Algunos pacientes con diabetes tipo 1 tienen valores erráticos de glucosa y riesgo incrementado de hipoglucemias graves, incluso aquellos tratados con un infusor subcutáneo continuo de insulina (ISCI). También el miedo a estas hipoglucemias puede dificultar el conseguir los objetivos metabólicos adecuados. Los sistemas de monitorización continua de glucosa (MCG) a tiempo real han demostrado en algunos estudios mejorar estos aspectos1,2. Esta mejoría se ha observado fundamentalmente cuando el paciente utiliza el sensor más del 70% del tiempo3,4. Sin embargo, este uso del sensor de forma continuada es en ocasiones rechazado por el paciente, debido a diversos factores, como la irritación cutánea causada por el catéter o la molestia producida por las alarmas del sensor. Otro factor que influye es la falta de financiación de este tratamiento por la mayoría de los sistemas sanitarios, lo cual hace que la mayoría de pacientes no puedan acceder a él debido a su elevado coste.
Los autores de este artículo, pertenecientes al Helen DeVos Children's Hospital (Michigan, Estados Unidos), realizaron, desde 2006, ensayos de 4 semanas para valorar la aceptación de la MCG por parte del paciente, así como el potencial beneficio del uso del sistema a largo plazo. Este periodo de prueba se realizaba sin coste adicional para el paciente ni para su compañía de seguros. Se determinaba la hemoglobina glucosilada (HbA1c), antes y después. Tras las 4 semanas, el paciente, o la persona encargada de su cuidado en el caso de niños pequeños, completaba un cuestionario para evaluar su percepción de la utilidad y el beneficio del sistema. Todos los pacientes, de entre 3 y 25 años de edad, eran portadores de ISCI. Los pacientes fueron visitados de nuevo a las 2 semanas para realizar ajustes en su tratamiento.
En este estudio se revisaron retrospectivamente las historias clínicas de los pacientes incluidos en el periodo de prueba (grupo 1; n= 32) y las de 8 pacientes que utilizaron la MCG entre 2 y 18 meses (grupo 2). Se evaluó el impacto de la MCG sobre el control metabólico, valorado mediante la HbA1c antes y después de la utilización del sensor, y la percepción de la utilidad del sistema por parte del paciente o su cuidador, mediante un cuestionario de 13 preguntas. Se observó una reducción estadísticamente significativa de la HbA1c en ambos grupos con el uso de la MCG. En este estudio no se contó con un grupo control, y por tanto no se pudo analizar si la mejoría se debía directamente al uso del sensor o estaba causada por la influencia de otros factores, como las visitas médicas más frecuentes. También cabe destacar que los cambios de HbA1c en el grupo 1 fueron valorados tras un periodo breve de 4 semanas.
El beneficio más comúnmente percibido (por un 88% de los pacientes) fue la prevención de la hipoglucemia, seguido por la reducción del miedo a las mismas (83%). Otros beneficios frecuentemente percibidos fueron la mejoría en el control metabólico y la mejoría de la calidad de vida. En el grupo de prueba, un 88% de pacientes manifestó su deseo de seguir utilizando la MCG. Y todos aquellos que lo llevaron más de 2 meses desearon continuar haciéndolo.
Son necesarios más datos para evaluar la eficacia del uso prolongado de la MCG. También la falta de financiación, en la mayoría de casos, sigue siendo un obstáculo significativo para su uso a largo plazo. Diversos estudios han demostrado que es fundamental la motivación y aceptación del tratamiento por parte del paciente. Un periodo de prueba limitado, de algunas semanas, podría ser una herramienta muy útil para valorar la tolerabilidad y el potencial beneficio de la MCG a largo plazo en pacientes seleccionados.