.9%). Excessive alcohol consumption was mainly among men and active agrarian workers. The relationship between alcohol consumption and family dysfunction was not significant, but was significant between CAGE and family dysfunction.
Conclusions. Despite the high prevalence of alcohol consumption, family dynamics are not usually changed significantly. This only happens in cases of alcohol dependency syndrome.
Introducción
El alcohol forma parte de nuestra cultura mediterránea desde hace siglos, generando un consumo frecuente y a veces excesivo del mismo con enormes repercusiones sociosanitarias1. Dicho consumo está relacionado en nuestro país con una importante morbi-mortalidad2 y repercusiones sociales (en España hay más de 3 millones de alcohólicos)3,4.
El consumo de alcohol es muy elevado, pudiendo llegar hasta el 90% de la población, con un 36% de historia de abuso de alcohol y dependencia5.
Como ocurre con otros problemas relacionados con el estilo de vida, las repercusiones van más allá del individuo y terminan afectando a su entorno familiar y a la sociedad en su conjunto5. Parece obvio que una disfunción familiar pueda estar originada por abuso de alcohol, comportando una situación estresante para la homeostasis del sistema familiar, que si no es capaz de adaptarse lleva a un desequilibrio, volviéndose ineficaz para realizar las funciones propias de la familia como sistema. De aquí que se manifiesten en sus miembros problemas de orden psicosocial y acudan a consulta por motivos inespecíficos7,8.
La elevada prevalencia del consumo del alcohol en atención primaria puede proporcionar una gran oportunidad para conocer el impacto en la salud familiar y personal de los pacientes que se encuentran en situación de riesgo, debido a su hábito de vida9.
Como objetivos nos propusimos:
1. Establecer la prevalencia del consumo de alcohol y disfunción familiar en la población que utiliza los servicios sanitarios.
2. Relacionar las distintas variables sociodemográficas con el consumo de alcohol, CAGE camuflado (CAGE-C) y APGAR familiar (APGAR-F).
3. Relacionar la percepción familiar a través del cuestionario APGAR-F con el consumo de alcohol y con el síndrome de dependencia alcohólica (SDA) a través del cuestionario CAGE-C.
4. Valorar el cuestionario CAGE-C y su relación con el consumo de alcohol.
Material y método
Se realizó un estudio descriptivo transversal. Para un nivel de confianza del 95% y un error de 0,05, participaron 434 pacientes de 18-65 años, seleccionados al azar, el primero de cada cuarto de hora, a través de la Hoja de Cita Previa. Se realizó en 5 consultas de medicina general del Centro de Salud de Jumilla (Murcia), durante el período del primero de enero al 31 de mayo de 1995. El centro de salud es de localización urbana, con una población atendida de 12.700 habitantes. Se excluyeron del estudio los pacientes con trastornos mentales severos, que pudieran verse incapacitados para dar respuestas válidas.
Como material para la realización de este estudio se utilizó:
1. Datos de filiación y sociodemográficos: sexo, edad, motivo de consulta, profesión, situación laboral, nivel de instrucción y estado civil.
2. Determinación del consumo de alcohol. Tipo de bebedor (diario y ocasional) y edad de comienzo (¾ 13 años y >= 14 años). Declararse consumidor de alcohol o no.
3. Cuestionario CAGE-C con preguntas referentes a otros hábitos saludables o insanos.
4. Cuestionario APGAR-F.
Para la determinación del consumo de alcohol se preguntaba sobre el mismo en los apartados de cerveza, vino, licores y vinos generosos, utilizando el método de cuantificación por unidades (1 U= 8 g), estableciendo una correspondencia entre unidades y volumen manejado10.
Esto permitió clasificar al encuestado según el consumo de alcohol (CA) en:
1. Abstemio: no consume alcohol de forma habitual, aunque tome alguna pequeña cantidad ocasionalmente.
2. Bebedor moderado: varón ¾ 40 g/día o ¾ 280 g/semana; mujer ¾ 24 g/día o ¾ 168 g/semana.
3. Bebedor de riesgo: varón > 40 g/día o > 280 g/semana; mujer > 24 g/día o > 168 g/semana.
Consideramos bebedor excesivo aquellos con un consumo de riesgo.
El cuestionario autoadministrado CAGE-C, herramienta utilizada para la detección precoz del SDA, consta de 4 preguntas que se encuentran inmersas en otras que hacen referencia a hábitos sanos e insanos. Las preguntas del cuestionario CAGE se responden sí o no. Se considera que presenta SDA cuando es >= a 2 preguntas contestadas afirmativamente; con una se considera sospechoso de SDA.
