Sres. Directores: La historia clínica (HC) es el registro de los datos clínicos, preventivos y sociales del individuo, obtenidos directa o indirectamente, y puestos de modo constante al día. Aunque en los centros de salud se ha universalizado la utilización de la HC, probablemente todavía la mitad de los profesionales trabajan sin ella1. La informatización completa de la HC es un proceso complejo1. Aunque algunos autores han sugerido que uno de los principales inconvenientes de la historia clínica informatizada (HCI) sería la alteración en la relación médico-paciente2, sin embargo en la literatura consultada no se han observado diferencias percibidas por el paciente entre uno y otro tipo de HC3,4.
En este contexto, hemos creído pertinente realizar en nuestro centro de salud un estudio con el objetivo de conocer si existen diferencias entre la satisfacción de los pacientes con los que se usa la HCI y la de los pacientes con los que se sigue utilizando HC escrita convencional.
En 1994 se instaló en 2 consultas del Centro de Salud Tudela-Oeste un programa de HCI, adaptado del Programa de Historias Clínicas del Hospital Reina Sofía de Tudela-Navarra, desarrollado por el Dr. Escolar5. De entre los usuarios con los que se utiliza HCI, se ha seleccionado a los que pertenecen a una de las 2 consultas en las que hay ordenador, mayores de 18 años y que hubieran tenido contacto con la HCI en la consulta de demanda en 3 o más ocasiones. Resultó un total de 70 personas. Asimismo, se ha elegido al azar otro grupo de 70 personas entre los pertenecientes a ese mismo cupo, mayores de 18 años, con los que se hubiera usado HC escrita en la consulta de demanda en 3 o más ocasiones. A estos 2 grupos se les ha pasado, mediante entrevista personal por personas ajenas a esa consulta, una encuesta construida y validada por Bretones y Sánchez6, sobre «Satisfacción de usuarios de atención primaria» (tabla 1). Dicha encuesta consta de 16 ítems, unos positivos y otros negativos, sobre otras tantas dimensiones: confianza que inspira el profesional al paciente, conocimientos técnicos del profesional, experiencia profesional, continuidad en el proceso, efectividad de las medidas adoptadas, integridad de la atención, eficiencia, accesibilidad, tiempo de dedicación, interés por el paciente, confidencialidad en la relación, amabilidad, información sobre el proceso, equidad en el trato, participación del usuario y aceptación libre del médico por parte del paciente. Para su respuesta, se ha usado una «escala de Likert» de 5 posibles alternativas. También se les ha preguntado sobre edad, sexo, nivel de estudios y uso o no habitual de ordenador.
De la muestra del grupo de pacientes con los que se usa HCI, se han realizado un total de 53 encuestas (lo denominaremos grupo 1), y del grupo de pacientes con los que se usa HC escrita, se han realizado 55 encuestas (lo llamaremos grupo 2). No se han encontrado diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos, con una p=0,05, en lo que se refiere a la distribución por sexo (ji-cuadrado, 0,044), edad (comparación de medias; Z, 0,058), nivel de estudios (ji-cuadrado, 0,496) y uso habitual de ordenador (ji-cuadrado, 3,22).
Realizando un análisis de la variancia de una vía, con una p=0,05, no se han detactado diferencias estadísticamente significativas en la puntuación total del test entre ambos grupos (p=0,99; ratio, 2,75). Al analizar lo contestado pregunta por pregunta en cada grupo, hay diferencias estadísticamente significativas en lo respondido en la pregunta n.º 1 (p=0,03; ratio, 9,11; confían más en su médico los sujetos del grupo 2), pregunta n.º 3 (p=0,03; ratio, 8,85; creen más que a su médico le falta experiencia los del grupo 1), pregunta n.º 4 (p=0,04; ratio, 4,25; sienten más que siempre tienen que contarle al médico todo desde el principio, los del grupo 2), pregunta n.º 12 (p=0,01; ratio, 0,84; creen que su médico debería ser más amable, más los del grupo 1), pregunta n.º 15 (p=0,02; ratio, 5,22; creen que a su médico le interesa su opinión, más los del grupo 2), y en la pregunta n.º 16 (p=0,03; ratio, 9,06; querrían cambiarse de médico, más los del grupo 1).
Realizando también un análisis de la variancia, con una p= 0,05, no se han detactado diferencias estadísticamente significativas entre la puntuación total de la encuesta y: sexo (p=0,57; ratio, 0,31), nivel de estudios (p=0,48; ratio, 0,86) y uso habitual de ordenador (p=0,87; ratio, 0,26). Y al realizar una correlación de Spearman entre la puntuación total de la encuesta y la edad, tampoco ha habido diferencias estadísticamente significativas (significación, 0,245; coeficiente de correlación, +0,11).
Coincidiendo con otros estudios realizados fuera de nuestro país3,4, no hemos hallado diferencias estadísticamente significativas en la satisfacción entre los pacientes con los que se usa HCI y aquellos con los que se utiliza HC escrita, si bien éstos no encontraban diferencias más concretamente, en la relación médico-paciente con el uso de ordenador. Además, se ha detactado que la satisfacción de los pacientes no varía con la edad, sexo, uso o no habitual de ordenador, ni nivel de estudios (en otros estudios, la satisfacción aumenta con la edad y con el nivel cultural bajo)6. Hemos utilizado la encuesta construida y validada por Bretones y Sánchez sobre «Satisfacción de usuarios en atención primaria»6, ya que no hemos encontrado ninguna encuesta validada en nuestro país sobre relación médico-paciente con el uso de ordenador.
Agradecimiento
Este trabajo ha sido patrocinado por el Departamento de Salud del Gobierno de Navarra.
Agradecemos también la colaboración prestada por Fernando Escolar Castellón, director del Área de Salud de Tudela (Navarra), sin cuya ayuda no hubiera sido posible la realización de este trabajo.