Recientemente hemos asistido en nuestro centro de salud a una sesión basada en el documento de la semFYC «Manejo de las dislipemias en el paciente diabético y de riesgo coronario», que forma parte de las «Sesiones clínicas en APS»1. En él se plantea un caso clínico de un varón de 63 años, sedentario, actualmente obeso, hipertenso, diabético, fumador y sin antecedentes de enfermedad vascular. Con base en los datos de las exploraciones complementarias, se le atribuye un riesgo cardiovascular alto.
Después del consabido paso por las medidas higienicodietéticas, el paciente regresa a la consulta al cabo de 1 año y su perfil lipídico es entonces: colesterol total, 251mg/dl; colesterol de las LDL, 165mg/dl; colesterol de las HDL, 50mg/dl, y triglicéridos, 180mg/dl. Por ello se decide prescribir 20mg/día de simvastatina. Al considerarse subóptimo el resultado con el colesterol de las LDL en 110mg/dl y después de considerar si aumentar la dosis de simvastatina a 80mg/día, cambiar a atorvastatina 80mg/día o agregar otro fármaco, se decide, sin mayor justificación, añadir ezetimiba. El paciente regresa al cabo de 1 año con un informe en el que consta que ha sufrido un episodio de isquemia cerebral transitoria y se comprueba que había abandonado anteriormente los fármacos hipolipemiantes. La actitud propuesta incluye atorvastatina 80mg/día o simvastatina 40mg/día más ezetimiba 10mg/día. En esta ocasión en el documento no se resuelve la disyuntiva.
Creemos que la actitud correcta era dar dosis altas de una estatina, ya que, si bien es cierto que cuando se combina ezetimiba con una estatina la reducción del colesterol de las LDL es mayor que la obtenida con una estatina sola, ezetimiba no ha mostrado eficacia en la prevención de episodios cardiovasculares2. Este punto no se discute en el texto. Tampoco se aporta bibliografía ni anterior a nuestra referencia ni más reciente que lo contradiga. Se da la circunstancia de que los dos laboratorios patrocinadores del documento (Merck Sharp & Dohme y Schering Plough) comercializan la ezetimiba.
Nos causa extrañeza que la semFYC avale estas conclusiones y preferimos pensar en un error o inadvertencia más que en un conflicto de intereses, pero la semFYC debería aclarar la situación sin tardanza, ya que se juega en ello su prestigio e independencia. Creemos que esta sesión clínica contribuye a propagar hábitos de prescripción que benefician únicamente a la industria, con posible menoscabo de la salud de los pacientes, lo que atenta contra el principio de no maleficencia. Por ello, solicitamos una rectificación y, naturalmente, la retirada del documento.