En los últimos años la pandemia de la COVID-19 ha desencadenado una situación crítica a nivel mundial, ejerciendo un impacto profundo tanto en la salud física como en la económica de la sociedad. Más allá de la trágica pérdida de vidas humanas, ha dejado una marcada huella en la salud mental de las personas. La incertidumbre y las transformaciones sociales derivadas han tenido un efecto notable en el bienestar emocional de la población.
El artículo Determinantes sociales de la ansiedad en el siglo XXI1, plantea que el aumento de los trastornos de ansiedad en la sociedad se debe a una variedad de factores, incluyendo los sociales, tecnológicos, laborales y medioambientales. La pandemia de COVID-19 ha exacerbado notablemente esta situación, evidenciando desigualdades preexistentes y generando preocupación a nivel mundial.
Después de la cuarentena, las dificultades financieras y el estigma social se erigen como las principales fuentes de ansiedad, exacerbando significativamente los sentimientos de ira, frustración, depresión y ansiedad en el periodo poscuarentena2,3. Paralelamente, el estrés postraumático se destaca como uno de los problemas de salud mental más perjudiciales, englobando trastornos afectivos y de ansiedad que impactan indiscriminadamente a hombres y mujeres. Por consiguiente, resulta imperativo implementar alternativas y medidas que faciliten el afrontamiento de este estrés generado4,5.
Es fundamental señalar que no todo fue negativo y es necesario abordar la situación desde otra perspectiva. Durante este período, los diversos cuidados personales y grupales posibilitaron mejoras en hábitos y costumbres sociales. Por ello, para reducir los casos de ansiedad, es fundamental planificar y evaluar actividades que permitan a las personas ser resilientes, desarrollando una personalidad resistente y optimista ante la situación. Esto proporcionaría una comprensión más completa y equilibrada de los efectos de la ansiedad provocada por factores externos e internos.
En resumen, se puede afirmar que las personas que reciban tutoría, seguimiento y evaluación por parte de los profesionales de la salud experimentarán mejoras en su autoconocimiento y autoestima. Esto establece una conexión entre la salud mental y aspectos como el bienestar emocional, la satisfacción en la vida y la habilidad para abordar problemas.
FinanciaciónNo existen fuentes de financiación públicas ni privadas.
Conflicto de interesesEl autor declara no tener ningún conflicto de intereses.