La uña encarnada u onicocriptosis es una de las patologías de la uña que con mayor frecuencia se ve en la consulta de atención primaria. Se calcula que se producen 10.000 nuevos casos que necesitan tratamiento cada año en el Reino Unido, unos 20 por cada 100.000 pacientes vistos en las consultas de primaria1. Suele afectar preferentemente a personas jóvenes entre la segunda y tercera décadas, aunque puede manifestarse a cualquier edad.
Su patogenia se debe a una desproporción entre el tamaño del lecho ungular que es demasiado estrecho y una lámina ungular demasiado ancha por lo que la uña, al crecer, tiende a enclavarse en los bordes laterales produciendo dolor e inflamación y en ocasiones incapacidad para la deambulación. La causa más habitual es el uso de zapatos estrechos y/o mala técnica en el corte de uñas2.
Clínicamente existen 3 estadios según su evolución:
Estadio 1: eritema, edema y dolor a la presión sobre el pliegue ungular lateral.
Estadio 2: empeoramiento del estadio anterior asociado a infección y supuración.
Estadio 3: los síntomas se intensifican, existiendo además tejido de granulación e hipertrofia laminar.
En la práctica es más fácil la diferenciación entre uña encarnada leve o intensa según exista o no tejido de granulación en el pliegue lateral3.
La elección del tratamiento viene determinada por el estadio en el que se encuentre. En la forma leve utilizamos tratamiento conservador que incluye técnicas como sumergir el pie en agua caliente durante 10-15 minutos, levantar el trozo de uña enclavada con un trozo de algodón o gasa y el uso de antibióticos tópicos u orales. En las formas intensas está indicado el tratamiento quirúrgico en sus distintas formas4-6.
Objetivos. Describir nuestra experiencia de un año en la realización de matricectomía química con fenol en el tratamiento de las formas intensas. Se utiliza esta técnica por su sencillez, no requiere gran destreza quirúrgica y presenta buenos resultados.
Diseño. Estudio descriptivo, retrospectivo, que recoge las intervenciones realizadas en el período desde el 1 de abril de 1999 hasta el 31 de marzo de 2000 con pacientes de las 12 consultas de atención primaria del centro (mañana y tarde).
Emplazamiento. Centro de salud El Greco, ubicado en el núcleo urbano de Getafe con una cobertura de 20.000 habitantes.
Mediciones principales. Se revisaron las historias clínicas, extrayéndose los datos de la historia informatizada OMI-AP, recogiéndose los datos del episodio uña encarnada y del protocolo de cirugía menor que se rellena después de cada proceso quirúrgico. Los pacientes derivados al especialista de zona lo fueron por decisión clínica de su médico y por las características del paciente.
Se decidió realizar tratamiento conservador en las formas leves considerando un corte adecuado de las uñas y tiras de algodón o gasa por debajo de ellas y con seguimiento en la consulta de enfermería que derivaba al paciente a la consulta de médico en caso de no mejoría o empeoramiento para valorar tratamiento quirúrgico.
En cuanto al tratamiento quirúrgico utilizado, realizamos matricectomía química con fenol, técnica sencilla de realizar en el centro de salud y que no precisa gran destreza quirúrgica por parte del médico. Se requiere un material quirúrgico fácil de obtener: tijeras de punta fina, mosquito recto, alcohol de 70o, desinfectante, anestésico, venda de gasa, pomada antibiótica y solución acuosa de fenol al 88%. La intervención se realizaba en la sala de curas utilizada como quirófano para cirugía menor en nuestro centro.
Las variables que se recogieron fueron: edad, sexo, derivación al especialista, tipo de tratamiento (conservador o quirúrgico), complicaciones (precoces y tardías), tiempo medio de espera para la intervención (medido en días) y grado de satisfacción del paciente. Esta última variable se valoró mediante encuesta telefónica.
Resultados. Durante el período de estudio se han registrado 79 casos de pacientes con el diagnóstico de uña encarnada, de los que 10 se derivaron al especialista por criterio de su médico, 33 recibieron tratamiento conservador por la forma leve de su enfermedad y en 36 se realizó matricectomía.
La edad media de los pacientes fue de 37,49 años, con una desviación estándar de 23,25.
De los 36 pacientes intervenidos se registraron 6 complicaciones (16,6%) en 6 pacientes distintos, de las cuales 3 (8,3%) fueron complicaciones precoces consistente en infección de la uña intervenida en la primera semana poscirugía, con buena respuesta a tratamiento antibiótico oral. Las 3 restantes (8,3%) fueron complicaciones tardías consistente en recidiva de la uña intervenida.
El tiempo medio de espera fue de 2,36 días, con una desviación estándar de 2,01. El intervalo oscilaba en 1-8 días, dependiendo tanto de cuestiones de organización del quirófano
para cirugía menor del centro como por conveniencias personales de los pacientes.
Se evaluó el grado de satisfacción mediante una encuesta telefónica que valoraba la estética y la atención prestada en buena o mala. Sólo un paciente (2,7%) mostró su descontento
en cuanto a la estética, pero no así en cuanto a la atención prestada, coincidiendo con uno de los casos de recidiva. Todos los pacientes (100%) mostraron su satisfacción en cuanto a la calidad de la atención prestada, el escaso tiempo de espera y las facilidades para adecuar la cita a sus horarios.
Conclusiones. Teniendo en cuenta lo limitado de su interpretación al tratarse de un estudio descriptivo, llama la atención la escasez de complicaciones, limitado tiempo de espera y alto grado de satisfacción de los pacientes, lo que se justifica por la sencillez de la intervención y la accesibilidad al centro de los pacientes. El escaso número de complicaciones nos indica que el empleo de esta técnica ofrece un gran margen de seguridad en su manejo. De todas formas no se debe olvidar guardar unas mínimas normas en cuanto a la técnica quirúrgica, empleo de anestésicos locales, asepsia y contraindicaciones, para que las complicaciones sean anecdóticas. Por todo ello pensamos que esta técnica debe facilitarse a nuestros pacientes en las consultas del centro de salud, así como formar parte del programa de formación de los residentes y ser motivo de cursos para los médicos de atención primaria.
Es interesante reseñar que, al evitar estas consultas, habría un gran ahorro económico y a la vez disminuiría la lista de espera de los especialistas correspondientes.