El Cuestionario Autoadministrado APGAR-F, utilizado para la detección de disfunción en la dinámica familiar, consta de 5 preguntas con tres posibles respuestas que se valoran en 0, 1 y 2 puntos. Los encuestados quedan clasificados en normofuncionantes (7-10 puntos) y disfuncionantes (0-6 puntos).
Para el estudio estadístico de las relaciones se ha aplicado la prueba ji-cuadrado y para ver el sentido de la dependencia se ha utilizado el análisis de residuos. Para el cuestionario CAGE, en relación con el consumo de alcohol, se ha estudiado su sensibilidad, especificidad y valores predictivos.
Resultados
Consumo de alcohol, CAGE-C y Apgar-F
Del total de la muestra, consumían alcohol el 77% (334 encuestados), de los cuales lo hacían de forma excesiva o de riesgo el 22,9 ± 3,94% (IC del 95%) (tabla 1). Si nos centramos exclusivamente en los consumidores de alcohol, comprobamos que el 29,64% de ellos, presentan un consumo excesivo.
En relación con la pregunta que se les hacía literalmente, sobre si consumían o no alcohol, solamente se declaró consumidor el 42,9%.
En cuanto al tipo de bebida, destaca la prevalencia del consumo de cerveza sobre el resto (58,75%).
El cuestionario CAGE-C presentó un valor igual a 1 en el 21,7%. Con CAGE >= 2 se encontró el 15,3% (tabla 2).
Respecto a otros resultados del CAGE-C, destaca el hecho de que 27 encuestados habían consumido alguna vez droga (6,2%). La relación entre consumo de alcohol y consumo de drogas resultó significativa (p=0,01), con una tendencia a ser bebedor excesivo y haber consumido droga.
En relación con el cuestionario APGAR-F, la mayoría de encuestados (333; 76,7%) presentaban percepción normal de la función familiar y el 23,3% (101 encuestados) una percepción alterada.
Estudio sociodemográfico de la muestra y sus relaciones con consumo de alcohol, CAGE-C y Apgar-F
Los datos cuantitativos de las distintas variables sociodemográficas utilizadas se pueden observar en la tabla 3.
El sexo resultó significativo en relación con el CA (p=0,00005) y CAGE-C (p=0,00005), pero no así con el APGAR-F. El sexo masculino predominaba cuando el consumo de alcohol era excesivo, así como cuando se establecía el punto de corte >= 1 del cuestionario CAGE-C.
La edad no resultó significativa en relación con el CA y CAGE-C; sin embargo, sí se estableció relación con APGAR-F, con tendencia a la disfunción familiar y tener 51-65 años (p=0,04).
Los motivos de consulta no resultaron significativos con CA, CAGE-C ni APGAR-F.
La profesión resultó significativa con el CA (p=0,00005) y CAGE-C (p=0,00005), no así con el APGAR-F. El consumo excesivo y CAGE>1 predominó en la profesión de trabajador agrario no autónomo.
La situación laboral fue la única variable que presentaba significación estadística con el CA (p=0,0001), CAGE-C (p=0,006) y APGAR-F (p=0,01). El consumo excesivo o de riesgo, así como presentar CAGE >= 1 predominaba en la situación de activo. Sin embargo, la disfuncionalidad familiar predominaba en la situación de pasivo.
El nivel de instrucción no presentó asociación con el CA y CAGE-C. Sí presentó relación estadística con el APGAR-F (p=0,00005), en donde predomina la disfunción en relación con ser analfabeto o saber leer solamente. Conforme aumentaba el nivel de instrucción, se tendía hacia la normofuncionalidad.
El estado civil solamente resultó significativo con el CA (p=0,01) y APGAR-F (p=0,04). En ambos casos, ser bebedor excesivo y presentar disfunción familiar se orientaban hacia la situación de separado/divorciado.
La edad de comienzo resultó significativa con el CA (p=0,00005) y CAGE-C (p=0,00005), no con el APGAR-F.
El bebedor de riesgo y el cuestionario CAGE situado en el punto de corte >= 1 se relacionaba con la edad de comienzo mayor de 14 años.
El tipo de bebedor resultó significativo con el CA (p=0,00005) y CAGE-C (p=0,00005), no así con el APGAR-F. El bebedor diario presentaba una tendencia a ser bebedor excesivo y un punto de corte en el cuestionario CAGE >= 1.
Relación APGAR-F/CA
La relación resultó no significativa. Aunque los consumidores excesivos o de riesgo suponen el 28,7% dentro del grupo de disfuncionales y el 21% en el grupo de normofuncionales (tabla 4).
Relación APGAR-F/CAGE-C
La relación resultó estadísticamente significativa (p=0,0012). La tendencia de la asociación fue ser disfuncional y presentar cuestionario CAGE=4 (tabla 5).
Relación CA/CAGE
Relación significativa (p=0,00005) (tabla 6).
