Sres. Directores: Su oportuno editorial1, que resalta algunos problemas planteados con esta vacunación, suscita, desde un concello rural gallego, comentarios sobre los aspectos éticos y de gestión, que serán relevantes si se desarrolla la campaña en otras comunidades.
En primer lugar, la alerta epidemiológica2 que justificó una estrategia de vacunación masiva3, requería llegar al menos al 80% de la población diana, más de medio millón de personas, en alrededor de un mes. Esto nos condujo a discutir en nuestro centro de saúde la necesidad de emplear los datos del censo-padrón de habitantes, como única forma de alcanzar a los grupos de máximo riesgo4,5, que contendrían alrededor del 60% de los casos esperables, y nos hizo considerar al beneficio de la vacunación como bien de interés general o de protección prioritaria.
En segundo lugar, hemos gestionado la campaña automatizando la cobertura de las fichas individuales de vacunación y su envío (correo, entrega en escuelas) mediante la conversión de la salida texto del programa del censo, en base de datos, lo que nos permitió, al vacunar rápidamente a los escolares, disponer de todo el mes para la captación (y recaptación telefónica) de los menores de 3 años y de los menores de 19 años no vacunados en sus centros de estudio (grupo de edad de 16-19 años).
Se integró el trabajo del personal del centro de saúde, el de los profesores y el de los administrativos del ayuntamiento, y no hicieron falta recursos externos, superándose ampliamente los objetivos de la campaña6.