Cuando se publique el presente número, se estará celebrando o justo habrá concluido la XVI Reunión Nacional de Electrocerámica. Entre el 28 y el 30 de junio, organizada en la ciudad de Jaca por el Instituto de Nanociencia y Materiales de Aragón y la sección de Cerámicas para Energía y Electrónica de la Sociedad Española de Cerámica y Vidrio, esta edición será un paso más en la ya dilatada trayectoria de esta reunión. En el momento de escribir estas líneas ya se puede asegurar el éxito de la reunión con más de 70 inscritos, 5 conferencias invitadas, 39 conferencias y 14 “Flash presentations”, que vienen a sustituir a la clásica sesión de posters que parece estar en remisión. Las sesiones en las que se divide la reunión son: baterías, membranas/catálisis, pilas de combustible, procesamiento y caracterización de cerámicas funcionales y ferro-piezo-multifunctionales. Las tres primeras sesiones, relacionadas todas con el ámbito de la energía representan prácticamente la mitad de la reunión, lo que indica probablemente dónde se está poniendo más esfuerzo en investigación en estos momentos. Y resulta curioso observar que las cerámicas ferroicas (ferro-piezo) que son las electrocerámicas clásicas y las que dieron nombre de hecho a la Reunión cuando empezó allá en 1991, representan aproximadamente una cuarta parte de los trabajos.
Esto me lleva a una reflexión general sobre la adaptación a los cambios generados por la evolución de las investigaciones científicas, sobre todo pensando en hacer llegar a la sociedad las expectativas de avances que razonablemente se esperan en diferentes campos sin inducir a confusión. En este punto los nombres, las denominaciones concretas de proyectos, centros y actividades son importantes. Por ejemplo, el concepto de “electrocerámica” que dio lugar a esta serie de reuniones y posteriormente a la sección del mismo nombre de la SECV, ha ido diluyéndose con el tiempo. El nombre respondía a la idea de que lo relevante de estas cerámicas eran sus propiedades electromagnéticas singulares, bien diferentes a las propiedades mecánicas y térmicas que eran las importantes en las aplicaciones clásicas de las cerámicas. Con el avance científico en el campo de la electrocerámica, se ha ido abriendo un abanico de aplicaciones que ha conducido a la interacción con una gran variedad de disciplinas. El interés en este tipo de materiales se ha expandido a otras comunidades científicas y técnicas que antes los veían muy alejados de sus necesidades. En este marco se ha ido asentando un concepto más general que engloba a este tipo de cerámicas que se suele denominar “cerámicas funcionales”, obviamente dentro del campo más general que se conoce como “materiales funcionales”. De hecho, la antigua sección de Electrocerámica de la SECV fue renombrada como Cerámicas para Energía y Electrónica con el objeto de reflejar más fielmente su campo de aplicación real. El propio Instituto coorganizador de esta reunión cambió su nombre recientemente, pasando a ser el Instituto de Nanociencia y Materiales de Aragón para reflejar de manera más fidedigna sus proyectos e intereses científicos. Quizá es momento de pensar en la posibilidad de renombrar esta serie de reuniones, la Reunión Nacional de Electrocerámica, este modesto y exitoso congreso que empezó hace más de 30 años puede que necesite un cambo en su denominación para reflejar con mayor precisión su contenido científico y así, facilitar su visibilidad en la comunidad científica y técnica en la que su potencial incide.
Teselas de mosaico de la Sala Central de la Maqsura de la Mezquita de Córdoba.
La imagen muestra teselas originales y una intervención posterior realizada mediante aplicación de policromía cubierta por teselas transparentes.
Author: Auxiliadora Gómez Morón.
Affiliation: Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH), Sevilla, España.