La tendencia de la asociación fue presentar CAGE >= 2 y un consumo elevado de alcohol.
En este caso, la relación entre CA (estableciendo 2 grupos: bebedor excesivo y bebedor moderado+ abstemio) y cuestionario CAGE-C (punto de corte 2) presentó una sensibilidad del 45%, especificidad del 93%, valor predictivo positivo del 68% y valor predictivo negativo del 85%.
Discusión
El consumo de alcohol presenta una elevada prevalencia (77%) en nuestro estudio, similar a la de otros trabajos1. El número de pacientes con un consumo excesivo de alcohol también es muy elevado (29,64%). Cuando se preguntaba literalmente si consumían o no alcohol, sólo declararon ser consumidores el 42,9%. Esta disparidad de resultados da idea de una «ocultación» o «desconocimiento» importante del consumo de alcohol por parte de la población4.
El estudio de la función familiar a través del APGAR-F sigue los mismos patrones que los encontrados en otro estudio realizado sobre la misma población11.
Desde el punto de vista sociodemográfico, destaca que las únicas variables que presentan relación con el consumo de alcohol y disfunción familiar son la actividad laboral y situación civil. Dentro de la primera, el consumo de alcohol se acentúa en personas activas, mientras que el deterioro de las relaciones familiares es más frecuente en el grupo de personas pasivas. El consumo de alcohol excesivo y la situación activo parecen estar relacionados con el mayor tiempo y número de personas con las que se interacciona, lo que implica un mayor número de actos sociales y por tanto superior número de reuniones «en torno a una copa»1. El estado civil respecto al consumo de alcohol y disfunción familiar predominó en la situación de separado/divorciado, aunque su número continúa siendo escaso para poder establecer conclusiones generales11.
La relación entre consumo excesivo de alcohol y disfunción familiar no resultó significativa. El consumo de alcohol presenta un beneplácito social, y por ello el consumo excesivo no es percibido como un factor que origine alteración de la homeostasis familiar. Además, aunque los efectos adversos sobre la salud y las relaciones interfamiliares sean conocidas (como parece indicar el hecho de que el consumo de alcohol no está relacionado con el nivel de instrucción), se aletarga el proceso, en la medida en que un elevado porcentaje de la población es consumidora y participa del mismo hábito.
Sin embargo, resultó significativa la relación entre cuestionario CAGE-C y APGAR-F. La tendencia de la asociación fue la de presentar percepción familiar alterada y CAGE=4; es decir, cuando había una dependencia alcohólica claramente establecida. En otros estudios la comparación entre CAGE positivo (>= 2) y disfunción familiar no fue significativa12. Así pues, el consumo de alcohol (aunque sea excesivo), si no provoca una clara dependencia, no es causa de alteración de la función familiar. Es evidente que el grupo de bebedores de riesgo pueden presentar dependencia alcohólica, y es sobre esta población donde se deben realizar intervenciones breves que permitan reducir su consumo4.
Al correlacionar el consumo de alcohol con el CAGE, se apreciaron diferencias significativas13. En otros trabajos la sensibilidad, especificidad y valores predictivos positivo y negativo fueron mayores porque utilizaron población previamente diagnosticada de alcoholismo14. En otros trabajos, la sensibilidad fue parecida15. Ello nos lleva a utilizar el cuestionario CAGE de forma sistemática, para seleccionar a la población sospechosa de SDA, sobre todo dentro del grupo de bebedores excesivos y aumentar los valores predictivos de las pruebas aplicadas posteriormente14.
El cuestionario CAGE sigue mostrándose eficaz a la hora de establecer un diagnóstico de presunción de alcoholismo9,16. Presenta una serie de ventajas que lo hacen muy recomendable para ser aplicado en AP, como bajo coste, rapidez de realización y ampliamente difundido en todo el mundo como cribado de problemas relacionados con el alcohol17,18. Uno de los posibles sesgos de este cuestionario es el tipo de preguntas que se realizan y que inducen al encuestado a no responder o cambiar su respuesta, problema que se ha intentado resolver al camuflarlo en un cuestionario con otras preguntas19.
Los problemas de alcohol en atención primaria se detectan básicamente a través de la historia clínica. Ésta puede optimizarse a través de cuestionarios como el CAGE-C, que puede encontrarse dentro del contexto de la entrevista clínica.
Concluyendo, es preciso establecer en nuestro centro de salud mecanismos de intervención breves para intentar reducir a niveles moderados el consumo de riesgo/excesivo de alcohol.
Agradecimientos
A D. Manuel Canteras Jordana, catedrático de Bioestadística de la Facultad de Medicina de Murcia, por su aportación en el estudio estadístico, y a los compañeros del Centro de Salud de Jumilla, por su colaboración en la realización de las encuestas.