Introducción. Los niños y adolescentes de los países occidentales dedican más tiempo a ver la televisión que a cualquier otra actividad, excepto a dormir, e incluso pasan más tiempo frente al televisor que en las aulas1,2. Se ha calculado que los niños pasan 20-35 horas semanales delante del televisor3,4. Pero cada vez son más quienes piensan que ver la televisión no es malo en sí mismo y que sus consecuencias dependen del modo en que se ve.
Objetivo. Analizar el consumo televisivo de los niños por grupos de edad, los factores condicionantes y sus consecuencias.
Diseño. Estudio prospectivo observacional, transversal.
Emplazamiento. Área de salud urbana (ABS).
Participantes. Muestra aleatoria de 135 niños, de 2 a 14 años, que han asistido a una consulta programada en el seguimiento del programa del niño sano, calculada para un riesgo alfa de 0,05 y una precisión de ± 8%.
Medidas e intervenciones. Por encuesta de elaboración propia recogemos datos del consumo televisivo, la programación preferida y los datos sociodemográficos.
Resultados. El tiempo dedicado a ver la televisión fue de 98 ± 50 min los días laborables y de 127 ± 80 los fines de semana; no observamos diferencias estadísticamente significativas por sexo ni grupo de edad. Un 48,9% de los niños veían solos la televisión; por grupos de edad correspondían al 29,3% de los niños de 2 a 8 años, y al 73,3% de los de 9 a 14 años. La programación preferida en un 96% fueron los dibujos en los niños de 2 a 8 años y en el 53,3%, las películas o series en el grupo de 9 a 14 años; el contenido violento estaba presente en el 51,1% de los casos. El 48,9% de las familias tenía más de 2 televisores en casa y el 26,7% de los niños tenía televisión en su habitación. Los niños con padres con estudios más inferiores vieron más horas de televisión (estudios primarios, un 76,3% de consumo televisivo superior a 3 h; estudios superiores, un 23,7% de consumo superior a 3 h; p < 0,002). No se observaron diferencies estadísticamente significativas según el estado civil ni el trabajo de los padres. El 29,6% de los niños que veían la televisión presentaba problemas escolares. Los niños con un consumo televisivo más elevado presentaban en un 26,3% un peso superior al percentil 90. De los que tenían televisión en la habitación, en un 22,2% se producía un consumo superior a 3 h al día. La violencia televisiva estaba presente en el 37,6% de los niños que presentaban trastornos del sueño.
Conclusiones. Los niños de nuestro estudio vieron la televisión de 6 a 15 h semanales. Pero son muy pocos los padres que realmente saben cuánto tiempo pasan sus hijos delante del televisor, por diversos motivos. Es necesario un cambio de actitud en el que el equipo pediátrico ha de participar desarrollando programas de salud destinados al uso adecuado de la televisión.