Queremos agradecer el interés en nuestro artículo1 y compartimos plenamente la necesidad de la reflexión sobre este problema de gran magnitud.
El estudio sobre la evolución de la incidencia de la fractura de cadera en Galicia1 fue ampliado a nivel nacional, reproduciéndose los mismos resultados. Estos fueron presentados en el Congreso Nacional de Medicina General celebrado en Granada en 20102. Ambos estudios, de carácter observacional y no diseñados para probar hipótesis, reflejan nuestra realidad asistencial.
Los datos epidemiológicos acerca de la incidencia de la fractura de cadera en España muestran que Galicia es la segunda comunidad autónoma con menor incidencia, después de Canarias3. Comunidades con mayor índice de insolación, como Andalucía, Valencia, Baleares o Murcia, presentan tasas de fractura superiores, lo que hace presuponer que otros factores, además de la vitamina D, influyen en la osteoformación. Por otra parte, en el año 2009, la Biblioteca Cochrane4 publicó una revisión sistemática, con el rigor metodológico al que nos tiene acostumbrados, en la que se pretendía aclarar, basándose en las pruebas disponibles, la función que representa la vitamina D en la prevención de fracturas asociadas a la osteoporosis senil o posmenopáusica. En dicha revisión, en la que se incluyeron 45 ensayos, se concluyó que los pacientes de edad avanzada frágiles e institucionalizados pueden presentar menos fracturas de cadera si se les administra la vitamina D con calcio; sin embargo, su efectividad en los pacientes de edad avanzada, que viven en la comunidad, no está clara, como tampoco lo está la dosis de vitamina D que sería eficaz.
No se puede responsabilizar solo al incumplimiento del fracaso terapéutico. Son muchos los factores involucrados. Recientemente Abrahamsen et al.5 publicaron los resultados de un estudio en el que se asocia el consumo prolongado de inhibidores de la bomba de protones (IBP) con la pérdida de eficacia de alendronato. En un país como España, a la cabeza de Europa en el consumo de IBP, es un factor adicional que se debe tener en cuenta. Además, el uso prolongado de bifosfonatos se ha relacionado con un incremento de las fracturas atípicas como refleja el estudio publicado por Park-Wyllie et al.6, lo que constituye, sin duda, otro motivo más para la reflexión.
Son muchos los factores etiológicos implicados en la fractura de cadera y el evidente fracaso en su prevención debe ser abordado de manera multidisciplinaria.