Presentamos el caso de un paciente varón de 16 años, correctamente vacunado y sin antecedentes de interés. Acudió a nuestra consulta de atención primaria por la aparición de una lesión cutánea en el primer dedo de su pie derecho de largo tiempo de evolución, progresiva, dolorosa, que se acompañaba de deformación ungueal. Negó en todo momento antecedente traumático, infeccioso ni otra sintomatología.
En el examen de la piel descubrimos una uña distrófica en el primer dedo del pie derecho junto con una lesión excrecente, localizada en la región medio-distal, de apariencia carnosa pero dura a la palpación, y de 1cm de diámetro (fig. 1).
Con la sospecha diagnóstica de fibroqueratoma acral benigno, el paciente fue remitido a las consultas de dermatología. Allí, tras anamnesis y exploración física, solicitaron una radiografía del pie derecho como prueba complementaria al plantear dicho diagnóstico diferencial con exóstosis ósea del primer dedo (fig. 2).
El paciente fue finalmente diagnosticado de exóstosis subungueal y derivado al servicio de traumatología, con posterior intervención quirúrgica mediante osteotomía y buena evolución postoperatoria.
La exóstosis subungueal (ES) es una enfermedad relativamente poco frecuente, que se presenta clínicamente como dolor de meses de evolución a nivel de la lesión, eritema y deformación del lecho ungueal1. Suelen relacionarse con traumatismos, fundamentalmente en adolescentes2. Se trata de una enfermedad característica de la segunda década de la vida, que afecta más predominantemente a los pies que a las manos y, en concreto, al primer dedo de forma más habitual3.
Es especialmente importante en este caso, la presencia de un amplio abanico de posibilidades dentro del diagnóstico diferencial, ya que nos podrían plantear dudas con otras enfermedades como tumores glómicos, fibrosos, quiste sinovial mixoide, quistes sinoviales, granulomas o melanomas subungueales4. El tratamiento definitivo de la ES consiste en la extirpación quirúrgica de la lesión1.
Consideramos sumamente importante el abordaje inicial desde atención primaria de las lesiones subungueales, incluyendo anamnesis y exploración física minuciosa. En este caso, nos gustaría recalcar la forma de presentación clínica característica de la ES. Por eso, ante una lesión subungueal en primer o segundo dedo del pie que afecte a un paciente en segunda década de la vida, debemos plantearnos, cuanto menos, que se trate de una ES y solicitar radiografía del miembro.