Desde hace varios años, se ha suscitado una polémica en relación al ámbito asistencial en el que hacerse cargo del tratamiento de los pacientes con problemas de drogodependencias.
El centro de salud, como lugar ideal para el tratamiento integral e integrado de todas las patologías más prevalentes, es, al menos teóricamente, el mejor ámbito donde enfocar el abordaje de los problemas derivados del consumo de drogas.
El médico de familia puede ser, como en otros casos, el referente que el paciente con este tipo de problemas sienta como más próximo y accesible.
Si consideramos las drogodependencias, siguiendo la definición de la OMS, como una enfermedad crónica y recurrente, debe de ser el mismo equipo de atención primaria con los profesionales médicos, de enfermería y asistentes sociales, quienes se hagan cargo de estos pacientes.
El marco asistencial completo precisaría de la figura de un clínico referente que integrara el proceso del tratamiento de estos pacientes en todo el centro de salud.
El perfil de este profesional puede variar según las características del centro de salud y la prevalencia de los problemas de drogodependencias, con el fin de integrar el abordaje de estos problemas en la práctica diaria asistencial. Aunque existen experiencias en las que los propios médicos de atención primaria son los responsables de la coordinación del proceso terapéutico, nuestra experiencia es la coordinación por parte de un psicólogo clínico con una formación adecuada en el abordaje de los pacientes drogodependientes, e integrado en el trabajo del centro de salud.
El psicólogo, trabajando en relación con el asistente social, el médico de familia y la enfermera, puede servir de profesional integrador en el proceso terapéutico del paciente drogodependiente.
Además, este psicólogo debe de ser, a nuestro entender, el vertebrador de los diferentes recursos asistenciales para el paciente drogodependiente, organizando la derivación a: otros profesionales de salud mental, programas de mantenimiento con metadona, ingresos hospitalarios para programas de desintoxicación, etc.
Los pacientes drogodependientes, entre otras peculiaridades, resultan difíciles de controlar, en muchos casos, desde el punto de vista médico de los diferentes problemas de salud relacionados con el consumo de drogas. Los pacientes usuarios de drogas por via parenteral presentan de manera altamente prevalente una serie de problemas de todos conocidos: infecciones diversas como el VIH, hepatitis virales y tuberculosis, problemas sociales, familiares y, en una gran proporción, problemas de carácter judicial.
Si bien es cierto que muchos de estos pacientes pueden resultar «incómodos» en su manejo y abordaje por parte del médico de familia, también hemos de reconocer que es en el marco de la atención primaria donde podemos dar mejor respuesta a los problemas que presentan estos pacientes, debido, ante todo, a los reconocidos recursos de accesibilidad y continuidad, entre los más destacados de los que caracterizan a la atención dispensada en los centros de salud.
Además del problema del consumo de drogas, propiamente dicho, y que requiere un abordaje completo y complejo, incluyendo técnicas que en ocasiones pueden estar más al alcance de un profesional de salud mental, sin duda el médico de familia y la enfermera pueden desempeñar un papel clave en el seguimiento y manejo de las pautas de desintoxicación propuestas por el psicólogo, así como llevar a cabo un seguimiento adecuado de las patologías médicas asociadas (solicitud de analíticas, tratamiento de las infecciones y abordaje de los diferentes aspectos preventivos).
En cuanto a estos últimos aspectos, el médico de familia supone un eslabón fundamental para conseguir un tratamiento correcto de los problemas clínicos y preventivos.
Mejorar el cumplimiento en los tratamientos quimioprofilácticos de la tuberculosis, incrementar el nivel de vacunación de la hepatitis B y resaltar los aspectos de prevención de las enfermedades de trasmisión sexual (incluido el VIH) son tres de los principales objetivos que los distintos programas existentes para la atención de los pacientes drogodependientes están dando prioridad en la actualidad. El marco de la atención primaria puede ayudar en muchos casos a mejorar la adhesión de los pacientes ante el cumplimiento de estos objetivos.
Para conseguir una mayor implicación de los profesionales de atención primaria en el manejo y seguimiento de los pacientes drogodependientes, pensamos que debería valorarse una integración de los programas de desintoxicación y de reinserción desde el marco del centro de salud.
En nuestra experiencia, el haber contado desde hace 10 años con un psicólogo que ha coordinado las labores de atención a los pacientes drogodependientes nos hace pensar que se trata de un modelo asistencial de una validez notable, debido a los buenos resultados que el programa nos ha proporcionado.
Los médicos, enfermeras y el asistente social, en nuestro caso, son conscientes de su papel como profesionales referentes en el proceso terapéutico del paciente drogodependiente, y unas sencillas nociones y habilidades impartidas periódicamente en el centro de salud ayudan a mantener la competencia de los profesionales de la atención primaria en el manejo de estos pacientes.
Consideramos que el modelo que venimos desarrollando desde hace 10 años resulta del todo válido y adecuado. Se necesita, no obstante, que los estamentos públicos implicados en la organización de los recursos y servicios sanitarios colaboren con la atención primaria de salud, a fin de poder establecer estrategias de abordaje de los pacientes drogodependientes que resulten efectivas. Para ello deben de organizarse los oportunos circuitos asistenciales, que garanticen a los pacientes drogodependientes un correcto acceso al manejo de su enfermedad. Con toda probabilidad, el médico de familia puede desempañar un papel fundamental en dicho proceso terapéutico, como lo está siendo en nuestro caso.