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Vol. 73. Núm. 3.
Páginas 217-218 (mayo - junio 2016)
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Vol. 73. Núm. 3.
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Salud y sociedad
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Oliver Sacks: genio como neurólogo, escritor y paciente
Oliver Sacks: the genious as neurologist, writer and patient
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Adrián Soto-Mota
Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, Ciudad de México, México
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La mejor definición de genialidad que conozco es “la capacidad de ver lo que nadie ha visto donde todos están mirando”. Pienso que es la mejor definición porque es aplicable a todos los ámbitos donde podemos reconocer genialidad; es aplicable desde quien vio que la Tierra gira alrededor del Sol y no al revés, hasta quien vio que la mejor manera de marcarle un gol a Inglaterra era no prestarle la pelota a nadie. Pues bien, Oliver Sacks vio cosas que frecuentemente pasan por alto los médicos, los escritores y los pacientes.

1El médico

Que se resistió a serlo. Entró a la escuela de medicina por seguir los pasos de sus padres y uno de sus hermanos mayores; sin embargo, al terminar sus estudios, intentó entrar como piloto a la fuerza aérea, y afortunadamente fracasó. Después de un viaje de introspección por Canadá, se decidió a iniciar sus estudios de especialización en neurología y se mudó a los Estados Unidos1.

Hay dos ideas que, aunque no sean invención suya, destacan en su faceta como médico porque con mucha frecuencia se olvidan:

  • 1.

    El interrogatorio es la herramienta clínica más útil.

Para cuando Oliver Sacks estudió neurología, la exploración neurológica ya era el “arte oscuro lleno de epónimos” que es actualmente, e iniciaba el furor por los estudios neurofisiológicos. Sin embargo, supo reconocer que aunque estas herramientas tienen utilidad, tanto en la exploración como en los estudios paraclínicos, el paciente es en realidad un ente pasivo, no hay un intercambio verdadero de información.

Aunque sea anticuada y poco sofisticada, es en la tribuna libre donde el paciente expresa su motivo de consulta, lo que más le aflige, lo que hizo que rompiera su rutina para venir a exponerse con un extraño.

El principal consejo de Sacks a todos los médicos en formación fue: “escucha minuciosamente y sin juicios a todos tus pacientes”2.

  • 2.

    Claude Bernard

A todos nos lo han dicho: “hay enfermos y no enfermedades”; sin embargo, no es nada raro presentar pacientes como números de cama o diagnósticos.

A pesar de que, para respetar la privacidad de sus pacientes, todos los nombres de sus casos eran ficticios o abreviados, nunca los dejó de usar. En sus libros, conferencias y entrevistas siempre fue el Dr. P. Shirl Jennings, Rosalie. Esto no sólo por humanismo, sino también por la convicción de que dos personas pueden tener el mismo diagnóstico y necesitar tratamientos diferentes; no es lo mismo ser daltónico, que ser daltónico y pintor.

2El escritor

De lo que sea. Sin importar si era una novela, una carta a su profesor o una nota de evolución3, Oliver Sacks explotó la capacidad natural del cerebro humano para contar y retener historias4.

Se dio cuenta de que los textos pueden tener objetivos diferentes y pueden estar dirigidos a diversos tipos de lectores; sin embargo, la transmisión de una idea escrita siempre será más efectiva si va inmersa en un relato. Su estilo literario siempre fue descrito casi como “conversacional”, “sencillo de leer”, e incluso sus notas médicas eran descritas como “noveladas”3. Este estilo era consciente y deliberado, ya que llegó a recomendar de manera explícita el registro en prosa de ideas y experiencias clínicas con objetivos científicos5.

En uno de sus libros autobiográficos, Tío Tungsteno6, Oliver Sacks narra un recuerdo que tiempo después él mismo reconoció nunca haber vivido, y más aún, no se podía identificar en qué era diferente al recuerdo similar pero verdadero7. En otras palabras, reconoció que el cerebro humano y su tendencia a la narrativa es capaz de enriquecer una historia ficticia hasta hacerla indistinguible de una verdadera, y que este es un recurso que ningún escritor puede darse el lujo de rechazar.

