La troponina es una proteína globular de gran tamaño que tiene un peso molecular de 78.000daltons y cuya elevación en suero es altamente específica de lesión miocárdica. Sus niveles en pacientes con insuficiencia renal crónica (IRC) y síndrome coronario agudo son difíciles de interpretar1 porque desde hace años se sabe que estos pacientes tienen niveles ligeramente elevados en ausencia de isquemia miocárdica clínicamente reconocida2. Las troponinas son aclaradas por el sistema reticuloendotelial3. Se desconoce si su aumento en la IRC es secundario a una disminución de la eliminación renal de los fragmentos de la troponina o a la existencia de microinfartos en estos pacientes3. Recientemente se ha descrito que en ausencia de síndrome coronario agudo, los niveles de troponina se asocian a un aumento de la mortalidad de los pacientes en hemodiálisis4,5. Por todo ello, este trabajo se planteó con 2 objetivos: valorar los niveles de troponina en pacientes con IRC estadio 3 y estudiar con qué variables se correlacionaban los niveles de troponinas en estos pacientes. Se hizo un estudio transversal de 55 pacientes con IRC estadio 3 según MDRD4 y edad entre 40 y 70 años, excluyéndose a los pacientes con anemia, con historia de enfermedad cardiovascular previa o con tratamiento inmunosupresor. Tras la firma del consentimiento informado (estudio aprobado por el Comité de Ética), se recogían los datos clínicos y farmacológicos y se solicitaba analítica (hemograma, bioquímica en sangre y orina de 24h, NT-proBNP, troponinas, beta2-M y PCR). Se midió la troponina I ultra mediante el método enzyme-linked fluorescent assay (ELFA) con una analizador «Vidas de bioMérieux». Los estudios estadísticos se realizaron con el SPSS 15.0.
Los 55 pacientes estudiados (20 con diabetes tipo 2) tenían 60,78±9,76 años, creatinina 1,57±0,35mg/dl, MDRD4 42,82±8,99ml/min, proteinuria 24h: 0,77±1,23g, PCR 0,35±0,34mg/dl, NT pro-BNP 247,69±309,53mg/dl, beta-2 microglobulina 3,51±1,50pg/ml y troponina 0,010±0,00ng/ml. Los niveles de troponina se correlacionaban positivamente con la PCR (r=0,51; p=0,003), la beta-2 microglobulina (r=0,49; p=0,04), la proteinuria 24h (r=0,39, p=0,036) y la frecuencia cardiaca (r=0,66; p=0,006).
A tenor de estos resultados se puede concluir que los pacientes con IRC estadio 3 tienen niveles de troponina sérica similares a la población general (<0,05ng/ml). Los niveles de troponina en estos pacientes se correlacionan positivamente con la PCR, la beta-2 microglobulina y la proteinuria y no existe correlación con la función renal, por lo que se podría indicar que, en ausencia de síndrome coronario agudo, los niveles de troponina se relacionan con biomarcadores inflamatorios y de lesión vascular y renal. La interrelación de estos biomarcadores en la IRC sin isquemia miocárdica podría servirnos de ayuda para identificar pacientes en riesgo de desarrollar síndrome cardiorrenal. Dado el escaso número de pacientes estudiados, harían falta estudios con mayor número de pacientes que pudieran confirmar estos resultados.