Sres. Directores: El médico de familia a menudo debe certificar el estado de salud de sus pacientes1. La mayor parte de las veces esto no suele revestir grandes problemas; conociendo bien a nuestros pacientes, y con la ayuda de la historia clínica, suele ser un acto relativamente sencillo. Hace un tiempo una persona enferma de sida nos solicitó un certificado médico para incorporarse en un trabajo (administrativo) y nos planteó una serie de dudas que son motivo de esta carta. El estado clínico de esa persona en aquel momento era bueno, pero tanto las subpoblaciones linfocitarias como ingresos clínicos previos (neumonías, cuadros febriles prolongados), a pesar de haber recibido tratamiento antiviral y de profilaxis habitual, hacían suponer que obligarían a esa persona a ingresos frecuentes y, por lo tanto, a frecuentes bajas laborales. Nos planteamos dos opciones: optar por una fórmula, que omite datos pero explícitamente no falta a la verdad, como «... en la actualidad el/la paciente se halla en condiciones de realizar cualquier tipo de actividad...», o bien informar (con el consentimiento del paciente) en el certificado médico de la enfermedad que padece. Con la primera fórmula, la persona contratante puede sentirse defraudada al comprobar que ha contratado a un persona gravemente enferma, que a corto plazo va a presentar absentismo laboral frecuente; en el segundo caso es muy probable que el trabajador sea rechazado. Eso es a nuestro juicio particularmente grave, ya que un paciente de estas características debe recibir apoyo en todos los aspectos, incluido el laboral. En ningún caso el médico debe revelar datos de sus pacientes, pero tampoco es lícito omitirlos si esta omisión supone daños a un tercero, en este caso en el terreno laboral. ¿Debe asumir el médico esta responsabilidad? Con frecuencia se decantará por la primera fórmula, ya que es fácil que se sienta involucrado con el paciente al que le une una relación más o menos estrecha?
Con la llegada de las nuevas terapias antivirales esperamos que, en breve, esta enfermedad se pueda considerar como una dolencia crónica, y estas dudas acerca del certificado pasen a segundo término; mientras tanto, ¿qué hay que hacer?