En palabras del mismo Sacks al respecto: “cada acto de percepción es en cierta medida un acto de creación, y cada acto de la memoria es en cierta medida un acto de imaginación”8.

Acorde con su pasión por escribir, Sacks solía escribir un diario en cada viaje que hacía. Para fortuna nuestra vino a México en el año 2000, y más que a México, vino a Oaxaca (de ahí el Oaxaca Journal)9. Tomaré unos extractos que plasman su personalidad y capacidad de observación: “A menudo voy a congresos profesionales de neurólogos y neurocientíficos. Pero la sensación en esta reunión era totalmente diferente: había una libertad, una comodidad y ausencia de competencia como yo nunca había visto en un congreso profesional[…]”. En Oaxaca, camino a Yagul: “Estoy empezando a tener un sentido de una vida, una cultura, profundamente diferente a la mía. Los sentimientos son similares, de algún modo, a los que uno tiene en Roma o Atenas, pero muy diferentes de otras maneras, porque esta cultura es tan diferente: tan completamente orientada al sol, al cielo, al viento, al clima, como un comienzo. Los edificios miran hacia afuera, la vida mira hacia afuera, mientras que en Grecia y Roma el enfoque es hacia adentro[…]”; “Yo se que Oaxaca tiene la flora más rica en México. Ahora me doy cuenta que también tiene la más variada y rica comida. Creo que estoy comenzando a enamorarme de este lugar”9.

3El paciente

Oliver Sacks fue un paciente que padeció migraña, prosopagnosia, ceguera unilateral secundaria y una variedad rara de melanoma con aún más raro desenlace10. Sacks nunca se enfocó en los aspectos inexplicables e irremediables de sus padecimientos, los aceptó como tales y se enfocó en su adaptación a los mismos y en aprender de sí mismo a través de ellos. Su curiosidad fue tal que llegó a experimentar con drogas ilegales11 y a realizarse resonancias magnéticas funcionales mientras tenía alucinaciones12.“Los padecimientos lo serán menos si tenemos una actitud introspectiva y de aprendizaje ante los mismos”; este es un mensaje excéntrico pero poderoso para cualquier enfermo, sin importar si se trata de un simple resfriado o cáncer terminal. Es gracias a esa actitud que al final de sus días pudo escribir: “no puedo fingir que no tengo miedo, pero el sentimiento que predomina en mí es la gratitud”10.

Pero quizás la visión más importante de Oliver Sacks fue darse cuenta de que el cerebro es el más humano de nuestros órganos y que su desarrollo termina solo con la muerte. Eso es algo que con mucha frecuencia también pasa desapercibido donde muchos están mirando.

Conflicto de intereses

El autor declara no tener ningún conflicto de intereses.

Referencias
[1]
O.W. Sacks.
On the Move: A Life.
Alfred A. Knopf, (2015),
[2]
Oliver Sacks.
The Lancet, 356 (2000),
[3]
Oliver Sacks on Writing. Perf. Oliver Sacks. Oliver Sacks, 26 May. 2015. Acceso 27-octubre-15. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=DrlmwEfXg7Y
[4]
Oliver Sacks on Humans and Myth-making. Perf. Oliver Sacks. Big Think, 23 Apr. 2012. Acceso 27-octubre-15. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=4AnuxDdg2II
[5]
G. Groopman.
Oliver Sacks, the Doctor.
The New Yorker., (2015),
[6]
O.W. Sacks.
Uncle Tungsten: Memories of a Chemical Boyhood.
Vintage Books, (2001),
[7]
O.W. Sacks.
Speak, Memory. The New York Review of Books.
(2013),
[8]
O.W. Sacks.
Musicophilia: tales of music and the brain.
Alfred A. Knopf, (2007),
[9]
O.W. Sacks.
Oaxaca Journal.
Vintage Books, (2002),
[10]
O.W. Sacks.
My Own Life. The New York Times..
(2015),
[11]
O. Sacks.
Hallucinations.
Alfred A. Knopf, (2012),
[12]
Sacks, OW. Oliver Sacks: what hallucination reveals about our minds. Youtube; 2009. Acceso 27-octubre-15. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=SgOTaXhbqPQ
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