Sres. Directores: Hemos leído atentamente la carta que hace referencia a nuestro trabajo sobre el tratamiento con fisioterapia del suelo pélvico de la incontinencia urinaria en mujeres.
En primer lugar, queremos expresar nuestra satisfacción por el hecho de que este importante problema de salud atraiga cada día más la atención del médico de familia, siendo éste uno de los objetivos de nuestro artículo.
En cuanto a las matizaciones contenidas en la carta, pensamos que se deben a error de interpretación, quizá por no estar suficientemente especificados en el trabajo algunos puntos que ya fueron abordados con profundidad en un artículo previo al que hoy nos ocupa1.
En lo referente a la prevalencia de la incontinencia urinaria de estrés, efectivamente ésta no afecta al 75% de las mujeres mayores de 40 años. Lo que referimos en nuestro artículo es que aproximadamente un 40% de las mujeres de 18-65 años presentan incontinencia permanente, y de éstas el 75% se deben a incontinencia de estrés. Por lo tanto, la prevalencia de la incontinencia urinaria de estrés en las mujeres de 18-65 años es del 30% aproximadamente1-5.
Respecto al posible sesgo de clasificación a que se refiere la carta, éste no existe. La puntualización que se hace en la misma respecto a que la respuesta afirmativa a la pregunta 2 (¿Coincide con la tos, con estornudos o con la realización de esfuerzos, el que se le escape la orina?) apuntaría hacia una incontinencia de estrés y la respuesta afirmativa a la pregunta 3 (¿A veces tiene que acudir corriendo al servicio porque nota que se le escapa la orina y no va a poder aguantar?) hacia una incontinencia de urgencia es algo elemental. Y si bien reconocemos que no está especificado en el artículo, y que sólo se hace una referencia en la introducción, esto se ha debido a que lo hemos considerado algo obvio. Nos sorprende que el autor de la carta pueda pensar que hemos cometido un error tan pueril.
Por otro lado, los resultados obtenidos son enormemente satisfactorios, alcanzando un 65% de mejoría o curación. Las pacientes en las que no obtenemos mejoría corresponden en su mayoría a mujeres de mayor edad o aquellas con más elevado volumen de pérdidas. Esto tiene un soporte fisiopatológico y está refrendado por la bibliografía. Cuando la distensión muscular del suelo pélvico y el descenso del cuello vesical alcanzan determinado nivel, este proceso es irrecuperable mediante un programa de fisioterapia, siendo candidatas a tratamiento quirúrgico.
Por último, quisiéramos aprovechar esta carta para agradecer el interés mostrado por el lector, así como el habernos dado esta oportunidad para puntualizar aspectos que pudieran no estar claros en el artículo.