Sres. Directores: Después de leer con atención la carta enviada por lo Dres. A. González y M.A. Blanco, y agradeciéndoles su interés, nos gustaría hacer algunas puntualizaciones al respecto.
Dudar, hoy día, de la eficacia de la educación grupal simultaneada con la individual en diabéticos tipo 21,2 sería, o mejor dicho es, no querer rendirse ante la evidencia, aunque bien es sabido que la realidad que vivimos en nuestro país dista bastante de ser en este sentido todo lo perfecta que desearíamos, ya que, como todos sabemos, la realización de esta actividad no se ejerce de forma habitual, ni siquiera esporádica en muchos centros de salud, incluso en muchos centros de especialidades y hospitales. Por lo tanto, el titulo nos tememos que, por desgracia, no está tan errado.
En cuanto a la periodicidad de la intervención, estamos totalmente de acuerdo con los autores de la carta; de hecho en nuestro trabajo cotidiano son actividades trimestrales llamadas «talleres», dedicados a diferentes temas y realizándose diversas actividades, entre ellas murales sobre diferentes temas que luego son expuestos en las paredes de nuestro centro de salud3, pero por motivos de diseño del trabajo y por el número de personas con las que actuamos (120 diabéticos en el grupo intervención más 134 familiares y 123 diabéticos en el grupo control), hacían prácticamente imposible realizar más intervenciones educativas, por cuestión entre otras cosas de tiempo material para ello. También es cierto nuestro interés por ver la validez de las intervenciones grupales anuales en diabéticos tipo 2 pues, como todos sabemos, en los centros de atención primaria no sólo se atiende a pacientes diabéticos, sino a todo tipo de patologías crónicas, y como en este centro, en otros pueden coincidir intervenciones educativas grupales a distintos tipos de ellas; por lo tanto, puede resultar en muchos casos difícil dedicar más tiempo a una sola patología.
Creemos que nuestra experiencia, que ha demostrado su validez, puede ser utilizada en otros centros de salud con gran saturación en consulta programada y a demanda, y que el factor tiempo no tiene por qué ser un impedimento para realizar este tipo de intervenciones.
Entre el primer bloque de actividades educativas y el segundo pasa un año, en el cual, como bien dicen los autores de la carta, y que nosotras también evidenciamos, hay una dificultad para mantener la mejora de control de peso y el control metabólico4,5, aunque con el apoyo de la educación individual pudimos mantener unas cifras mejores que las iniciales. De todas formas, en un espacio tan reducido es muy difícil exponer todas estas actividades detalladamente, por lo que sería interesante en el ámbito particular el intercambiar experiencias, pues de ellas siempre se puede aprender.
Agradecemos la atención y el interés mostrado por los autores de la carta, a la vez que confiamos en poder tener ocasión de compartir experiencias mutuas en beneficio de nuestros pacientes diabéticos.