En la actualidad, el cambio climático representa un desafío inevitable para la humanidad, afectando la salud de numerosas personas en todo el mundo mediante cambios meteorológicos como tormentas, olas de calor, inundaciones, alergias, contaminación alimentaria, y desnutrición, entre otros. La historia revela que la revolución industrial marcó un punto crucial en las emisiones de gases de efecto invernadero, principalmente por parte de grandes empresas dedicadas a la producción y el consumo masivos.
El artículo Determinantes sociales de la ansiedad en el siglo XXI1 plantea que el aumento de los trastornos de ansiedad en la sociedad se debe a una variedad de factores, incluyendo aspectos tecnológicos, laborales y medioambientales. Si bien es válido e importante enmarcar estos aspectos, es crucial considerar también el impacto medioambiental. En este sentido, durante la 28.ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28), organizada por las Naciones Unidas en los Emiratos Árabes Unidos a finales de 2023, se proyectó que para el 2030 y el 2050 las temperaturas extremas podrían causar hasta 250.000 muertes anuales. Por consiguiente, resulta fundamental enfocarse en políticas de salud que protejan tanto a los pacientes como al personal médico y a los servicios sanitarios, mitigando así el impacto del cambio climático y reduciendo la huella de carbono asociada al sector de la salud2,3.
Desde esta perspectiva, es crucial destacar los siguientes desafíos y proponer soluciones integrales. Mantener operativos los servicios de salud es esencial. Según la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Económico y Social en América Latina y el Caribe, así como otros países, los fenómenos meteorológicos extremos pueden causar daños a las instalaciones y provocar interrupciones en los servicios de salud4. Por consiguiente, el Banco Iberoamericano de Desarrollo (BID) resalta la importancia de realizar inversiones en infraestructura y equipos que sean analizadas cuidadosamente para garantizar su adaptación y resistencia ante los cambios extremos en la naturaleza. Además, es fundamental mejorar la resiliencia en los sistemas de salud frente al clima. Llevar a cabo investigaciones a largo plazo que contribuyan a la predicción de alertas tempranas, desarrollar productos tecnológicos e infraestructuras médicas sostenibles, así como capacitar al personal sanitario en estrategias para resistir al clima, son pasos fundamentales. Por último, reducir la huella de carbono representa otro desafío crucial. Se ha detectado que el 4% de las emisiones de gases de efecto invernadero proviene del sector salud. Por lo tanto, es esencial implementar prácticas y tecnologías más sostenibles en los servicios de salud para mitigar este impacto ambiental.
Por lo tanto, es imprescindible tener en cuenta acciones que mitiguen los daños causados por el cambio climático hacia el sector de salud. En primer lugar, se debe promover la adopción masiva de métodos sostenibles en la construcción de áreas médicas, con el fin de reducir las emisiones tóxicas. En segundo lugar, es necesario aumentar la utilización de servicios digitales en el ámbito de la salud. En tercer lugar, se debe fomentar la adquisición y el uso de equipos médicos con bajo consumo de energía5.
Para concluir, las organizaciones e instituciones dedicadas al ámbito de la salud deben garantizar un futuro sostenible en los sistemas sanitarios. Esto implica no solo promover y fortalecer planes sólidos de adaptación y mitigación sanitaria frente al cambio climático, sino también trabajar en conjunto para enfrentar este desafío global de manera efectiva y colaborativa.
Responsabilidades éticasEl consentimiento informado no fue requerido, debido a que la información fue recolectada a partir de fuentes secundarias.
FinanciaciónNo existen fuentes de financiación públicas ni privadas.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.