Como comentaba el Dr. Fisch en un artículo sobre el centenario del invento de la electrocardiografía1, esta cumple con la definición de un «clásico», ya que es de valor reconocido, tradicional, duradera, considerada un estándar de calidad y se mantiene de moda con el paso de los años. Ya en el prólogo de «Clinical disorders of the heart beat», publicado en 1912 y pudiendo considerarse el primer tratado de electrocardiografía clínica, Lewis destacaba la importancia de esta técnica y defendía su uso para la correcta valoración del paciente cardiológico. A lo largo del siglo XX, los conocimientos de esta disciplina se han expandido plenamente, pudiendo decirse que la cardiología moderna se ha desarrollado en gran parte desde y alrededor de la electrocardiografía. Además, los dispositivos se han reducido y los registros mejorado, de modo que el electrocardiograma (ECG) es una técnica barata, simple, reproducible, permite estudios seriados de forma inocua y en la actualidad es prácticamente ubicua en el ambiente médico1. De hecho, está tan presente en nuestra formación cardiológica básica que se puede tener la sensación de que «todo está ya dicho», o que se trata de una técnica del pasado frente a otras técnicas cardiológicas de tecnología puntera. Sin embargo, esto es totalmente erróneo. Las técnicas de imagen modernas, principalmente la ecocardiografía y la resonancia magnética cardiaca, así como el análisis de grandes poblaciones de pacientes, han permitido validar y perfeccionar patrones electrocardiográficos clásicos, como la localización y la extensión del infarto de miocardio, la hipertrofia ventricular, la displasia arritmogénica de ventrículo derecho… y describir nuevos patrones, como en el diagnóstico y pronóstico de los síndromes de muerte súbita. Esta aportación de las nuevas tecnologías a la electrocardiografía ha originado multitud de trabajos de investigación y recomendaciones de expertos que permiten realizar una clasificación más práctica y eficiente de nuestros pacientes. Ejemplos de estas actualizaciones son las recientes recomendaciones sobre el ECG en el síndrome de Brugada, el consenso sobre la repolarización precoz o el ECG en el atleta entre muchos otros.
Dentro del compromiso de Cardiocore con la formación continuada, hemos querido dedicar un monográfico a la electrocardiografía clínica, destacando algunos temas con el fin de llamar la atención sobre la importancia de la actualización en esta disciplina. El Dr. Bayés de Luna et al. representan un claro ejemplo de la investigación en la electrocardiografía, con infinitas aportaciones y claro compromiso con la formación médica. Recientemente sus investigaciones están en parte enfocadas a la enfermedad auricular, describiendo una entidad (síndrome de Bayés) que asocia trastornos de conducción interauricular y arritmias auriculares2. El Dr. Bayés de Luna et al. nos describirán la importancia del análisis de la onda P y las implicaciones clínicas de sus alteraciones3.
El Dr. Martín-Toro et al. nos describen la utilidad del ECG en la valoración de las miocardiopatías4. Aunque en estas entidades puede parecer que otras técnicas pueden tener mayor protagonismo que el ECG, los autores nos demuestran como este mantiene su importancia diagnóstica y pronóstica.
El Dr. Gómez Navarro et al. tratarán los patrones menos comunes dentro de la valoración de los síndromes coronarios agudos5. El ECG es la herramienta indispensable para la correcta clasificación diagnóstica, pronóstica y terapéutica de estos pacientes, y el conocimiento de patrones de mayor riesgo es de importancia para enfocar adecuadamente su manejo.
Finalmente, tanto el diagnóstico de los síndromes de muerte súbita como en gran parte su valoración depende de una correcta interpretación electrocardiográfica. Por ello el Dr. Frutos-López et al. tratan las novedades del ECG en las arritmias cardiacas, revisando su papel actual en el diagnóstico y tratamiento de los pacientes con trastornos del ritmo y riesgo de muerte súbita6.
Tras más de 100 años con una presencia preponderante en la cardiología, opinamos que la electrocardiografía se puede considerar totalmente un clásico, pero de plena actualidad.